Alicia estaba paseando por el centro de Madrid. Cuándo vio un coche pararse a su lado. Modelo, marca, matrícula, conductor. No los veía desde dos meses atrás, el incidente de la mejor amiga de su hermana. Ella siguió andando, y el rubio la seguía con la ventanilla abierta. No quería escuchar, siempre la engañaba para hacer lo que no quería, pero no pudo resistir mucho. Tenía buen cuerpo, era guapo y era más o menos rico.
— ¡Nena! Venga. Se que me oyes — Le insistía Daniel, pero ella no podía caer en sus redes, de nuevo —. Venga, nena, sube al coche — Frenó en seco y abrió la puerta del copiloto desde su asiento.
Alicia, no pudo resistirlo más. Corrió hacia el audi rojo, donde habían tenido tantos orgasmos, solo de pensarlo, se le subían los colores, pero no podía olvidarlo cuándo entraba en aquél coche. Cuando este paró, se bajaron ambos, al mismo tiempo, con el mismo ritmo.
Al llegar arriba Alicia ya estaba medio desnuda, tenía la camisa abierta y bajada hasta los codos. Cerraron la puerta de un puntapié, y a su paso dejaban un rastro de ropa, por todo el loft. En cuanto llegaron a la habitación, ella se tiró a la cama, y encima de ella, el rubio, quién a penas contenía su erección. Rápidamente le quitó la ropa interior a Alicia.
— No entiendo como puedes tener esta maldita influencia en mí, Fernández — Gritó Alicia, levantándose de la cama con rabia, después de haberlo echo con él.
— Pero te gusta, nena. Y lo sabes. — Daniel arqueó las cejas varias veces y sonrió pícaro. Alicia le tiró un cojín a la cara y salió rápido de la habitación. — ¡Eh! Pero deja que me despida de tí.
Daniel salió solo con la ropa interior y se acercó lentamente a Alicia hasta acorralarla contra la encimera de la cocina. Le colocó bien el pelo detrás de la oreja, y después sin quitar la mano de su mejilla la besó, pero con Alicia sabía cuando debía parar, y ese era el momento.
Volvió a su casa y se ducho rápido. Cuándo ya estaba seca se puso una camiseta corta, unos shorts de color rosa y unas deportivas monas. Puso en una mini-maleta cuatro prendas más y se metió en su coche. Arrancó y emprendió el viaje a Barcelona. Pero no sabía que alguien la seguía. Más bien, cinco personas.
Sheila estaba tumbada en el banco que estaba justo en la puerta del instituto, con la cabeza puesta en el regazo de Aiko. Ella le contaba que había cortado con su pareja, porqué no tenían tiempo de verse. Sheila giró la cabeza, a lo lejos vio una chica con el cabello más largo que Aiko, con las puntas azules. Vestía una camisa verde de media manga y una falda tejana, con unas botas de tacón no muy altas.
Estaba en su clase, era bastante solitaria, además casi no aparecía por las clases. Pero cada vez que lo hacía Aiko parecía desaparecer por completo, se quedaba embobada, como en aquél momento. Sheila se sentó al lado de Aiko, pero se levantó de un revuelo, y se puso delante de aquella chica, cuyo nombre ninguna sabía.
— ¿Me quieres prestar atención? — Protestó Sheila agitando su melena rosa chicle. Aiko la miró con cara interrogante. La pelirrosa rodó los ojos y cogió a Aiko del antebrazo y se la llevó hacia clase.
Reposó su cabeza en su mano, pensando y observando a aquella chica. Era lo único, a parte del dibujo, que la atraía de aquellas clases. La chica se acercó a Aiko poco a poco, y cuándo estaba justo delante suyo, se quedó con la boca abierta. Pero Sheila la sacó de su "encantamiento", tocándole el hombro.
— Noly, sienta te ya por favor. — Dijo el profesor nada más entrar. «¿Noly, eh?»
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Cuándo Estás Junto A Mí [Sonia Gómez]
FanfictionSheila se muda con su madre al centro de Barcelona. Es muy fan de la GirlBand más famosa de España, Sweet California. Sheila esconde un secreto que solo su mejor amigo sabe, y ella llegará a hacer realidad su sueño. Conocer a Sonia Gómez. Pero cuand...