Lamentar.
Son menos de cinco minutos en salir del edificio de su apartamento y aproximadamente veinte en llegar corriendo hasta el tren subterráneo a toda velocidad, chocando personas sin preocuparse y ni siquiera molestarse en mirar atrás. Es media hora cambiando a pasos largos de una línea a otra en el subterráneo para llegar a su destino, treinta respiraciones agitadas le demora llegar a las puertas del aeropuerto. Ciento veintiún latidos pasan hasta llegar al lugar en que Jongin le murmuró que estaba a través del teléfono. Fueron diez segundos recorriendo antes de toparse con la silueta alta del chico, parada quieta junto con una maleta a su lado, esperando a cierta persona; y no hay números ni forma para medir el tiempo que pasa cuando encuentran sus ojos.
Jongin tiene algo disímil en él, casi sin vida. Había bajado notablemente de peso, sin contar que antes por sí solo era delgado; sus ojos estaban oscurecidos por ojeras hondas y su cara tenía una palidez alarmante que le hacía ver enfermo.
Jongin no le sonríe; y ello hace a su pecho arder y a sus rodillas casi ceder la estabilidad bajo suyo. Kyungsoo se siente horrible, torpe, esperaba una de esas sonrisas que el menor le daba solo a él, correr a encontrarse como en las películas y estrujarse en un abrazo del cual no se volverían a soltar, finalizando con el beso que tanto había fantaseado. Pero lo único que pasa es que ninguno de los dos se mueve, ninguno hace algo, ninguno siquiera está seguro de seguir respirando o conteniendo la respiración. Los varios pasos que los separan parecen casi kilómetros irracionales, imposibles de recorrer en un día para un hombre. Pesa, carga; su núcleo, sus extremidades, su cabeza, su cuerpo completo.
Luego de un tiempo breve, Jongin es quien aparta la vista, clavándola en el suelo con una expresión ilegible. Ya no era un sueño hecho realidad. Por su culpa, la felicidad del chico se había reformado en congoja, la cual podrían intentar esconder, tapar, eliminar, fingir que no sigue allí. Pero esas ideas son insostenibles; Jongin tendría esa marca por siempre consigo. Porque le había mentido; su querido hyung, su primer amor, la persona que creía era destinada en su vida; él, simplemente le había mentido.
Kyungsoo dejó que el nudo en su garganta se apretara por el mero hecho de verlo de nuevo mientras avanzaba los pasos temblorosos hacia adelante. Estaría dispuesto a lo que fuese por regresar a Jongin, traerlo de vuelta a la vida, a las sonrisas, devolverle sus soñares despiertos con él y la esperanza. Francamente, si debía ponerse en ese mismo segundo de rodillas suplicándole a Jongin que lo perdonase, lo haría, o si debía esperar años o lo largo de su vida, esperaría. Pero no volvería a permitir que el antes afásico se sintiese de esa forma, mucho menos a causa suya.
Kyungsoo se para frente a Jongin, poniendo su mejor esfuerzo por sonreír sin que se distinga el dolor que siente al hacerlo.
-Jongin-ah -le llama con voz difícil de sacar, pero el chico sigue mirando inmutablemente hacia abajo sin mostrar reacción a su voz.
Kyungsoo suspira y extiende su mano derecha hasta la mejilla macilenta y seca de su amor, levantándola ligeramente para apresar las pupilas apagadas con las suyas. El ruido enorme que proviene de las personas y los llamados por altoparlante en el aeropuerto no les molesta, y algo despierta en Jongin de un pestañeo a otro. Kyungsoo separa sus labios para decir algo, pero sorprendentemente el más alto habla antes que él.
-Hyung, yo -Jongin se detiene y mueve su boca indeciso mientras Kyungsoo espera. La voz es rasposa, más grave de lo que recordaba- te... te extrañé.
Esas dos palabras son blandas, decidas con el esfuerzo patente de la verdad, y aunque supo que eran totalmente sinceras, la presión en su garganta creció y la urgencia de llorar le atacó. El mayor se traga esas sensaciones para responder.
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III. Defective Abreaction; Kaisoo · Saga GC
FanfictionActo 3. ❝Preocupación, desconcierto, necesidad; porque ya se es mitad de Marzo, y el invierno se acaba; el hielo se derrite así como sus propios deseos de levantarse cada día porque su vida se está volviendo un encierro. Como si no pudiese salir, a...