«¡Los escuadrones tienen a tu madre y a Evan!».
Arya reaccionó con la voz de Nora haciendo eco en su cabeza, abrió los ojos y tomó un profundo respiro por la boca a falta de aire. Pero en vez de saciar sus pulmones de oxígeno, empezó a inhalar bruscamente líquido y a exhalar por la nariz burbujas del poco aire que le quedaba.
Se encontraba bajo el agua.
Una mano presionaba de su pecho para mantenerla sumergida. Eso la desesperó ya que estaba empezando a ahogarse, así que agarró a la desconocida persona con fuerza desde su antebrazo y la aventó hacia un lado, haciendo que cayera al agua y salió a la superficie para darse cuenta que estaba desnuda en una especie de piscina situada en el centro de un enorme salón.
Mientras tosía a causa del agua que tragó, se levantó de donde estaba para ver mejor sus alrededores. Sus manos inmediatamente se dirigieron a tapar lo más que pudieron de su desnudo cuerpo y sin moverse, empezó a inspeccionar el desconocido lugar con intranquilidad.
En frente de ella, había un extenso ventanal que dejaba apreciar un cielo cuajado de estrellas y como protagonista, la maravillosa luna llena se hacía presente. Su luz natural reflejaba el agua de la piscina como si fuese un espejo y a duras penas se podía ver su fondo.
El salón desprendía lujo y al mismo tiempo se sentía un aire lúgubre. Había unos cuantos candelabros dorados en cada columna con luces tenues que iluminaban el lugar a medias; pero si se podía ver claramente, ya que de la mayor parte de la iluminación se encargaba la mismísima luna.
Sus paredes estaban cubiertas de un aterciopelado mármol color negro con ligeros veteados blancos. Abarcando una de esas paredes, había un enorme cuadro con marcos de oro desgastado donde reposaba en su antiguo lienzo un Dragón dorado de apariencia hostil y ojos del mismo color. Su alargado cuerpo envolvía a cuatro lunas en diferentes etapas y cada una de ellas tenía un color diferente:
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Tienes algo que me pertenece
FantasiEscondida. Arya rozó fuertemente sus ojos con sus dedos para asegurarse de que no estaba imaginándose cosas y volvió a mirar. Definitivamente era una persona. Un hombre. ¿¡Qué demonios hacía una persona en medio del bosque en toque de queda!? Parecí...