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Alya fue a comprar unas gaseosas junto a Nino, así que yo—para mi mala suerte—quedé a solas con Adrien.

Si bien sería una oportunidad perfecta para hablar más o acercarme más a él, eso parecía una ilusión bastante alejada de la realidad, ya que estar a solas con Adrien era sinónimo de arruinar el momento.

—Marinette—dijo Adrien—, ¿por qué no nos sentamos allí para esperar a Alya y Nino?—señaló una banca que se encontraba en frente de nosotros—. Dudo mucho que se apresuren.

—Eh, s-sí, v-vamos—dije tartamudeando.

¿Puedes hacer algo más además de ponerte nerviosa, Marinette?

Adrien comenzó a caminar hacia la banca y yo fui detrás de él.

Me sentí bastante tonta. Él simplemente señaló unas bancas para sentarnos y yo solo empecé a tartamudear.

Debería actuar normal, pero es imposible no evidenciar mi nerviosismo cuando estoy con Adrien.

—Marinette—Adrien tomó mi mano, y yo me sonrojé—, estás pálida, ¿te sientes bien?

—Eh, ¿yo? P-por supuesto que sí. No estoy nerviosa porque tú estás a mi lado, es solo... No, no, no quise decir eso, digo... Agh, demonios—agaché la cabeza—. Solo ignora lo que digo.

Adrien me miró de una forma extraña. Definitivamente lo había arruinado todo. Lo único que me quedaba era esperar a que Alya y Nino llegaran.

—¿Qué les pasa?—preguntó Alya, quien se acercaba a nosotros con dos gaseosas en su mano—. ¿Les comieron la lengua los ratones?

—Oh, no pasa nada—Adrien se levantó de la banca y se acercó a Nino—. ¿Me dejan a solas un momento con Nino?

—Sí, claro—Alya tomó mi brazo—. Vamos, Marinette.

Quería desaparecer.

En mi cabeza solo podía imaginarme a Adrien diciéndole a Nino cosas como "Marinette es rara", "¿y si le gusto?", "¿cómo la rechazo?".

Pero a la vez, sentía que Adrien no era capaz de decir cosas así.

Ya no sabía qué pensar. Me sentía confundida.

¿Estaba exagerando?

—Marinette—Alya interrumpió mis pensamientos—, ¿qué tal todo con Adrien?

—Yo...—dejé de caminar—. Soy una tonta, arruiné todo—cubrí mi rostro con ambas manos.

Me sentía un desastre.

Le expliqué a Alya todo lo que ocurrió en su ausencia.

—Marinette—soltó una risita—, estás exagerando. Adrien no es así, y puede pensar que te pusiste nerviosa por otras razones. No te preocupes—apoyó su brazo en mi hombro—, no fue nada grave. Todo va a estar bien.

—¿Tú crees?—pregunté mientras levantaba la cabeza.

—Claro que sí—asintió con la cabeza—, y te lo podría asegurar—sacó su celular del bolsillo para ver la hora—. Ya pasó mucho tiempo. ¿Vamos?, deben haber terminado de hablar hace rato.

—Tienes razón, vamos—sonreí.

Lo que me dijo Alya me tranquilizó un poco. Aún seguía nerviosa, pero por lo menos sabía que lo que dije no era tan grave.

—¿Ya terminaron su conversación?—preguntó Alya.

—Sí, llegas justo a tiempo—Nino se acercó a Alya para luego abrazarla—. Hay un lugar al que quiero que vayamos—al finalizar la frase, tomó la mano de su novia y, juntos, comenzaron a avanzar.

Al Nino y Alya irse, todo el plan se había arruinado. Ya no alcanzaríamos a ir todos juntos al cine, y todo lo que habíamos organizado se iría desordenando.

Pero lo peor de todo era que volvería a quedarme sola con Adrien otra vez.

No podía creer toda la mala suerte que estaba teniendo en un día que debía ser increíble.

—Marinette—Adrien se sonrojó levemente y sonrió—, ¿qué te parece si nosotros vamos al cine?

Aquella pregunta fue un pequeño rayo de luz para el tan mal día que estaba teniendo.

Iría al cine, solo yo junto a Adrien...

Sonaba como uno de los tantos sueños que tuve junto a él... Los dos juntos viendo una película romántica, mi cabeza apoyada en su hombro..., él dándome un beso.

Pero lo más probable era que solo terminara actuando nerviosa y arruinando un momento que podía ser hermoso.

A pesar de todo, no importaba.

No podía rechazar aquella invitación...

—¿E-en serio?—respondí tartamudeando.

—Claro que sí—sonrió—. ¿Te encuentras bien? Realmente te noto rara—tocó mi rostro con sus manos.

Eran tan cálidas.

—Y-yo... Y-yo—mi vista se nubló completamente, y sentí que mis piernas no podían más. Sin darme cuenta, comencé a caerme, pero Adrien me sujetó, evitando que mi cuerpo chocara contra el suelo.

—¿Segura de que estás bien?—Adrien preguntó alarmado.

—Sí, claro que sí—dije algo confundida y me levanté enseguida.

Una persona, que se encontraba al lado nuestro, estaba viendo las noticias desde su celular, y logré escuchar algo sobre disturbios en el centro de París.

Otra vez.

—Y-yo... M-me tengo que ir—dijo Adrian tartamudeando.

—Y-yo también—me di vuelta y empecé a caminar con pasos rápidos. Volteé para ver si Adrien aún se encontraba ahí y, en cuanto vi que ya no estaba, comencé a correr en dirección un callejón.

Miré a mi alrededor para asegurarme de que no hubieran personas cerca.

No había nadie, estaba vacío.

—Tikki, motas—dije enseguida.

Comencé a transformarme, y una vez que me hallaba lista, salí del callejón rápidamente.

Tomé mi yoyo y comencé a colgarme de los edificios en busca de llegar al lugar en donde se debía encontrar la persona akumatizada y, además, encontrar a Chat Noir de ser posible.

Me encontraba distraída, debido a todo lo que había sucedido a lo largo del día, y sin querer caí al suelo.

Me levanté, algo atontada, y, en ese momento, observé cómo Adrien iba corriendo hacia un rincón de un estacionamiento completamente vació.

¡Estaba cerca del lugar donde se hallaba la persona akumatizada!, ¿y si le hacían daño?

No..., no podía tomar ese riesgo.

—¡Hey!—exclamé mientras me acercaba a él.

Dejé de avanzar en cuanto vi que Adrien  hablaba solo.

Me pareció raro, así que comencé a avanzar lentamente.

—Plaga, las garras.

Luego de decir aquella frase, vi cómo se iba transformando.

El antifaz negro, las orejas de gato, su traje.

No había dudas.

Él era Chat Noir.











Sin Traje [Marinette x Adrien] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora