Cariño Mio

El cine

Había llegado el día de salir con Evan, era la tarde-noche y ya estaba lista, me había comprado un vestido negro con aviones de papel pintados por todas partes, este iba perfecto con mi calzado favorito, me coloqué un poco de rimel y lista.
Tocaron la puerta, caminé hacia ella y la abrí, ¡pero qué sorpresa!, Evan no estaba ahí, un chico castaño, vestido de verde y arena se encontraba frente a mí con una gran caja en las manos, esperando mi firma para recibirla.

-¿Ava Simon?.

-¿si?.

-Necesito su firma para entregar este paquete.

Así lo hice, tomé la caja y entré con ella, estaba liviana y tenía una nota encima que decía:

"Para mi pequeña devorada de libros"

Era Joval. Tocaron la puerta y al abrir descubrí a Evan esperando, llevaba una camisa blanca con detalles en azul marino, unos jeans claros y todo esto conjunto a su tierna sonrisa temerosa, lucia muy bien realmente. Llevaba una rosa roja en las manos.

-Para ti-dijo extendiendo la rosa hacia mí-.

-Gracias es muy bonita.

-¿qué te sucede Ava? Estas muy pálida.

-No, no es nada, es la emoción.

Evan se sonrojo ante mi comentario, que aunque fuese cierto no era la razón de mi palidez, pero estaba contenta porque al menos no me había puesto como un tomate. Nos dirigimos al cine y en todo el transcurso no pude pensar en algo que no fuese ¿qué había en esa caja? ¿qué trama Joval?.
Pasamos la noche charlando y riendo, era agradable estar con Evan, incluso me hizo olvidar por un momento esa caja, vimos una película de terror no muy buena, pero después reímos mucho recordandola mientras distorsionavamos algunos detalles destacando lo mal que estubo.

-Me divertí mucho hoy Evan-dije antes de entrar a mi casa-.

-Yo también Ava, espero hacerlo de nuevo.

Se acercó y me besó la mejilla, sentí sus labios, eran muy suaves. Me despedí y entré rápido hacia mi habitación, al verme al espejo noté que estaba roja como tomate, al parecer eso ya era costumbre mía. Recordé la caja y corrí hacia ella, la llevé a mi cama y comencé a abrirla.

-¡No es cierto!, ¿pero qué rayos?...