III. Veinticinco;

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Engañar.


Kyungsoo llega dos horas después de que Jongin se ha ido.

Toca a la puerta, pero al no recibir respuesta y suponiendo que Jongin debía haberse quedado dormido en el sillón, saca la llave de su bolsillo y la Incrusta en el cerrojo con dificultad, ya que en su otra mano llevaba un regalo que Jongin nunca abría imaginado recibir, mucho menos ese día. Kyungsoo lo llevaba apegado a su pecho y envuelto por su brazo como si fuese algo verdaderamente preciado; además de eso estaba la maleta, apoyada en el suelo. Estaba ansioso.

De todas formas, abre y es saludado por oscuridad. Todas las luces apagadas, el hombre frunce ligeramente. Se aproxima hasta el sofá y descubre que no está acostado el cuerpo largo y con párpados cerrados soñando como esperaba, lo único fuera de su lugar dentro de la pequeña sala de estar era el lienzo con manchas y formas que a Kyungsoo le provocan una mala sensación. Recorre sus ojos por la extensión de este, sin saber si estaría finalizado o no, y a pesar de estar con la única iluminación de las luces de la ciudad bajo él desde el exterior, podía notar que era hermoso. La figura en su centro estaba bien hecha, recordándole a alguien tirado en un suelo invisible pero no realmente; los colores que lo comían también, la opacidad en su generalidad.

Dejando el bulto que llevaba con cuidado en el sofá camina hasta la cocina y solo entonces nota que las ventanas están abiertas, por el escalofrío que lo recorre. Viento sopla dentro directo en su cara antes de cerrarla, y Kyungsoo omite el encender la luz de la cocina, pasando rápido hasta la habitación sin notar, en lo mínimo, el papel que empuja con su pie bajo el espacio de la cocinilla, el cual acaba de ser botado por la corriente anterior. Cierra lo poco que estaba abierto el ventanal de la sala y va por el pasillo, deteniéndose al pasar junto al baño, tocando y al no recibir respuesta, abriéndolo; nada.

Una sensación casi nauseabunda se posa en su pecho cuando está a punto de abrir la habitación.

—¿Jongin? —llama abriendo la puerta hasta atrás observando más oscuridad. Cierra también la ventana de su cuarto. El fruncimiento en su ceño se profundiza. —Jongin, si estás escondiéndote de mí ya lo conseguiste. Estoy asustado, —dice con voz lo suficientemente alta para alcanzar todo el apartamento.

Algo está mal.

Kyungsoo busca la maleta de Jongin entre el armario pero no hay nada; busca alguna ropa tirada por ahí del menor, como una remera o lo que sea, Kyungsoo pide un lo que sea, pero es como si Jongin, desde un principio, nunca hubiese estado allí.

El hombre entra en un estado de incertidumbre tan enfermizo que lo primero que hace luego de sentarse a esperar treinta minutos con el regalo en su regazo, sin encender una sola luz, aguardando a que de pronto Jongin simplemente aparezca por la puerta, es prácticamente correr hasta la taza del baño para vomitar involuntariamente y liberando a su paso un poco de la tensión que hay extendida por todo su cuerpo. Jongin no estaba; Jongin se había ido. Lo único de él dejado fueron las manchas de pintura húmeda en tela y pinturas abiertas, frío en el apartamento y preguntas, cientos de preguntas que no dejaron dormir a Kyungsoo durante toda la noche.


***


El viaje en el automóvil de su madre es tan callado que Jongin se obliga una y otra vez a abrir su boca para después de unos segundos cerrarlas al no hallar voz alguna. Tiene planeado llamar a Kyungsoo en cuanto llegue a su casa, para asegurarse de que entiende la situación; a pesar de que ni siquiera él lo hace.

III. Defective Abreaction; Kaisoo · Saga GCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora