A la mañana siguiente, fue él el primero en despertar y se sorprendió al notar que en el trascurso de la noche Hermione se había dado vuelta y dormido acurrucada en su pecho. Sonrió y removió los mechones de pelo que le impedían contemplar de lleno el rostro de la castaña. No obstante, su vista fue rápidamente atraída por un manto rojo que era iluminado por la luz del sol que se colaba por la ventana del dormitorio. De a poco fue descubriendo el cuerpo de la joven durmiente a medida que sus ojos se ensanchaban con la vista del baby doll que ella vestía y un calor familiar se apropiaba de su entrepierna.
"Mierda." Pensó al ver la parte trasera de su esposa, sus nalgas estaban completamente desnudas. "¿Qué hago? Le prometí que no la tocaría…pero es que… ¿quién rayos se pone semejante prenda y pretende que no se le abalancen encima? ¡Al carajo!" No esperó más, tumbó a su esposa de espaldas y trató de despertarla besando el lóbulo de su oreja izquierda.
- ¿Draco?- preguntó ella somnolienta.- ¿Qué haces?
- ¿Cómo pudiste vestirte así? Esto es tu culpa.- la acusó al separar las piernas de la chica y situarse entre ellas.
- ¡Oye! Fue mi madre quién me obligó.
- Me cae bien tu madre a pesar de ser muggle.
- ¡Qué bien!- satirizó ella.- ¡Saca tu boca de ahí!
- ¿Por qué? Tus senos se ven tan apetitosos con esta transparencia.
- ¡Basta! Teníamos un acuerdo.
- Acordamos que seguirías siendo mi esposa.- recordó el rubio besando el cuello cetrino.
- Si encontrábamos una solución a lo de Harry y Ron…-observó ella siendo interrumpida por un gemido que escapó de su boca al sentir las manos del slytherin en sus piernas.- ¡Espera!- Hermione detuvo el ascenso de la mano que ya rozaba su muslo superior.- Prométeme que los tratarás mejor.
- ¿De qué hablas?- inquirió él fijando sus ojos grises en los marrones de su mujer.
- De Ron y Harry, dime que los tratarás mejor.
- ¿Por qué haría semejante cosa?
- Dijiste que harías algo para que ellos no me tengan tanto rencor, tal vez si les muestras respeto ellos me creerán que has cambiado y no me juzgarán tanto.
- No sé…es demasiado.
- Por favor, Draco, te lo pido encarecidamente.
El blondo resopló.- Está bien, pero si dicen alguna estupidez no respondo de mí.
- Ya verás que no.
- Trataré de no hablarles.
- Y de contestarles bien si ellos te hablan.
El chico dudó pero los ojos pedigüeños de su esposa le convencieron.
- Está bien, pero me vas a premiar ¿verdad?- Eh…- titubeó ella.
- ¡Ok!- se mosqueó él retirando su mano de entre las piernas de la castaña, pero ella no dejó que la apartase mucho puesto que volvió a posicionar la mano en su muslo y sonriéndole sugestivamente fue subiéndola mientras sus miradas se fundían. Sin embargo, antes de que Draco llegara a tocar la parte íntima de su mujer un golpe en la puerta retumbó en la habitación, sobresaltándolos.
- ¡Jane, a desayunar!
- ¡Mierda!- susurró el joven.
- No tengo hambre, papá.
- ¡Pamplinas! Ayer no cenaste, más te vale que salgas de ese cuarto en este mismo instante.
- Lo voy a asesinar…- pero al ver la mirada severa de la chica debajo de sí se retractó.- Era broma, era broma…