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Un viaje a Suna no está nada mal. Claro, hasta que te enteras que tu acompañante será el pesado de Sasuke. Aunque no puedo quejarme, ya que prácticamente yo soy la que lo está acompañando. ¿En qué diablos estaba pensando Naruto?

—Solo no hagas ninguna estupidez.

Ambos nos encontrábamos saliendo de la aldea; Sasuke había querido partir ese mismo día, pues entre más rápido regresáramos mucho mejor y estaba de acuerdo en ello. Aún tenía mis dudas sobre la "misión"; ¿qué acaso no usan ahora el email para tratar asuntos? ¿por qué molestarse en viajar?

—Hey, Sasuke.

Él me miró.

—¿De qué va esta misión?—pregunté, sonando lo más casual posible. Saqué mi móvil y comencé a tomarme fotos para que no sospechara sobre mis dudas. Hice caras tontas para que saliera más natural el asunto.

—Tengo que recoger algo—respondió, cortante. No sé ni para que me molesto en sacarle información pero bueno, tengo derecho a saber.

—¿Alguna carta? ¿Qué no tienen ya el maravilloso internet?

—Esto no se puede tratar por correo—explicó. Luego, se detuvo y me miró con enojo—. Ahora deja de hacer preguntas, callada te ves mejor.

—Qué amargadito eres, enserio.

Caminé lo más rápido posible para alejarme de su aura depresiva y su cara de enojo. Estaba muy molesta por su forma de responder a pesar de que ya sabía cómo era. Es como si todo lo que hiciera Sasuke me afectara y más cuando se trataba algo de mí. Qué si me mira mal, me deprimo. ¿Me responde grosero? Me molesto. Le estoy dando más importancia de la que debería y es frustrante.

—Malditas hormonas—murmuré—. Señor, ¿qué hice yo para ser una niña hormonal?

Me detuve para maldecir mi vida un poco antes de que señor emo se acercara con su cara de pocos amigos. Sasuke me paso de largo y yo le lancé una piedrita para luego alcanzarlo.

La mayor parte del camino estuvo en silencio; a veces decía algunos comentarios para molestarlo hasta que sacó una cinta de vaya a saber dónde y me la puso en la boca. Intente quitarla sin arrancarme la boca en el intento.

—Oye Sasuke tengo una pregunta—me puse enfrente de él y le sonreí. Él solo gruñó—. No, no es sobre la misión.

—Habla antes de que te ponga la cinta de nuevo.

Respiré hondo y me lleve la palma al pecho—. ¿No te hubiera gustado que tu hija tuviera los ojos azules?

Sasuke me miró con confusión—. Sakura no tiene los ojos azules.

—Pero yo si—le guiñe un ojo.

Y así fue como termine con toda la cinta alrededor de la cabeza, después, morí por falta de oxígeno y les cuento esto desde el infierno, fin.

Bueno no, solo me amenazó con abandonarme en el bosque si seguía diciendo estupideces; creí que ya se había acostumbrado a mi forma de ser. Aunque está bien ya que puedo seguir haciendo una de las tantas cosas que amo: molestarlo.

Luego de algunos minutos sentí una gran necesidad que nadie en este mundo puede aguantar.

—Sasuke.

—Ya van dos—suspiró con irritación.

—Tengo que hacer pis—dije, directamente. Era la vergüenza o mi vejiga y ya sabemos cuál es mi prioridad.

Sasuke se quedó serio, mirándome, tratando de descubrir si no era una mentira. ¡Pero no, maldición, no! Era un asunto de vida o muerte.

—Ve ahí—señaló un arbusto. ¡Justo al lado de donde estábamos!

Conexión. |Naruto Shippuden|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora