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Cuando Ramsey llegó para recogerme no quise hablar de mi desastrosa cita, la cual tenia pensado llevarme a su casa después. ¿Cita es igual a sexo? O lo que es lo mismo. ¿Tener una cita te da derecho a suponer que después tendréis sexo? 

La chica que hizo mi perfil me aseguró que las hembras escasean. De ahí que los hombres estén desesperados y que a las mujeres no les falten pretendientes. Estoy en mi derecho de rechazar, si así lo creo conveniente. 

Por la mañana me despierta un gran sonido. Un sonido constante y muy fuerte. Salgo corriendo fuera de la casa de huéspedes con mi pijama verde agua. La parte de arriba la llevo medio abrochada, pero estoy tan asustada que no quiero entretenerme con eso. Corro descalza por encima de las hiervas altas tratando de no cortarme con nada. 

Me detengo en seco cuando veo de dónde proviene el sonido. Un sudoroso Ramsey está empujando un nuevo cortacésped por todo el jardín delantero de la casa. Y dos nuevos hombres están trabajando ya la fachada de la casa. Dentro de poco podré ver los resultados. No puedo esperar para ver lo bien que queda. 

Ramsey se da cuenta de mi presencia y como no quiero quedarme parada mirándolo como un pasmarote, me acerco hacia él en un lento paseo. 

- Buenos días- saludo timidamente. 

- Hola- responde él. Por suerte ha parado el cortacésped y mi voz se ha podido oír. 

- Una mañana dura, ¿eh?- le digo. Él se limita a asentir-. Me alegro de que hayas comenzado... las obras. 

Un silencio incómodo se instalan entre nosotros. 

- Me voy a ir a preparar para trabajar. Estaré aquí en un rato- le comunico mientras retrocedo unos pasos. 

- Espera- me pide. Me detengo en seco.

- ¿Qué?- pregunto extrañada. 

- No puedo llevarte- rebusca en un bolsillo de su vaquero y alza una mano en el aire sosteniendo unas llaves-. Toma. 

- ¿Estás seguro?- le pregunto cautelosa. 

- Sí. Solo ten cuidado y avisa si vas a llegar tarde- me pide. 

- No te preocupes, voy a terminar a la misma hora de siempre- seguro con una gran sonrisa. 

*** 

- Tu casero debe de confiar mucho en ti si también te deja su coche- apunta Lexa cuando nos montamos en el coche. Ella me ha pedido si la puedo llevar a una tienda y dejarla allí-. ¿Estás segura de que solo es tu casero?

- Estoy segura. Es solo que tenemos muchas cosas en común. 

Más de las que nadie normal puede imaginar. 

- ¿Esas cosas en común incluyen una cama?- pregunta de forma pícara. 

- No- respondo seriamente. 

***

Es de noche. Las estrellas brillan por encima de la casa. Necesito cambiar. No se trata de querer sino de necesidad. Hace mucho tiempo que no lo hago, es como tratar de esconder una parte de ti, si eres así no puedes hacerlo. Acabará saliendo de una forma u otra. Cuando estaba en el instituto aprendí que es mejor no mantenerlo encerrado mucho tiempo, el instinto animal es muy poderoso y puede llegar a imponerse. 

Me quito el pijama y la ropa interior, lo dejo todo en un pequeño montón en el suelo del pequeño porche de la casa de huéspedes. 

Me pongo a cuatro patas en el suelo y me concentro en lo que quiero hacer. Puedo notar como suavemente, porque sí, es suave, mis músculos comienzan a tomar forma y mis huesos se separan y juntan formando una nueva criatura. Una osa polar. 

Me he visto una única vez en un espejo de esta forma, y no quiero volver a verme más. Pelaje blanco cubre todo mi cuerpo, del más blanco de los blancos. Porque como no soy una osa enteramente no me ensucio como ellos. Mi piel ondula durante el cambio. Nunca he visto cambiar a otra persona y no es mi intención, pero siempre he tenido esa curiosidad por saber si todos lo hacemos del mismo modo. 

Mi osa no tiene los ojos negros como los osos normales. Sigo conservando de una extraña forma mis ojos azules y eso me hace ver más humana. 

Corro durante una hora más o menos. Muchas veces el instinto animal quiere imponerse sobre el humano, pero no lo dejo. Trato fuertemente de no seguir el rastro de pequeños animales, seguramente es algo bueno lo de que no hayas focas o leones marinos por aquí para comer. No quiero saber lo que pasaría entonces. 

Detecto el olor de Ramsey a cierta distancia de mi y lo encuentro en la oscuridad entre los arboles. Un grandísimo oso pardo de pelaje marrón. Sé que me ha visto y con eso debe de tener suficiente porque salgo corriendo en la otra dirección hacia mi casa de huéspedes. 

Es la tercera persona que me ve de esta forma en mi vida y me avergüenzo por ello. No me gusta esta parte de mi y por eso me gusta mantenerla oculta el máximo tiempo posible. 


Sexy beast #1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora