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- No me gusta hacerlo- murmuro con la voz ronca. 

- ¿Por qué?- pregunta acercandose rápidamente a mi. 

- Porque no soy yo. 

- En eso te equivocas. Ser humana forma parte de ti tanto como ser un animal. No puedes ocultar lo que eres. Puede que sí a otros, pero no a ti misma. 

- Tampoco a los demás- admito seriamente-. Al final las personas que te importan deben llegar a conocerte. ¿Y si no les gusta mi yo animal?

- Entonces no merecen la pena- gruñe-. Tu eres perfecta, Audrey. Cuando eres una humana de metro ochenta y cinco o cuando eres una osa de pelo blanco. 

Una lagrima resbala de nuevo por mi mejilla. Yo quiero matar a la osa de pelo blanco y apartarla de mi camino. Entorpece mi vida. 

Ramsey se acerca aún más a mi y toma mi cara entre sus manos. No puedo evitar mirarlo a los ojos, aunque atreves de las lágrimas es difícil distinguir algo con claridad. Ramsey quita las lágrimas de mis mejillas usando los pulgares. 

- Lo siento, esto es una tontería. Ni siquiera sé por qué estoy llorando- tartamudeo. Trato de esbozar una pequeña sonrisa. Echo de menos a mis padres, pero ellos no podrían hacer nada en este caso. 

- Lloras porque tienes hambre- trata de bromear. Es la primera vez que Ramsey trata de hacer una broma y de no estar serio y con el ceño fruncido. Eso hace que suelte una débil risa. 

- Seguramente sea por eso- asiento con la cara entre sus manos mientras coloco las mías encima de las suyas-. Todo se ve mejor después de la comida. 

***

Hemos estrenado el nuevo comedor. Es bastante grande para solo dos personas y no puedo dejar de pasar la mano por la superficie de madera de la mesa. 

- ¿Te gusta la mesa?- pregunta Ramsey. 

- Sí, mucho- digo levantando la vista de la madera-. Me dijeron que la has hecho tu. Es muy bonita, especial y única. 

Ramsey da un duro asentimiento en acuerdo. 

- Creo que debes mudarte aquí. 

- No quiero molestarte. Estoy bien en la casa de huéspedes. 

- ¿Estás segura? Mañana van a traer una nueva cocina- explica decepcionado. 

- No soy muy cocinillas- aseguro-. Normalmente me alimento de sandwiches... y patatas fritas como mucho. Suelo quemar la comida o dejarla poco hecha- admito frunciendo los labios. 

- Eso no parece tu estilo de comida- bromea de nuevo. ¿Es este un nuevo Ramsey? 

- ¿Parezco el tipo de persona que come caviar acaso?- pregunto levantando una ceja-. No tengo tiempo de tonterías, ya sabes que siempre llego a casa tarde porque tu eres quien me trae y me lleva. 

- Ya, no referia a eso. ¿Y el casting? ¿Cuando es? 

- Mañana- gruño dejándome caer hacia delante. 

- Entonces necesitas descansar. Sube arriba, utiliza mi cama. Yo cogeré el sofá. 

- ¿Qué? ¡No!- digo levantándome de la mesa-. Tengo una cama en las casa de huéspedes. 

- Estoy preocupado por esa extraña llamada- dice seriamente-. No lo hagas por ti, hazlo por mi. 

Gruño mientras retiro mi plato de la mesa y lo llevo a la cocina. 

- Está bien- digo antes de subir las escaleras hasta la planta superior. 

Me quito la ropa llena de pintura y me dejo caer sobre la cama en ropa interior sin darme cuenta de lo realmente cansada que estoy. La cama huele a Ramsey. A bosque, a pino, a aire fresco... 

Quiero quedarme tumbada en esta cama soñando para siempre, pero el amanecer se acaba imponiendo sobre la noche. 

***

Me pongo la misma ropa de ayer y bajo las escaleras de dos en dos. Encuentro a Ramsey tumbado en el sofá y decido no despertarlo. Tengo los nervios a flor de piel así que voy a tratar de preparar algo de desayuno. Sirvo tostadas con mermelada y café en una bandeja y la llevo hasta el salón. La dejo sobre la mesa de café y me arrodillo junto a Ramsey. 

- ¿Ramsey?- pregunto acariciándole la mejilla. Al menos mientras duerme no tiene el ceño fruncido-. ¿Ramsey? Tienes que desayunar para llevarme al casting. 

El brazo de Ramsey se mueve hacia mi y me atrae fuertemente haciendo que me incline para estar donde él quiere. En lugar de estar así me gustaría estar tumbada a su lado, pero eso es una tontería descomunal. No quiero hacerme ilusiones. 

- ¿Ramsey?- pregunto tratando de alejarme. Incluso siendo tan grande como soy no puedo apartar ese brazo de piedra de mi cintura-. Suéltame, voy a llegar tarde. 

Ramsey abre los ojos poco a poco y después de una vez dándose cuenta de que estoy a centímetros de su boca. 

- Hola- saludo timidamente. Ramsey desliza el brazo lentamente fuera de mi cintura. 

- Lo siento- se disculpa. 

- No pasa nada. He venido a despertarte y...- me aparto del sofá y muevo las manos enérgicamente- he preparado el desayuno. Más o menos. 

Ramsey hace una mueca medio sonrisa. 

- No es el desayuno de un hotel, pero es mi forma de agradecerte que me hayas dejado dormir en tu casa. Gracias. 

- No tenias por qué hacerlo. 

- Por eso lo he hecho- declaro feliz. 

- ¿Estás nerviosa?-pregunta envolviendo mi mano en la suya. 

- Mucho- admito. Él aprieta mi mano para tranquilizarme. 

Hoy mi vida puede cambiar, a mejor, espero. 

Sexy beast #1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora