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No, no, no. Desde luego que no nos entendemos. Para nada. La idea que tiene Ramsey sobre gratis es dejar que me mude a su casa. ¡Se le ha ido la pinza! 

- ¿Y si eres un psicópata?- pregunto mientras comenzamos a guardar mis cosas en cajas. 

- No soy un psicópata- asegura mientras levanta tres cajas llenas de mi ropa entre sus brazos. 

- Eso es exactamente lo que un psicópata diría- apunto con una sonrisa mientras se aleja. No puedo evitar fijarme en su culo. Y, ¡dios! que culo. 

Menos mal que hoy no tenía clases de baile. Un día sí y otro no. Espero que  pronto me llamen para hacer pruebas para alguna obra de ballet. 

Cargamos todas mis cajas en la parte trasera de su camioneta. Y mi móvil suena cuando estamos en el coche. Lo había dejado cargando en el encendedor para ver si había recibido llamadas o mensajes, ahora resulta que sí. 

- ¿Mamá?- pregunto colocando el teléfono sobre mi oreja. Ramsey pone en marcha el coche y nos alejamos del lugar. 

- Osita, que susto nos has dado. ¿Por qué no has respondido mis mensajes?- pregunta mi madre al otro lado con su voz demasiado alta. 

- Agh. Como odio que me llames así- digo apoyando la cabeza contra el cristal de la ventana-. Lo siento, perdí en móvil entre mis cosas y no lograba encontrarlo- miento-. Lo he encontrado esta mañana, pero estaba sin batería. 

- ¡Hey, nena!- oigo  a mi padre desde el otro lado-. ¿Qué tal estás? ¿Has hecho muchos amigos? ¿Te han mandado ya a alguna prueba? ¿Mucho bailarin por allí? 

Ruedo los ojos. 

- Todo bien- digo suspirando-. ¿Qué tal en las Vegas? 

- Oh, perfecto. Acabamos de aterrizar en Nueva York. Ya sabes, otra parada en nuestro tour por el mundo... 

- ¿Dónde vais después?- pregunto con interés, ahora que la conversación no se centra en mi. 

- China, nena. El país del sol naciente- dice mi padre con alegría-. Te traeremos un chino si nos lo pides. 

- No, gracias. Estoy bien de momento...- respondo horrorizada. 

- Tal vez es mejor un souvenir- propone él-. Eine typische Blume? 

- ¡Ja!- respondo en alemán. Al menos esto no lo entiende Ramsey, creo. 

- ¡Deja de hablarle a tu hija en alemán!- se queja mi madre en algún lugar más alejado al otro lado-. La vas a marear. El francés es más bonito. 

- ¿Guerra de idiomas?- pregunto esbozando una sonrisa inconscientemente. Cuando era pequeña siempre teníamos guerras de idiomas en casa. Al final cada uno acababa hablando uno durante todo el día para fastidiar al otro. 

- ¡No!- exclama mi madre rotundamente-. Guerra de idiomas nada. Audrey no tientes a tu padre que es capaz de pasarse todo el día hablándome en alemán y ni lo alemanes lo entienden...- me amenaza mi madre. 

- Yo sí lo entiendo- me quejo. 

- Debes de ser la única- murmura mi madre. 

- Bueno, ahora podréis aprender chino los dos- les recuerdo entre risas. 

- Mejor lo dejamos, nena- dice mi padre despidiéndose. 

- Auf Wiedersehen, papá- me despido. 

- Auf Wiedersehen, mädchen- se despide mi padre. 

- ¡Au revoir!- oigo gritar a mi madre. 

Cuelgo el telefono y miro hacia Ramsey. 

- Tus padres- adivina. 

- Has oído toda la conversación- apunto-. No puedes engañarme con eso. 

- No he entendido las partes en las que habláis en otro idioma. 

- Mejor, que mejor- digo dando una palmada. 

Después de eso llegamos hasta un camino de tierra. Ramsey conduce super lento porque hay un montón de baches. Hay una valla con alambre y púas, muy acogedor. A lo lejos comienzo a distinguir una casa con árboles alrededor. Miro a través del parabrisas a la destartalada monstruosidad delante de nosotros. Parece la plantación que el tiempo olvidó. El patio está cubierto de plantas y arbustos, la mitad de ellos muertos. Asomándose sobre el lío está un fantasma de una mansión victoriana. El porche cubierto se hunde, la casa parece haber perdido todo cristal, y la pintura descascarada de la madera. Cortinas rasgadas revolotean de una ventana del piso superior. El patio está lleno de basura que podría haber venido desde el interior de la casa. Si me asomo lo suficiente, puedo ver parte de un sofá en la hierba alta.

- Ya hemos llegado- anuncia Ramsey. 

- Ya veo- digo asintiendo lentamente-. ¿Vives solo en esa casa? 

- Sí- responde. 

- Uff, si resulta que eres un asesino. No voy a tener muchas oportunidades de escapar- comento seriamente-. No está encantada, ¿no?

- No- responde secamente. 

- ¿Cuál es mi habitación?- pregunto bajándome de la camioneta. 

- Ninguna- responde. Levanto una ceja-. La casa de huéspedes. 

 - ¿Hay dos casas?- pregunto con interés-. Vaya. Otra cosa emocionante que apuntar a mi lista. 

De hecho la casa de huespedes es muy, muy agradable. Pequeña pero acogedora y limpia. Una cabaña como la de... ¿"caperucita roja" la de "los siete enanitos"?


- Gracias por todo, Ramsey- digo mientras metemos las cajas en la casa-. En serio. 

Una lebe sonrisa comienza a extenderse en su expresión. Wow, eso es sexy. 

- Eh... ¿hay algún autobus que pueda tomar por aquí cerca para llegar a la ciudad? Mañana tengo más... trabajo. 

- Yo te voy a llevar- dice dejando las cajas en el suelo. 

- No hace falta...

- No hay autobuses por aquí- me corta. 

- Otra razón para pensar que eres un asesino. No me estás ayudando demasiado...- apunto entre risas-. Nos vemos mañana por la mañana entonces. 

- Sí- dice antes de largarse de la casa de huéspedes. 

Sexy beast #1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora