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Despierto cubierta de sábanas en una gran cama de madera tallada. La cabeza me palpita de dolor. Me mareo un poco al incorporarme en la cama, pero después todo está bien. La habitación es pequeña y muy oscura. Tiene una ventana que está pegada al techo y es más larga que ancha. 

Bajo de la cama y siento algo que me aprisiona la pierna. Una cadena está atada a mi tobillo y se une a la pared. Tiro del enganche de la pared para soltar la cadena lo que hace que está tintinee fuertemente cuando choca contra el suelo de madera oscuro. 

- ¿Ya estás despierta, nena?- pregunta la voz de un hombre mientras lo escucho al otro lado de la puerta. 

El hombre rubio casi blanco que reconozco como mi "prometido" entra en la habitación. Viste una camiseta blanca y unos vaqueros gastados. Es tan alto como Ramsey, pero este hombre tiene la piel muy pálida y las facciones muy marcadas pero menos duras que Ramsey, ademas tiene los ojos azules. 

- No te acerques- le advierto levantando las manos frente a mi cuerpo. 

- No te pongas nerviosa, nena. Solo vengo a ayudarte a cambiarte la ropa. No puedo tener a mi mujer vistiendo esa mierda en mi casa. 

- Yo no soy tu mujer, ni tu prometida, ni nada... Me habéis secuestrado- le gruño enfurecida. 

- No me importa tu opinión. Eres mi prometida y así será, tanto si te gusta como si no. Estoy en mi derecho porque eres mía. Recuérdalo- me advierte tomándome fuertemente de la muñeca. 

- Yo no soy de nadie- gruño antes de que su puño haga contacto con mi cara. Caigo al suelo por la sorpresa del golpe y me llevo una mano a la cara. Mi mejilla sufre un torbellino de dolor que se extiende incluso hasta la zona cercana a mi ojo, por suerte me ha dado en la mandíbula. 

- Toma tu nueva ropa- dice lanzándome al suelo una camiseta blanca, unos vaqueros cortos y ropa interior. 

- No voy a ponerme eso- gruño levantándome con la ropa en las manos. 

- ¿No vas a ponértelo? ¡Genial! Entonces te lo pondré yo- dice tomándome por las muñecas y tirándome hasta la cama. 

- ¡No!- grito fuertemente-. ¡No me toques, imbécil!- me retuerzo en contra de la cama pero él comienza a desabrochar el botón de mi vaquero lleno de pintura. 

- Si te estás quieta durante el proceso te quitaré la cadena, nena- me asegura mientras pasa una mano por mi muslo. 

Dejo de luchar y me quedo tumbada en la cama. Mientras tanto él comienza a bajar los vaqueros por mis piernas y después mis bragas, aunque no sin antes darme una mirada de puro deseo y pasar los dedos por encima de mi sexo. Cuando sus dedos hacen contacto allí cierro los ojos fuertemente y trato de concentrarme en otra cosa. Después de cambiarme la parte de abajo me quita la parte de arriba y realiza más o menos el mismo proceso, deteniéndose en zonas que no me gusta que nadie toque, zonas que solo he dejado que Ramsey toque de esa forma. 

- Soy Nanuk, por cierto- se presenta antes de poder uno de mis pezones entre sus dientes. 

- Me da igual- murmuro antes de recibir un manotazo en el pecho. 

Después de cambiarme de ropa y tocarme desagradablemente, Nanuk hace lo que ha prometido y quita la cadena de mi tobillo. 

- No hagas ninguna tontería o volveré a encadenarte como un perro- advierte ferozmente en mi oído mientras me empuja fuera de la habitación poniendo la mano sobre mi culo. 

La casa es realmente muy pequeña y oscura. Solo hay una habitación mediana que contiene todo: el salón, la cocina y el comedor. Supongo que lo otro es una habitación y al lado un baño. 

- Bienvenida a tu casa, nena- dice palmeándome el culo. 

- Yo no soy tu "nena" y Ramsey va a venir a buscarme así que no te pongas muy cómodo. 

- Dudo que ese hombre sea capaz de encontrarte. Dudo que se le ocurra encontrarte en estos bosques y mucho menos que piense que te hemos traído hasta Alaska. 

- Vosotros mismos le dijisteis que erais de Alaska- gruño. Son tontos. 

- Pero no sabe de que parte y nosotros, por suerte, vivimos a muchos kilómetros de la ciudad más próxima. 

- ¿Por suerte?- pregunto alejándome de su toque. 

- Así nuestro clan tiene mucha más privacidad y nuestro niños crecen todos juntos. 

- Vuestros niños- digo levantando una ceja. 

- Nuestros niños- asegura-. Dentro de poco tendremos hijos. Hay que mantener las tradiciones del clan. 

- Sí, ya. Como ir a secuestrar gente que no veis desde hace años y que no sabe ni quienes sois. 

- Tu eres la única que ha estado perdida tanto tiempo- trata de acercarse a mi, pero me alejo unos pasos y trato de ponerme al otro lado de alguno de los muebles tan oscuros y toscos que hay aquí. 

- Yo no estaba perdida. Estaba con mi familia- gruño con enfado. 

- ¿Quién? ¿Ese oso pardo solitario con el que estabas en esa casa?- pregunta con chulería. 

Me quedo muda unos segundos. 

- Ya. Ni siquiera tienes una marca en tu cuerpo. Ese oso no era tu compañero. Yo soy tu verdadero compañero. 

- Y vas a marcarme- adivino. 

- No, voy a hacer que me supliques para que lo haga- se mofa. 

Doy un bufido y pongo los ojos en blanco. Va de sobrado. Yo nunca voy a rogarle por eso. 

- Será mejor que comiences a apartarte ahora, nena. 

- Te he dicho que no me llames "nena"- vuelvo a gruñir mientras me acerco a él lista para pegarle. 

Toma mi mano en el aire a un centímetro de su cara. 

- Yo que tu no lo haría- me advierte antes de retorcer el brazo contra mi espalda y lanzarme al suelo, no antes de que mi hombro choque contra una de las mesillas de madera. 


Sexy beast #1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora