Capítulo 11: "Un plan para hacerte sonreír"

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Los días pasaron rápidamente y había llegado el día en que Gokú y Milk, empezarían una nueva vida en la universidad.

¿Y a qué hora tienes clases?, preguntaba el joven de cabello alborotado a la bella jovencita pelinegra mientras comparaban sus horarios.

Entro una hora después que tú, creo que ya no podremos ir más juntos ya que nuestros horarios casi no coinciden, dijo la joven con tristeza.

Tienes razón, ¿Y ahora quién te llevara?, decía preocupado el joven de cabello alborotado.

No te preocupes, le pediré a mi papá que me lleve por hoy, dijo Milk.

Está bien dijo Gokú seriamente.

¿No piensas volver a sonreír?, dijo la pelinegra con tristeza.

No tengo motivos para hacerlo, dijo Gokú, guardando sus cosas en su mochila. Nos vemos Milk, si sales antes de la 1 pm, me avisas para traerte, dijo el joven despidiéndose de la pelinegra con un beso en la mejilla.

Que te vaya bien en tu primer día de clases mi amor secreto, esto último lo dijo la joven muy despacio para evitar que él lo escuchara.

Luego de que el joven de cabello alborotado salió, la bella pelinegra se quedo pensando en alguna forma para volver hacer sonreír a su amado.

La bella jovencita fue a su habitación y abrió uno de los cajones de su escritorio donde estaba su diario, pero al hacerlo encontró algo que hace algún tiempo el jovencito le dio.

-.Recuerdo.-

Mira Milk, esta rosa es hermosa, decía Gokú viendo a la solitaria rosa en medio de tanta espina.

Si es bellísima, dijo Milk sonriendo.

¿Te gusta muñequita?, dijo Gokú.

Si, dijo Milk, mientras el joven hábilmente paso dentro de las espinas y arranco la bella rosa de color rosado mientras la pelinegra lo miraba atónita.

Toma Milk, es para ti, ¡gracias por siempre ayudarme¡ dijo Gokú con una bella sonrisa.

Gracias dijo Milk tomando su rosa emocionada.

-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-

A pesar de que ya estas marchita sigues tan bella como el primer día dijo la joven tomando a la rosa que se encontraba seca dentro de una las páginas de su diario. ¿Y si?, no, las mujeres no hacen eso, ¿pero, tal vez?, decía la joven colocando sus manos sobre su rostro, pero como lo haría, aquí en la casa no puedo, sería obvio que quien las deja soy yo, ¿entonces en la universidad?, dijo la bella joven son una dulce sonrisa.

Horas más tarde:

En una florería una bella joven pelinegra se encontraba observando las flores que habían en ella:

Me puede vender una rosa roja, dijo la pelinegra con una dulce sonrisa.

Claro niña, dijo una amable mujer mientras le entregaba la rosa la joven.

Minutos después: "Universidad"

Una bella pelinegra se encontraba en su pupitre tratando de recordar el horario de Gokú.

¿A qué hora tenía libre?, pensaba la jovencita prestándole la menor atención a la exposición del maestro.

Luego que clase termino la bella joven salió más rápida que un rayo de su aula para vigilar de lejos el aula dónde se encontraba su amado.

Aún está en clases, dijo la joven esperando pacientemente el cambio de horario, minutos después el profesor salía del aula y la mayoría de alumnos también salían, dejando sus mochilas dentro de la misma. La joven al ver salir a Gokú junto a Krilin y al notar que ya no había nadie en el aula entro sigilosamente y sobre el pupitre dónde se sentaba el joven de cabello alborotado dejo la rosa y salió lo más rápido de ese lugar.

Las clases volvieron a empezar y los alumnos ingresaban a sus aulas cuando Gokú y Krilin ingresaron un bullicio se escuchaba en la misma, el joven de cabello alborotado llego hasta su pupitre y se vio una hermosa rosa roja sobre el mismo, tomo la rosa y la miro intrigado, luego Krilin se acerco y le dijo:

¿Quién te dejo eso?, dijo el calvo intrigado.

Debieron haberse confundido, debió ser para algunas de las chicas que estudian con nosotros, dijo el joven no dándole mucha importancia a lo sucedido.

¿Y qué piensas hacer con ella?, dijo Krilin refiriéndose a la rosa.

Esta muy linda me la llevare a mi casa, dijo Gokú con seriedad.

Horas después:

El joven de cabello alborotado esperaba dentro de su auto a que la pelinegra terminara sus clases para volver con ella a su casa.

Ya estoy aquí, dijo la bella jovencita con una sonrisa cálida que producía sensaciones que nunca había experimentado Gokú, ni siquiera con Bulma.

Sube, dijo Gokú abriéndole la puerta del auto.

¿Y cómo te fue?, dijo la jovencita mirando la rosa sobre uno de los asientos traseros del auto.

Bien pero ya empezamos con trabajo ¿Y tú?, dijo el joven con seriedad.

Muy bien, los cursos de hoy estuvieron bastante interesantes dijo la pelinegra muriéndose por la curiosidad de preguntar sobre la rosa.

¿Qué tanto miras?, ¡ah, es eso¡ lo dejaron por equivocación sobre mi carpeta y como me pareció hermosa me la traje conmigo, dijo Gokú mientras conducía.

Al día siguiente:

Una nueva rosa apareció sobre el pupitre donde se sentaba Gokú. El joven tomo la rosa roja y miro a todos lados, pero no había nadie cerca a dónde se encontraba la rosa.

La guardare, dijo Gokú, pensando ¿quién puede ser?.

Por la tarde: "Casa Son"

¿De dónde sacas esas rosas tan hermosas hijo?, dijo Gine con una sonrisa.

La dejan por error sobre mi escritorio o alguien me quiere jugar una broma madre, dijo Gokú con molestia, mientras la pelinegra entristecía al escuchar sus palabras.

Habitación de Milk:

Qué hago querido diario, no logro sacarle una sonrisa, mis rosas no funcionan, pero si a las rosas le agrego algo más, claro, como no lo pensé antes, el piensa que las rosas son para otra persona porque no tienes destinatario, pero si le pongo su nombre y un mensaje dijo la jovencita, abriendo su computadora y escribiendo una pequeña tarjeta.

Al día siguiente:

Me avisas, decía el joven de cabello alborotado despidiéndose de la bella jovencita pelinegra.

Aula de Milk:

Preciosa ponme atención, parece que estuvieras en las nubes, decía riendo un joven rubio.

¡Eh¡, discúlpame Broly, es que estaba pensando en un problema que tengo, dijo la pelinegra para salir del apuro.

¿Qué te pasa? ¿yo te puedo ayudar?, dijo el joven.

No, no es necesario, dijo la pelinegra moviendo sus manos, mejor sigamos con el trabajo, dijo la jovencita

Mientras el muchacho sonreía al notarla nerviosa.

"Doce rosas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora