_________ abre la bolsa despacio, con calma. No tiene esa urgencia, esa necesidad
imperiosa que acostumbra a acompañar sus necesidades. Por alguna razón, en este
momento simplemente le resulta inevitable. Ella es alguien que se corta. Así de simple.
Es alguien que ha matado a sus padres. Es alguien que ha perdido a su hermano. Y es
alguien que se corta.
Se levanta la manga, pero mueve la cabeza en un gesto de desaprobación. Va a tener
que esperar a que se le curen algunas de esas heridas antes de volver a atacar el brazo.
Lo mejor será que vaya a por las piernas, aunque es un lugar más difícil de acceder.
Aun así, _________ se inclina hacia delante y se levanta el pantalón.
—Perdona.
Alguien le pasa por encima para coger un libro y _________ levanta la cabeza.
¿Es que nada puede salir bien?
Aprieta la cuchilla en su mano con rabia. Al hacerlo, se corta la palma de la mano.
¡Bien!
Pero eso es todo lo que puede hacer ahora. Y, de todos modos, es hora de irse. Tiene
que ir al trabajo.
_________ se coloca bien el pantalón, guarda sus cosas en la bolsa y se levanta. Mientras
se pone de pie, le llama la atención un pequeño volumen encuadernado en piel, muy
bonito a pesar de estar viejo y gastado. Está puesto de cualquier manera entre los
otros libros.
Se pregunta qué hará aquí este libro y mira el cartel al final del pasillo.
Drama isabelino y de la Restauración.
_________ no se había dado cuenta de la parte de la tienda que había escogido para
desmoronarse. Toma el libro, mira la cubierta azul de piel y empieza a pasar las páginas
manoseadas y con las esquinas dobladas de La tempestad, intentando leer las
anotaciones al margen que algún lector anterior debió hacer y que ahora apenas
resultan legibles porque la tinta se está borrando.
—¿Me dejas pasar ya?
Levanta la mirada y ve a un chico particularmente guapo. Puede que sea un actor.
—Sí, lo siento. —Finalmente se pone de pie y hace una pausa para volver a dejar La
tempestad en su sitio. Pero en lugar de eso, se pone el libro bajo el brazo y se dirige
hacia la caja.
_________ no sabe muy bien por qué lo quiere comprar. Se ha leído esta obra un millón de
veces. Además, ahora mismo no tiene tiempo de leer nada que no sea para el instituto y, aunque lo tuviera, tiene varias ediciones en casa.
Además... ¿No dijo que su padre era banquero? Lo último que necesita es una edición vieja y
mohosa como esta.
Seguramente le parecerá raro que le regale un libro de segunda mano, subrayado y
lleno de anotaciones. Probablemente le parezca raro que le haga cualquier tipo de regalo.
Y, de todos modos, ¿por qué está pensando en comprar algo para Niall?
Sin darse cuenta, _________ se toca la herida que él le curó.
No tiene por qué dárselo. No tiene por qué hacer nada con el libro. Incluso podría
tirarlo a la basura. O simplemente quedárselo. Pero la verdad es que Niall debería
leerse La tempestad. No importa, simplemente es algo para tener.
Tal vez su visita no haya sido una total pérdida de tiempo, piensa mientras paga y sale
corriendo hacia el trabajo.
***
—Vaya, fíjate. —Louis le guiña el ojo al verla entrar corriendo, sofocada y sin aliento,
casi veinte minutos tarde—. Espero que te lo hayas pasado bien.
—No exactamente. —_________ deja su bolsa debajo del mostrador—. ¿Qué humor tiene
hoy? —susurra mientras se coloca la tarjeta de identificación.
—Tienes suerte, hoy no está. Urgencias odontológicas.
—Oh... —_________ hace una mueca de dolor. Se sienta en uno de los altos taburetes que
hay detrás del mostrador y enrosca los pies en las patas metálicas.
—Pregúntame si ha pasado algo más —dice Louis. Se apoya en el respaldo de su silla y
la mira arqueando las cejas.
—¿Ha pasado alguna cosa más? —_________ recita la pregunta pero no escucha con
demasiada atención. Está pensando si tendrá tiempo de hacer deberes. Después de
todo, la señorita Hermoon no está aquí...
—Alguien ha preguntado por ti.
—¿Por mí? —_________ se sorprende—. ¿Te refieres a mi hermano?
—¡Vamos! —Louis pone los ojos en blanco—. ¿Crees que no conozco a tu hermano? Alguien más joven, de tu edad, un chico —añade, anticipándose a cualquier pregunta—. Ya le había visto antes por aquí.
—Oh... —_________ piensa durante un minuto. La única persona que se le ocurre es Niall—. ¿Qué quería?
—Saber si trabajabas hoy. Le he dicho que sí.
—Ah...—Se encoge de hombros intentando fingir indiferencia—. Bueno, puede que se vuelva a pasar.
—Puede. —Louis se recuesta en el respaldo y se levanta de un salto mientras Niall se acerca al mostrador.