Un placer ser tu esclava
"Llego tarde, llego tarde. Debo recordar matar a Ginny por retrasarme con mi maldita vestimenta. ¿Quién se fijará, de todas formas?" Aunque varios pares de ojos que la seguían le hicieron cambiar de idea. "Mmmm...bueno, tal vez Carmichael, Finnigan, Corner, Mcdougal.... ¿Zabini? Está bien, consideraré no asesinar a la pelirroja después de todo."
Hermione Granger marchaba a través del pasillo del expresso de Hogwarts todo lo rápido que sus piernas le permitían sin tener que estamparse contra algún que otro alumno que se cruzaba en su camino, de los cuales muchos (hombres babeados y mujeres rabiosas) volteaban para observarla pasar.
"Ok, sin duda no fue una mala opción la minifalda, pero todavía tengo dudas acerca del escote de mi remera y los tacos aguja. Creo que Ginny se extralimitó un poco. ¡Ya! Corre, Mione, corre que llegas tarde al compartimiento que te asignaron. ¡Corre o tu colega pensará que eres una tardona! Y ¿quién será mi colega?"
Tras quitar de un empujón a un chico de quinto que le estorbaba y acompañando al exabrupto con una mirada de arrepentimiento, abrió la puerta del compartimiento cuyo marco exhibía un cartel de madera que señalaba: "Premios Anuales".
Cerró la puerta detrás de sí y bufó al echar un vistazo en el interior del reducido espacio, pues lo que vio no le gustó nada. El compartimiento estaba vacío. Todo ese apuro para nadie, pero al menos no quedaría mal en su primer día ejerciendo el cargo. Dejó caer su cuerpo con bastante pesadumbre en uno de los asientos cerca de la ventana. Se quitó los zapatos que la torturaban y estiró las piernas para apoyar sus pies en el asiento de enfrente, cruzándolos. Con un suspiro de alivio contempló su reflejo en el cristal a través del cual se podía ver desfilar el verde de los campos que resplandecía bajo los intensos rayos del sol de un verano que se iba evaporando. El sombrero de solapa ancha que le había obligado usar la Señora Weasley para evadir al extenuante calor del mediodía le ensombrecía el rostro, casi irreconocible bajo el accesorio. Se preguntó si alguien la habría reconocido.
-Me da igual-Se dijo auto convenciéndose, aún sabiendo que en el fondo había pegado ese cambio para que justamente la reconocieran. Diferente sí, pero igualmente ella, ansiando refregar en la cara de los demás estudiantes que una sabelotodo también podía ser sexy. De hecho¡demasiado sexy!, como solía recordarle su affaire de ese momento escuchó el chirrido de la puerta que se deslizaba para dar paso a la persona con quién compartiría el cargo que tan feliz la hizo al enterarse merecedora de él.
-¿Qué tal?-Saludó el recién llegado mientras que los ojos almendra de la chica se ensanchaban con cada centímetro que ascendían por: los costosos zapatos negros, los elegantes pantalones obscuros, la camisa blanca desabotonada hasta casi el final de sus pectorales ("No babees, Mione, no babees") y el rostro respingado de una tez prácticamente albina, donde relucían dos ojos grises azogue y unos finos labios ámbar curvados en una media sonrisa, que intentaban (y lograban) ser seductores.
-¡¿Qué mierda haces acá, Malfoy?!- Hermione se puso de pie en su sobresalto sin notar que la minifalda se le había resbalado unos cuantos centímetros hacia arriba, revelando más piel que antes y eso...ya es decir.
-El lenguaje, querida, el lenguaje-Bromeó el Slytherin dando unos pasos hacia su compañera, desconociendo todavía la identidad de la misma. Ante los ojos incrédulos de la castaña, el chico se inclinó a sus pies tomando la falda con sus manos y estirándola.
¿Qué ha...ha Balbuceó , solo acomodo tu ropa. No querrás mostrar más de lo que ya te me acerques, hurón.¿Cómo me llamaste? Su expresión cambió totalmente, una mueca de disgusto surcaba su cara. Se incorporó lentamente, aprovechando la proximidad de la chica para delinear su figura en ciertos lugares como cadera y cintura. Hermione agitó su respiración. -Sólo una mujer me llama así en todo el colegio- Draco Malfoy habló entre dientes, fastidiado por no poder distinguir a la dueña de la mandíbula y mejillas encapotados por el molesto sombrero. Harto de la situación, removió el artículo para aseverar su sospecha. Retrocedió al instante, alejándose de aquel enmarañado cabello castaño que encuadraba unos ojos marrones que ahora lo miraban con satisfacción.
-¿Sorprendido, Malfoy?-El aludido gruñó
-Debí habérmelo imaginado,¿Quién otra más que la tediosa cerebrito y amiga del consentido del director podría ser elegida como Premio Anual?- Su ceño fruncido demostraba lo desagradable que juzgaba a su colega, pero cuando sus ojos descendieron para arrebatar una imagen completa de la chica las pupilas grises centellearon con un brillo macabro.
-Veo que has tomado en cuenta mi consejo, Granger.-¡Claro que lo había tomado en cuenta¿Cómo le había dicho en el último viaje en tren? Ah...sí: ¿Así te paseas por el mundo, Sangre Sucia? Pero si estás horrible, con tu pelo desprolijo, tus ropas de abuela y esas paletas de conejo que llevas por dientes. Y se lo había dicho enfrente de todo el Hall de Entrada, cuando Harry no estaba claro, pero siendo atestiguados por una parva de Slytherin y de otras casas que se rieron en su cara. Porque todos opinaban lo mismo: Hermione Granger era la mejor en su clase, sí, pero nunca había tenido novio (más allá de dos incipientes romances con Ron y Víctor), casi no tenía amigos y su vida social era una reverenda porquería. Por eso, había recurrido a su popular amiga Ginny, quién la había preparado para hacer un cambio físico y mental de la noche a la mañana, bueno...de Julio a Septiembre.
-No me hagas reír, huroncito.- Por supuesto, no le pensaba dar la razón. Draco volvió a contorsionar los músculos de su rostro en plena furia, pero ella no se amedrentó. -Además, no entiendo cómo has podido ser elegido Premio Anual..
-No me menosprecies, Granger, que en términos de inteligencia también te gano.-
-Tú no me ganas en nada.
-Claro que sí, empezando por la pureza de la sangre.
-La sangre te la metes por el culo.
-El lenguaje, Granger, el lenguaje.
-Vete a la mierda, Malfoy -En el transcurso de la contienda los rostros de ambos jóvenes habían ido acercándose en una batalla de miradas asesinas bastante empatadas y para ese entonces los dos alientos se mezclaban en el aire.
-¿Quieres apostar?
-¿Apostar qué? Engreído de...
-Si yo saco mejor nota que tú en el primer examen del trimestre serás mi esclava y si es al revés, yo seré el tuyo.
-¡Ja¿Estás loco o eres suicida?
- Y por el resto del año...La sonrisa maliciosa y autosuficiente del chico la convenció. Después de todo, ella ganaría.
-OK, Malfoy. Ya me suplicarás perdón de rodillas.
-La que estará de rodillas serás tú y no precisamente suplicando, aunque...tal vez que pervertida venía la cosa ¿eh? Si así era el juego que quería, ella lo seguiría, únicamente para verlo zambullirse en su propia depravación. -Hasta luego, Sangre Sucia- Ridiculizó un gesto de saludo mientras que la castaña abandonaba el compartimiento de los Premios Anuales para descargarse con un Zabini que molestaba a un par de niños de primero.