«¡Llegamos al consultorio!»
Éste es el día en el que más nerviosa me he sentido. Bueno, sin contar ese día de la cita; eso fue una bomba en mí.
Caminabamos por el gran estacionamiento.
-¡Nicole! -mamá gritó
Estaba entretenida con mis pensamientos, tanto, que dejé atrás a los demás.
Volteé rápidamente. Gritaba de una manera desesperada, y me alarmé.
-Oh por Dios... -dije colocando ambas manos sobre mi boca.
Comencé a correr hacia dónde se encontraban. ¿Qué había pasado? ¿Porqué están así?
Todos se encontraban en un círculo alrededor de alguien, de algo, tal vez.
Aparté a todos, y logré llegar al centro.
Rápido sentí una sustancia viscosa que tuvo contacto con mis botas.-¡¿Tomas estás bien?! -dije sorprendida.
Mi querido se encontraba en el suelo, arrodillado, al rededor de un vómito mezclado con sangre. No percibí el mal olor, mucho menos me dio asco. Era mi Tomas quién andaba mal, debía ayudarlo.
Nos encontrábamos en el estacionamiento del consultorio, así que fue bueno que sucediera aquí. Lo llevaron en brazos, y en eso se desmayó. Cada vez ésto se ponía más serio. No sabía que pensar, la preocupación era grande. Soy extremista, así que ya me imaginé entregándole mi corazón en un trasplante o algo así.
«Los resultados deberían esperar.»
Llegamos corriendo prácticamente a la Sala de Emergencias del consultorio. Tomas aún no daba signos de respuesta, estaba como en un profundo sueño. Obviamente quería que despertara ya.
Tuvimos que esperar dos minutos. Debían bajar una camilla para él, la cuál se encontraba en el último piso, y digamos que no sería fácil eso, ¿no?
«Qué servicio de mierda éste.»
Me encontraba algo enojada, no podía seguir viéndolo de ésta forma. Nunca lo había visto así.
Acostaron a Tomas en una de los banquillos que estaban cerca. Me senté a su lado, de modo que su cabeza reposara en mis piernas.
Acaricié su cabello, su mejilla, sus labios, sus cejas. Se veía tan tierno al dormir, pero no quería que estuviera inconsciente, no quería verlo así.
«Tomas, mi Mirada de Café, debes despertar. Por favor. No me dejes aquí. »
Una lágrima brotó de mis ojos, pasando por mi mejilla, y cayendo en su frente. En la frente de Tomas.
-Nicole, llegó la camilla. -avisó la bestia humana.
Debía estar presente para ver los resultados, por ende debía soportarlo cerca por éste momento.
Lo colocaron en su camilla, y antes de que los enfermeros pudieran irse, besé su frente y mejilla.
«Vas a estar bien.»
Fue imposible no frustrarme y llorar hasta deshidratarme.
Cada vez que me siento inútil acostumbro a hacerlo.
Tomas sabría como calmarme, pero él está mal. Entonces fue cuando entendí.«Debo estar bien, porque él lo estaría para mí.»
Sabía que él no podía verme en éste momento, pero me juré que fuese cuál fuese la razón de aquel percance, yo lucharía con él.
30 minutos después
Estaba aún en la Sala de Emergencias. Mamá (Ivette) y bestia humana fueron a buscar los resultados en la oficina de la doctora. Esa queda al otro lado del consultorio.
Estaba sola, rodeada de completos extraños. Esperaba que el enfermero viniera a buscar el acompañante de Tomas, osea yo. Eso también significaría que ya estaba en una habitación, estable se suponía.
-¿Tú vienes acompañando a Tomas Clayton? -dijo un enfermero jóven
Quedé anonadada. Era un enfermero guapo, hay que aceptarlo.
«Creo que el servicio y las instalaciones han mejorado.»
Nos dirigimos a la habitación dónde habían colocado a Tomas. Mientras, el enfermero me explica lo que sucede.
-Verás, el jóven está bien ahora. Está dormido, ya que fue un colapso grave. Estaremos haciendo unos análisis, pero sospecho la condición que ha de tener. -dijo el enfermero mirando el pasillo blanco e interminable
-¿Condición? Pensé que fue sólo un malestar o algo. -dije con voz ronca, ya iba a llorar de nuevo
-Señorita, luego le hablaremos de lo que está sucediendo en su... ¿novio? -dijo poniéndose frente a la puerta, sin dejarme entrar.Me miró directamente a los ojos esperando una respuesta.
Sabía que nos queríamos mutuamente, pero no habíamos llegado a tener una relación formal. De todos modos, eso depende de los resultados, o eso es lo que yo pensaba.
-Sí, novios, y gracias. Espero que no demoren mucho. -dije apartando la mirada y quitándolo de la puerta que daba a la habitación de Tomas.
Entré. Él estaba conectado a varias máquinas. Supongo que eran sueros, antibióticos, o no sé. Aún estaba ¿dormido o inconsciente? Entonces recordé las palabras del enfermero.
-Está dormido, ya que fue un colapso grave. -susurré imitando su grave voz.
Sentía como mis ojos ya se iban nublando a causa de las lágrimas, pero no podía. No aquí. Podría despertar en cualquier momento y no le permitiría verme en éste estado.
Me dediqué a esperar dos cosas. Una, que Tomas despertara; dos, que mi madre llegara con los resultados.
50 minutos después
-¿Nicole? -se escuchaba la voz de mamá en el pasillo
Me dirigí a la puerta para indicarle dónde me encontraba. De inmediato me vio.
No la veía triste, ni llorosa. La bestia humana ya no estaba, así que supuse que se había ido. De todos modos, mejor para mí.
Nos sentamos en las sillas que habían en la habitación, cerca de Tomas, quién aún dormía como oso.
-¿Cómo está? -preguntó mamá
-El enfermero dijo que duerme, ya que fue un colapso grave. También mencionó que sospechan que tiene una condición. -dije mirando a Tomas, no quitaba la mirada de él.
-¿Condición? -dijo confundida
-Lo mismo dije yo. -le di una pequeña sonrisa.«Mirada de Café, no seas dormilón. Quiero ver esos ojos brillar.»
Mamá sacó un sobre de su bolso, y sin avisarme comenzó a leer en voz alta lo que éste decía. Eran los resultados.
-¿Mamá, es en serio? -dije caminando hacia ella.
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Querido diario (•terminada•)
RandomUna bestia humana, una vida dura, una nueva escuela, él, y un diario de refugio. La vida de Nicole Dawson a través de sus letras.