Introducción.

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Aún recuerdo la última vez que salí a divertirme; y es que ahora mi vida se basa en desveladas constantes.

Mi último año en la preparatoria me la pase hablando de lo genial que sería entrar a la universidad y estudiar lo que más nos gusta. Diablos, no sabía lo que decía.

La universidad es la peor cosa del mundo, y más si sigues siendo una friki empedernida. Mamá, ¿puedo regresar al preescolar? Quiero ver sailor moon sin preocupaciones.

Hace un mes que entre a ese horrible lugar y ya escucho a personas hablando de la tesis. Insisto, quiero regresar al preescolar.

Mi carrera no está nada mal; voy siguiendo los mismos pasos de mis padres. No es que me obligarán o algo, desde pequeña había admirado su trabajo. Pero dios, ya ni siquiera puedo ver el relleno de Naruto a gusto.

—Hey, Lucy, ¿vienes?

—Solo déjame empacar esto.

Antes de mencionar a ciertas personas quisiera hablar de mi familia y amigos un poco más a fondo; mis padres son abogados, ambos demasiado ocupados haciendo justicia, en veces son llamados de lugares cercanos para ir a ejercer lo que mejor saben hacer; cuando ellos están fuera convivo con mi hermana mayor. Sí, aquella que solía molestarme demasiado; terminó hace poco la universidad y ahora es una madre soltera y fea. No, mentira, es una excelente psicóloga.

Yuta, mi mejor amigo, está estudiando medicina. Seguimos siendo inseparables, aunque ahora existe eso llamado "tensión sexual", y si, es horrible. Pero solo somos amigos y ambos estamos bien con eso.

Mi círculo social se hizo un poco más grande. Físicamente sigo siendo la misma: el cabello sigue igual de largo y desordenado, y ahora mis ojos son adornados por unas horribles gafas. Todos esos años frente al computador tenían que hacer algo.

Y dejando todo eso de lado, hay algo que aún me persigue: aquella rara conexión. A los quince años mis personajes favoritos estaban en mi casa. Un año después yo estuve en su mundo, y ahora, luego de dos años, sigo en contacto con ellos.

Impresionante, ¿cierto?

Pero lo más sorprendente es que aún no averiguamos el porqué de esa conexión. Y sí, ya dije demasiado.

Lo importante es que de alguna manera nuestros mundos estaban conectados, y ahora que lo sabía, no iba a dejar que esa conexión se perdiera.

—No tengo todo tú tiempo.

¿Mencione que Sasuke sigue siendo un pesado?

—Si me hubieras ayudado desde un principio hace horas que nos hubiéramos ido—aclaré—. Vaya, ni un hijo te domó.

Tomarse un descanso de vez en cuando está bien, y una visita no está de más.

¿Qué es lo peor que pueda ocurrir?





Conexión. |Naruto Shippuden|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora