Conexión. |Naruto Shippuden|

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El viaje a Sunagakure toma alrededor de tres días. Afortunadamente ya estábamos a minutos de llegar a la aldea. Desde nuestra posición se podían apreciar las grandes murallas de la entrada.

Los últimos dos días no había podido dormir y ahora me arrepentía de ello; una parte de mi quería saber todo lo que ocurría a mi alrededor pero la otra parte tenía miedo de encontrar cosas que no me gustaran.

Para variar no había molestado a Sasuke y eso ya es mucho.

—Quita tu cara de muerto, vamos a ver al Kazekage.

—Así es mi cara—respondí, dando palmaditas a mis mejillas—. Se llama 'fealdad', señor lindo.

Me ignoró, como siempre, pero gracias al cielo ya nos encontrábamos atravesando el enorme corredor. Unos cuantos guardias se acercaron a nosotros para preguntar el motivo de nuestra visita. Sasuke les entregó un papel que mi espíritu chismoso no logro descifrar y nos dejaron entrar.

A mi punto de vista la aldea no había cambiado demasiado como Konoha pero tenía alguna que otra cosita exótica.

Las personas de alrededor nos miraban demasiado. Aproveché para observar mi aspecto en una de las ventanas. Diablos, sí que me veía horrible.

Enormes ojeras, cabello desordenado, mi piel ya no era pálida y mis labios se estaban desmoronando. Ya ni los domingos me levanto de esta manera.

Corrí hacia Sasuke. No podía ver a Gaara luciendo como un muerto viviente.

—¡Sasuke, me veo horrible!—señalé mi cara.

—Así es tu cara, se llama 'fealdad'.

Estúpido.

—¡No estoy para juegos!—desordené más mi cabello en signo de desesperación—. Dame un minuto para arreglarme.

Soltó un suspiro—. No hay tiempo—comenzó a caminar—. Muévete.

Ignoré lo que dijo y cepillé mi cabello con mis dedos para luego recogerlo en una coleta desordenada. Saqué mi botella de agua y 'lave' mi cara. Por suerte traía un bálsamo así que lo apliqué en mis labios pero aun así me veía horrible.

Rebusqué en mi mochila y encontré la salvación: un cubre bocas. Aquel objeto de color negro para nada clínico que estaba a punto de salvar mi patética apariencia. Me había arrepentido luego de comprarlo en una tienda de paso pero hoy sí que lo adoraba.

Me lo coloqué y corrí hacia el edificio donde Sasuke había entrado.

Cuando divise la puerta de la oficina de Gaara no pude evitar sentir nervios y emoción de volverlo a ver. Ah, y Sasuke me esperaba afuera de esta con cara de fastidio.

—Para eso querías tiempo-señaló mi cubre bocas—. ¿No quieres una máscara de ANBU?

Recordemos su inexistente sentido del humor.

Luego de unos segundos tocó la puerta, y un 'adelante' se escuchó desde adentro. Sasuke abrió la puerta.

—Entra—me ordenó. Me quité las gafas y cubrí mis ojos con mis manos para luego entrar con cuidado. Escuché que Sasuke cerró la puerta.

Ridícula.

Me repetí mentalmente y con todo el valor del mundo aparte mis manos y abrí mis ojos.

Reír. Sí, quería reír pero a la vez llorar. ¡El peinado de Gaara es más gracioso en persona! Agradecía haberme puesto el cubre bocas.

—Hola—saludé.