Epilogo

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Me encontraba sentada en mi habitación mientras veía mi armario. Tome unos jeans y una playera de la real sociedad, con el dorsal 11 de Carlos. Tome mi bolsa y baje. Entre al automóvil de Andre que había llegado temprano.

Hacia dos meses había sacado la licencia gracias a las clases particulares de mí ahora novio, mientras que mi hermano estaba hecho un manojo de nervios porque la prueba la iba hacer en su auto y me había visto aprender a estacionarme y por un pequeño accidente había golpeado la parte de atrás del auto de Carlos que casi sufrió un ataque. Al final resultó que solo había sido el foco, le di el dinero para que lo reparará y fue todo.

Conduje hasta llegar a Zubieta. Había entrenamiento y la entrada era libre el día de hoy lo cual se me hizo bien. Estacione y entre saludando al guardia que ya me conocía, había venido varias veces con André y Lauren a los partidos. Camine hasta donde estaban todos entrenando y ahí los vi. Me acerqué y Antoine me saludo con la mano desde donde estaba y después le susurró algo a Carlos que inmediatamente poso su vista en mí y me saludo con su típica sonrisa.

Cuando terminaron el entrenamiento varios de los hinchas bajaron a convivir con ellos un momento. Yo baje y salude a todos los jugadores y después me acerqué a Carlos.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto curioso pasando sus brazos por mi cintura y después depositando un beso en mis labios.

—Nada que sea de tu incumbencia, es un acto de negocios... —le dije cuando nos separamos y el solo levanto la ceja.

—Pero que fea playera traes, bueno solo el dorsal y el nombre de un dulce mexicano, te voy a dar una de Griezmann nada como traer una playera de un francés sensual —dijo Antoine riendo. Mientras que Carlos me soltó del abrazo y se acercó a él para darle un zape en la cabeza.

—El amor te ha hecho más golpeador. —le grito Antoine.

—Si, ¿quieres más?... —le respondió.

—Le voy hablar a los Dos Santos para decirles que su Caki ya los cambio, por la chica que trae una playera con el dorsal de un chocolate... —mencionó riéndose Antoine.

—Tu te callas... mira te hablan los hinchas ve con ellos. —le dijo Carlos empujándolo.

—Cuidado con lo que hagan, eh los estoy observando —y colocó dos dedos en sus ojos y nos miro y señaló. Yo me reí.

—¿Que haces aquí preciosa? —me tomo de la cintura y me pego a él.

—Ya te dije es un acto de negocios.

Y entonces vi cómo se acercaba el entrenador Jagoba Arrasate. Y me separe de Carlos y corrí hasta donde estaba el hablando con otro hombre.

—Hola —le salude y ambos hombres me miraron.

—¿En que te podemos ayudar?

—Este, mire soy novia de Carlos —dije tímida y ellos asintieron.— Bien la cosa es que hace unos meses compre unas entradas a un partido de la NBA junto a unos amigos y bueno mis amigos no van a ir y yo se las obsequie a Vela y él me dijo que no podía ir por el equipo, que tendría que pedir permiso pero que dudaba en que le dieran permiso y bueno yo quería...

—¿Querías saber si nosotros le dábamos el permiso? —asentí.—Mira linda necesitaría consultarlo con el presidente del club. ¿Cuando seria el partido?

—Es a finales del próximo mes el 29 de junio. No importa si solo son dos o tres días yo me encargo de que Vela vuelva a tiempo.

— ¿Que te parece si lo consulto y reviso calendarios?

—Eso sería perfecto, y en verdad siga haciendo que todos estos chicos hagan su trabajo, sobre todo a Vela que es un poco flojo ya lo sabe... hágalo correr el doble... —dije riéndome.

Ambos rieron y entonces sentí unas manos en mis hombros.

—¿Cuál es el chiste? ¿Qué les contó la pequeña dama que tengo por novia?

Mire a ambos hombres rogando por qué no dijeran de qué hablábamos.

—Nada tu novia quiere que te hagamos correr más. —dijo uno de ellos.

—Valla que buenos deseos linda.

Carlos me sonrió pero su sonrisa estaba siendo una asesina. Podía sentir que en cuanto estuviéramos solos me haría sufrir.

—Bien yo me retiro, mi trabajo está hecho y en verdad me gustaría que lo considerara, ¿para cuando cree que me tendría una respuesta? —pregunte viendo al entrenador.

—Ven el lunes siguiente que es cuando pasamos el partido del domingo y hablaremos de eso.

—¿Que cosa? —pregunto Carlos meandome y después al entrenador.

—Nada Velita estoy haciendo negocios.

El entrenador se rió.

—Y ¿esos negocios me incluyen a mi? —quiso saber.

—Tal vez pero no te diré nada. Adiós señor Arrasate, lo veo el lunes, adiós Vela a ti te veo mañana.

—¿Qué mañana? —pregunto alarmado mi novio y me alcanzó.

—Si mañana el día de hoy llegaras tan cansado de las vueltas que darás que no querrás ni verme.

Nos alejamos de los entrenadores y Carlos me pego a el, uni mis brazos entrelazándolos alrededor de su cuello.

—Te veo más la rato...—me dijo sonriendo.

—¿Seguro?

—Seguro, a menos que tú seas la que no quiera verme...

—Siempre tengo ganas de verte

—Bien entonces te veo más tarde preciosa... —se acercó a mí y me besó para después continuar con el entrenamiento.

Este hombre que había hecho que mis expectativas se hicieran mayores. Ese hombre que para mí era mi amor imposible y que ahora me dice que me ama, algo que solo llegue a soñar, ahora se ha vuelto realidad y quién iba a decir que ese delantero transferido del Arsenal se iba a convertir en mi crush, mi amante y que solo era mi vecino de enfrente.

𝐌𝐈 𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐎 || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora