Fecha: sábado, 22 de agosto (en la tarde)
Había comenzado una dieta, combinada con varios ejercicios. Me tocaba hacer una caminata. Me gustaba ir al parque y hacerlo allí.
Me senté en el césped. Veía todo alrededor. Todo era hermoso, pero algo en mí prefería ver lo negativo.
-¡Nicole! -dijo alguien interrumpiendo mi línea de pensamiento
Miré hacia atrás. Era mi mejor amiga; Tania Smith. Hace mucho que no nos veíamos. Desde esa vez que destrozamos la mercancía de una tienda con el extintor. Fue un accidente, lo juro.
-¿Qué tal? -le dije con una sonrisa mientras me levantaba para abrazarla
-Bien. ¿Conoces al nuevo chico de la ciudad? -dijo mientras señalaba una tienda de helados
-Mierda, no puede ser. -susurré
-¿Qué dices?
-Nada. -sonreí forzosamenteMe despedí antes de que pudiera verme. Hice la caminata, y luego a casa.
En el camino escuché la bocina de un auto, muy cerca.
-Hija, sube. -dijo la bestia, no parecía de buen humor.
¿Porqué no me quedé? ¿Porqué no tuve el valor de quedarme, verlo, decirle al menos mi nombre? Pero no, la ingeniosa Nicole Dawson tuvo que huir. Ya se imaginan lo que pasó.
No hablé ni una sola vez.
Luego de unos minutos llegamos a una extraña casa.
-Es hora de que tengas tu merecido. -dijo mientras desgarraba mi ropa, una por una
Nunca paré de llorar. Grité y grité, con esperanzas de que alguien escuchara, pero no. Era todo en vano. La bestia no sentía ningún tipo de pena, de compasión hacía mi. Era su hija, ¿como podía ser capaz?
Escuché su teléfono sonar. Se detuvo, recogió las cosas, y nos fuimos de ese lugar.
Recordaba a Mirada de Café por el camino. Por alguna razón me calmaba.
Llegué a casa. Corrí a mi habitación. No comí, no salí.
Me dediqué a llorar y escribir una nota para mi Tomas Mirada de Café.
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Querido diario (•terminada•)
RandomUna bestia humana, una vida dura, una nueva escuela, él, y un diario de refugio. La vida de Nicole Dawson a través de sus letras.