- ¡Hermione!
- ¿Mamá?
Hermione tenía la vista un tanto nublada, no supo bien por qué, sí por el placer que le proporcionaban los besos y las manos de Draco o por la impresión de escuchar esas dos voces tan familiares. Como fuese, la castaña sólo vio las formas difusas de un hombre aparentemente robusto y alto con una mujer menuda y bajita a su lado.
- ¡Jane!- "Eso sonó demasiado familiar." Pensó la joven. Súbitamente, su visión se aclaró permitiéndole ver a su rubio padre y castaña madre en todo su esplendor.
- ¡Papá! ¡Mamá!- de un empujón se quitó a su esposo de encima quién había permanecido ajeno a todo cuanto pasó.
- ¡Me puedes explicar qué es lo que estabas haciendo con este señor?!- preguntó el señor Granger furioso.
- Pues…- comenzó la aludida mientras que el rubio miraba a los padres de su mujer sin entender ni pío.
- Vamos, Josh…los dos sabemos muy bien lo que nuestra hija hacía con su… ¿debería decir esposo?
- ¿Nuestra hija?- repitió el slytherin sin poder creer lo que estaba ocurriendo.
- ¿Ya lo saben?- preguntó la hija a sus procreadores, pues no tenía idea de que ellos ya sabían de su casamiento, había pensado en decírselo luego pero no se esperaba semejante visita…Por cierto, ¿qué hacían sus padres, dos muggles, en Hogwarts? ¿No era que no se podía algo así? Abrió la boca para sacarse la duda, pero su marido fue más rápido.
- ¿Ustedes no son muggles? ¿Qué hacen acá?
- Creo que es más importante saber por qué el marido de mi hija, al que nadie tuvo el detalle de presentármelo, estaba besándola en un lugar tan público como este. ¿Acaso no tienes respeto por tu esposa?
- Querido, no seas tan estricto. Están recién casados es comprensible que estén un poco más acalorados que de costumbre y ni contar con que todavía son adolescentes.- terció la señora Granger.
- Eso no importa. Debería tener más respeto por mi inocente Jane.- argumentó el señor mirando a su mujer con severidad.
- Bueno, tan inocente no es…
- ¡Mamá!
- ¡¿Qué?! No estoy diciendo nada raro, tan sólo encontrarte así nos da una pauta de…
- Monic, no aclares que oscurece, por favor.
- Ok, ok… ¡Qué susceptibles son mi marido y mi hija! ¿No crees?- la señora de pelo castaño enmarañado, muy parecido al de Hermione, se dirigió al rubio que seguía en estado de shock. ¿Qué hacían sus suegros allí? Interrumpiéndoles justo cuando… ¡¿Podía tener más mala suerte?!
- ¡Vaya! Veo que ya se han encontrado…- Dumbledore llegó en el momento preciso para aclarar todas las incertidumbres y destensar la situación.
- Hola, profesor, ¿cómo ha estado?
- Bien, gracias, Monic. ¿Usted y Josh?
- Bien, muy bien por suerte. Aunque mi marido todavía está un poco molesto por las buenas nuevas. ¿Se ha comido las galletas que le di ayer?
- Por supuesto, las de limón son mis preferidas.
- Eso me había dicho Hermione, así que cuando supe que nos vendría a visitar no titubeé en cocinarlas. ¿Han sido de su agrado?
- ¡Claro! Tiene un don culinario inigualable, señora.
- No, ¿qué dijimos ayer? Le pedí que me tuteara y llamara por mi nombre.