II. Veinte;

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Es lo que ha estado haciendo Kyungsoo por los últimos 5 días en que no hay más cosas que las yemas de Jongin rozando su cuello y mezcla de bocas por horas. Se convence de que esa es la forma en que quería que fuese desde la primera instancia, pero es difícil teniendo claro que hay demasiadas cosas que no sabe; no está seguro tampoco de llegar a querer saber, o al menos tiene claro que no podría afrontarlo correctamente con Jongin a su lado la mayor parte del día—y la noche. Cinco días, dentro de los cuales dejó su móvil en silencio y no lo revisó más de lo necesario; una llamada cada día.

Kyungsoo recoge la ropa sucia y ordena la limpia en el armario escuchando las risas artificiales resonando desde la televisión en la sala, donde se ubica Jongin con una taza de chocolate caliente que dejó preparada y lista para él hace unos instantes. La idea es ir con él y anidarse en su tibieza humana; al menos ya pueden hacer eso sin la tensión con la que debieron lidiar varios días, aunque aún no es completamente natural.

La cama ya está hecha, todo ordenado y limpio en su lugar, Jongin todavía no ha desempacado su maleta, pero Kyungsoo no le ha puesto mucha atención. El abrigo del chico está colgado dentro de la segunda sección del armario, y se fija en una pequeña mancha de salsa que hay en él, probablemente del día del cumpleaños de Jongin. Intenta sacarla con su dedo pero, por razones obvias, ya está seca. No se había dado cuenta antes, probablemente porque ha salido la nada misma de su casa y las veces que lo han hecho ha sido usando chaleco. El hombre descuelga el abrigo y mete su mano a los bolsillos, únicamente para revisar que Jongin no tenga nada importante que pueda ser mojado en la lavadora, y frunce el ceño cuando se da cuenta de que hay varias cosas dentro. Las saca, y su fruncimiento se profundiza al darse cuenta de que Jongin tiene un teléfono móvil apagado que no es el suyo. Lo da vuelta en su mano y amplía más sus ojos al reconocerlo como el de la Sra. Kim. ¿Qué hacía Jongin con eso? Las otras cosas eran papeles y lo que supuso, era lo necesario para salir del país al que viajó.

Deja las cosas sobre el velador y prosigue a meter el abrigo de Jongin junto con otra ropa a lavar; sin dejar de unir piezas, permaneciendo parado en el baño sin pista alguna de qué hacer. Kyungsoo se siente así últimamente, y esa sensación no es de sus favoritas; la inseguridad lo hunde lentamente con brazos tiernos, que ve claramente pero no aparta.

El teléfono fijo sonando desde su habitación alcanza sus oídos y camina hacia él por algo que es mera costumbre; el identificador de ID es desconocido, pero los números son extrañamente familiares. Kyungsoo lo toma con pausa, sabiendo qué es lo que va a escuchar, la voz que lo dirá, qué cosa preguntará y qué es lo correcto que debe decir.

Lo correcto, Kyungsoo.

—Do Kyungsoo, —dice con tono más bajo de lo normal— ¿sí?

—Soy la Sra. Kim. —Lo sé —he estado intentando comunicarme con usted estos días, pero al parecer no han llegado las llamadas... —Kyungsoo se siente un poco enfermo del estómago por el tono de sinceridad de la mujer— Lo siento si... insisto con el tema.

—No, no se preocupe, Sra. Kim. —Kyungsoo muerde su labio, cerrando sus ojos y preparándose para lo que sigue. Lo que debe seguir.

—¿Ha sabido algo de Jongin? Lo que sea; estoy segura de que sí. Por favor, necesito... —las manos de Kyungsoo comienzan a temblar— necesito saber dónde está.

—Sra. Kim, lo que sucede-

Su aliento se traba, atrapando sus palabras en su garganta cuando siente manos agarrando sus caderas con firmeza que hace mucho tiempo no había tenido allí de esa forma; reviviendo la memoria dormida de la última y única noche en que experimentó la satisfacción de un orgasmo con Jongin. Las mismas manos lo halan hacia atrás un paso, provocando que su espalda se pegue a la parte frontal del más alto.

III. Defective Abreaction; Kaisoo · Saga GCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora