PRIMERA PARTE:
Mis dias transurrian de la misma forma de siempre, iba a tomar mi cafe, volvia, escribia un rato, encendia la chimenea, leia. Era una rutina practicamente.
Liam por el otro lado se habia convertido en un entretenimiento mientras lo necesitara.
Ultimamente mis preocupaciones han aumentado, mandaran a alguien de la facultad para que revise nuestro desempeño aqui. << ¡Que estupides! >> pensaba todos los dias.
Sonó el telefono y me levante rapidamente a contestarlo.
- ¿Bueno?
- Buenas, disculpe, es _________?
- Si, así es. Tu eres..?
- ¡Ah! Soy Harry, Harry Styles.
- Okay. Entonces, dime ¿en que te puedo servir?
- ¿Puedes recogerme en la parada de autobuses en una hora?
- No te conozco.
- De la facultad.. Solo recogeme por favor.
Dudé un momento pero al fin gesticulé - Está bien.
Cerraron la llamada.
Comencé a dar vueltas nerviosa, no es miedo, es curiosidad. ¿Quien es el? ¿Por que me llamó a mi? Seguramente Liam no atendió el telefono.
La hora pasó entre pensamientos y pregunta, subí a la camioneta y llegué a la parada, aún no había llegado asi que me estacioné y me puse a esperar.
Pasaron unos 6 minutos cuando el bus frenó y dejó salir a un chico alto, de ojos claros, cabello alborotado lleno de rizos, delgado, de mirada coqueta, quien se veia muy confundido.
Bajé la ventana y me puse a observarlo. Miraba a un lado y al otro, como un niño perdido en el supermercado.
- ¿Forastero? - grité mientras le hacia seña de que se montara.
El sonrió, se le vió aliviado. Subió y todo quedó en silencio. Nada más torturoso que aquel espacio de tiempo.
- ¿A donde te llevo? - pregunté burlona.
- Ahora que te veo, llevame a tu cuarto.
- Aventado - bufé mientras encendia el motor.
El solo rió por lo bajo.
- La facultad me envió para vigilar su desarrollo en este pueblito. No se por que piensan que yo sirvo de niñera para ustedes.
- Pobre tonto, ¿Te dijeron eso? Bienvenido, fuiste victima tu también y serás el nuevo compañero de cabaña.
- **** - dijo por lo bajo.
Llegamos a la casa y fuimos hasta la sala. Liam habia salido. Notaba al chico algo cabizbajo, al parecer la noticia le habia afectado mas de lo que pensaba.
- Siempre se encuentra que hacer. No es tan malo.
- No es eso. Olvide mis medicamentos.
- Aqui hay farmacia.
- Ya es tarde. Mañana voy, me urgen. - respondió timidamente mientras movia au pierna rapidamente, era ansiedad. De pronto vi su gran ereccón a traves del pantalon.
- ¿Cual es tu enfermedad?
- Me dan ansias.
- ¿Por?
- Mi adiccion.
-Si quieres cigarrillos, en mi cuarto hay.
- Soy adicto a tener relaciones sexuales. Por eso me senti mal. - Obviamente era una gran excusa, una excusa que no podía desaprovechar.
- Yo te puedo ayudar con eso - dije estirandole la mano para que se levantara y me acompañara.
- ¿De verdad? - sus ojos ya no eran tan tiernos, eran fogosos y salvajes.
Llegamos a la habitacion, me tumbó sobre la cama y se dejó caer sobre mi.
-Hoy mando yo pequeña. - me susurró sensualmente al oido.
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