11.

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Demonios.

A Chandler se le había olvidado mencionarle dos cosas tal vez importantes para su madre.

1. Que Austin también era gay.

2. Que fue su novio.

A pesar de que su madre amaba con toda el alma a Austin, (incluso, en una ocasión dijo que era Ausdler Shipper, vaya a saber de donde lo sacó) ella no estaba 100% segura que el mejor amigo de su hijo fuera gay.

—Bueno señora Riggs, todavía no me he enfocado en tener una pareja, realmente no tengo a nadie con quien estuviera decidido a tener una relación. — esto a Chandler no le gusto para nada. —Pero creo que esa persona llegara, e, incluso, podría decir que ya está más cerca de lo que creo. — Austin miro rápidamente a Chandler.

—Ow, bueno, creeme, estarás con alguien que de verdad te quiera. — le guiño un ojo.

—Gracias por la cena, pero me temo que tengo que irme. — sonrió lo mas amigable que pudo a la señora. —Estuvo deliciosa ¿Quiere que la ayude a ordenar?— pregunto educado.

—Oh. — rió un poco. —No cariño, Chandler puede hacerlo. — sonrió.

—Pero yo no quiero hace...—

—Chandler. Puede. Hacerlo. — repitió lentamente.

—Chandler puede hacerlo. — repitió asustado.

Austin se mordió el labio intentando no reír.

—¿Puede prestarme el baño un momento? — pregunto Austin.

—Claro amor, ya sabes donde está. —

El menor rodó los ojos.

—Cliri imir, yi sibis dindi ist...— Chandler estaba remedando a su madre hasta que esta le dio un zape.

—Carlton buscame mas jabón en el sótano. — ordeno. El chico rodó los ojos y fue a hacer lo que le habían dicho.

Cuando estaba subiendo las escaleras escucho un ruido bastante extraño, dejo el jabón al lado de su mama y fue a ver que era.

Fue a su habitación y encontró a Austin en ella.
—¿Qué haces aquí?— preguntó enojado.

—Nada... — rió un poco. —¿Te acuerdas cuando yo era un poco pasiva? Era gracioso porque tu estabas perdido. —

—Cállate. — susurró sonrojado.

—¿Te gustaría volver a serlo?— preguntó.

—No somos nada Austin, yo no... — Austin sin esperar a que terminara su oración lo tomó por su camisa y lo arrojó a la cama, colocándose encima, con sus rodillas a cada lado de la cintura de Chandler.

—Austin.. — Chandler advirtió. El rió y comenzó a besar el cuello del chico sabiendo perfectamente que esa era su debilidad. —Sueltame. — se intento zafar pero tenía acorralada sus muñecas con sus manos. Comenzó pasando una de sus rodillas lentamente por la entre pierna del menor, causando pequeños jadeos, Chandler cerró los ojos dejándose caer en las caricias de Austin.

—¡CHAAANDLEEEER!—

Su madre.

EL DIARIO DE CHANDLER; AUSDLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora