En ese instante, Lutz no entendía por qué. Hubiera preferido que su padre se lo hubiese revelado todo antes para poder evitarlo; pero era muy pronto, para un niño de cinco años el tema era demasiado complejo.
Lo único que su progenitor le repetía era que en el futuro recibiría algo muy importante y debía permanecer siempre a su lado para mantenerse fuera de peligro, ya que algunas personas querían impedir a toda costa que lo recibiera. No obstante, jamás imaginó que su propia familia formaba parte de esas personas.
Nunca olvidará lo que le hicieron. Sus incontables cicatrices le recordaban todos los días el indescriptible dolor que sintió ese día que sus familiares por fin encontraron la oportunidad de ganarse su confianza y luego intentar eliminarlo de su árbol genealógico.
Fue una noche más, en la que su padre desapareció a media noche, dejándolo completamente solo y encerrado como si fuese un recluso de máxima seguridad, sin comprender por qué. Hasta que, en un intento de escapar para averiguar de quiénes lo estaba escondiendo, el horrendo encuentro que tuvo con los que lo esperaban tras salir de su jaula, se lo explicó todo.
Todo su ser se retuerce de ira al recordar que no pudo hacer nada cuando uno alcanzó a golpearlo bruscamente en el ojo izquierdo dejándole una imborrable marca y entre tres comenzaran a patearlo sin piedad. El niño que era antes, tan sólo pudo defenderse a ciegas; mientras trataba de entender por qué su propia sangre le hacía daño.
Lo último que recuerda antes de que todo se tornara negro, fue sentir una fuerte presión en su estómago. Lo habían apuñalado con un cuchillo.
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Tienes algo que me pertenece
FantasyEscondida. Arya rozó fuertemente sus ojos con sus dedos para asegurarse de que no estaba imaginándose cosas y volvió a mirar. Definitivamente era una persona. Un hombre. ¿¡Qué demonios hacía una persona en medio del bosque en toque de queda!? Parecí...