C a p í t u l o 5

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Los ojos de Arya se abrieron como platos al escuchar la locura que acababa de decir.

Recordó que Nora le había mencionado un sinnúmero de veces lo agradecida que estaba con dicho escuadrón. Ellos fueron los que las llevaron a ella y a su madre a un refugio cuando los Stroblack atacaron hace dos años. Desde ese atentado, todos en Polkoir, incluida su mejor amiga los veían como héroes.

El Escuadrón de Defensa de Polkoir, liderado por el general Skye Berbens, siempre ha sido mencionado con orgullo por todas las cadenas televisivas de la capital. Su misión fundamental, al igual que las demás unidades militares de las otras capitales, es defender su territorio a toda costa y proteger a todos sus ciudadanos de las amenazas de los Stroblack durante el toque de queda. Los generales son los responsables de responder por las acciones de su escuadrón asignado y cada decisión tomada por ellos es respetada y definitiva.

Era imposible que alguien no reconociera esa tosca barbilla partida en dos, cubierta de pelos canosos y esos ojos saltones color verde que resaltaban de esa piel oscura.

El general Skye siempre aparecía en las mañanas al prender cualquier televisor, en ruedas de prensa o entrevistas en las que daba el informe diario explicando los sucesos de la noche anterior y las estrategias que se adoptaron, haciendo de eso el tema principal de conversación entre la gente.

El general Skye siempre aparecía en las mañanas al prender cualquier televisor, en ruedas de prensa o entrevistas en las que daba el informe diario explicando los sucesos de la noche anterior y las estrategias que se adoptaron, haciendo de eso el ...

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Los Stroblack no eran el único problema que lo tenía ocupado al general. A pesar de que en Polkoir la tasa de atentados era menor que en otras capitales, el toque de queda abría paso a bastantes crímenes y saqueos por pandillas que aprovechaban la situación. No había punto de comparación, pero para él era un dolor de cabeza que podía controlar.

«¡Finalmente te encontré asesina!, ¡Mataste a todo el escuadrón que estaba a mi cargo!».

Arya no podía creer que la persona irreconocible que tenía en frente de ella era el mismísimo general que todo el mundo admiraba. No se parecía en nada a la persona que salía en la televisión por las mañanas.

«¡Mira lo que me hiciste!».

El general bruscamente se quitó su parche, enseñándole a Arya la falta de piel en el área de su ojo y mejilla. Había una masa roja ensangrentada con apariencia viscosa y arrugada. Claramente se podían ver los tendones de su cara. Su ojo no estaba, solo había un hueco profundo. Parecía que recién se lo habían arrancado.

Arya cerró los ojos y giró la cabeza hacia un lado, presionando sus dientes fuertemente en su labio inferior, tratando de aguantarse las ganas de gritar por la imagen tan desagradable que acababa de presenciar.

En sus dieciséis años nunca había visto una herida como esa; más bien ella pudo haber visto unas cuantas, por lo que en el club de gimnasia olímpica se podían encontrar fracturas y heridas abiertas eventualmente, pero ella nunca se atrevía a mirarlas.

—Me la vas a pagar ¡Dejaste a toda una capital indefensa!, ¡Qué traman ahora tú y tu familia asesina! —Empezó a presionar un poco más su arma en su abdomen, haciéndole doler.

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