- Draco, ¿podrías dejar mi cuello en paz? Estoy tratando de escribir.- solicitó la castaña mientras los labios de su esposo lisonjeaban su nuca entorpeciéndole la concentración para poder hacer una lista de todos los preparativos ya hechos y de los que aún quedaban pendientes.- Vamos, Hermione, deja eso… Apiádate de mí.
- No me provoques, sabes muy bien que no tendría que dejarte besarme y te lo estoy permitiendo así que no te quejes.
- Pero no me pones atención…
- Tengo que hacer esta lista antes de irme a dormir, debo tener todo organizado para mañana.
- Lo puedes hacer mañana en la tarde.- sugirió el rubio acariciando la panza de su mujer por encima de la camisola negra de seda.
- No me hagas esto, Draco…No me tientes…
- Sabes que quieres…- musitó él al tiempo que sus labios descendían por la línea lateral del cuello cetrino.
- ¡Debo terminar!- espetó la gryffindor intentando desvirtuar la situación.
- Mañana…
- ¡No, ahora!
- ¡Está bien!- se mosqueó el blondo girando para acostarse de costado y darle la espalda a su esposa.
- No te enojes, Draco, sabes que no podemos.
- Arghh…- farfulló él por toda respuesta.
- Cambiemos de tema ¿quieres? ¿Lograste convencer a tus compañeros?
- Pensé que te estaba distrayendo de tu meticulosa escritura.
- No seas porfiado.
- Arghhh…Ok, le pedí a Parkinson que los convenciera por mí.
- ¿Y crees que lo conseguirá?
- Supongo que sí.
- ¡Qué bien!
- Aja.
- No me preguntaste cómo me ha ido con mis amigos.
- ¿Cómo te ha ido?- inquirió el chico desinteresadamente, más que nada porque al ver sus objetivos frustrados el sueño le vencía con mayor premura.
- ¡Pues me han dicho que sí! Creo que tu discurso de hoy ha sido efectivo.
- Me alegro.- contestó Draco antes de bostezar.
- Aunque también necesité mucho de la ayuda de Lavander, Parvati y Ginny. Las chicas encuentran atractivo esto de reunirnos con los slytherins.
- Mmmm
- Espero que mañana salga todo cómo lo planeé, ya verás…me felicitarás por lo genial que me saldrá este festejo. Te gusta el whisky de fuego ¿verdad?- Hermione no obtuvo respuesta de su marido.- Draco…- La castaña se incorporó para observar el rostro del blondo por encima de su hombro, aunque la respiración profundizada del mismo le dio a entender que estaba profundamente dormido. Sonrió, besó ligeramente la mejilla del muchacho, volvió a posicionarse con las rodillas flexionadas apoyando en su regazo el pergamino sobre el que estaba escribiendo y continuó su tarea hasta que también perdió la batalla con Morfeo, por lo que depositó el papiro en su mesa de luz antes de apagar el velador e irse a dormir.
- ¡Sal de ahí, Hermione!
- No puedo, aún no termino.
- Pero faltan 15 minutos para que vengan los invitados y necesito ir al baño.
- Ve a otro.
- No quiero, quiero usar MI baño!.
- No seas caprichoso, Draco.