C a p í t u l o 3

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—¡Tenma no sirve como reemplazo! Déjenme ir

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—¡Tenma no sirve como reemplazo! Déjenme ir. Ya estoy casi recuperada. —Arya una vez más rogó estando a horas de la competencia.

Nora apretó sus labios para recuperar la paciencia y se acercó al teléfono para que nadie la escuchara:

—Tú sabes que lo que pides es de locos. Estás con yeso y todavía falta bastante para que estés totalmente recuperada. ¿No escuchaste lo que dijo mi madre? Si lo haces, mejor dile adiós a la carrera para siempre. ¡Solo trato de cuidarte!

—¡Pero esto no se volverá a repetir!, ¡Nora entiende!

—¡No puedo hacer nada! La entrenadora así lo decidió. Sé que el desempeño de Tenma no es igual al tuyo, pero no tenemos otra opción.

—¿Estas bromeando? La he visto en las prácticas y no tiene buena sincronización, eso va a arruinar la coreografía ¡No están usando la cabeza! —replicó golpeando la pared de su habitación.

Nora perdió la poca paciencia que le quedaba y exclamó:

«¡Tú no usaste la cabeza en primer lugar y las demás no van a pagar por tu descuido!».

Después de un momento sintió un poco de culpa al ser tan dura y bajó sus revoluciones:

«Lo siento. Esto es muy difícil para mí, pero no podemos perder esta oportunidad. Es un gran prestigio lograr participar en estos juegos olímpicos. Tú sabes que Vollmont tiene el único Instituto que otorga como premio becas deportivas para el mejor grupo atlético».

Nora cerró los ojos e intentó ponerse en los zapatos de su mejor amiga con todo pesar y culminó:

«Sé lo importante que era esto para tí más que nadie, pero lo más importante para mí y para tu familia ahora es tu bienestar».

Arya apretó los dientes, aguantándose las ganas de gritar de la impotencia.

—¡Apúrate Nora! —se escuchó la voz de Olivia en el fondo.

—Es tarde, ya tengo que colgar. He estado metida una hora en el baño hablando contigo —dijo bostezando—. Mañana a las seis de la mañana tenemos que estar en la estación de trenes.

A lo que Nora colgó, Arya solo bajó la cabeza y sus lágrimas empezaron a caer sobre su yeso. Luego se recostó en su cama mirando al techo, quedándose dormida sin darse cuenta.

 Luego se recostó en su cama mirando al techo, quedándose dormida sin darse cuenta

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