El rostro de Jun se había ensombrecido; se había quitado su bata y las gafas, quedando simplemente en el uniforme ninja. Sus manos apretaban con fuerza la bandana de Suna, como si dudara de ponérsela o no.
No podía ver mi expresión, pero seguro era horrible. Una mezcla de miedo, confusión y ganas de desaparecer. Afortunadamente no se volvió a escuchar otra explosión.
—¿Qué está pasando?
Ni siquiera supe cómo pude preguntar aquello, mi boca estaba seca. Me desconocí en ese momento.
—Te dije que hubo eventos extraños en el desierto—recordó—, pero al parecer ahora son en la aldea, por tu presencia.
Quería saber que eran esos 'eventos extraños', pero no me animé a preguntar. Había llegado a la conclusión de que entre menos supiera, mejor.
Apreté mis brazos con fuerza y me deje caer. Apoyé mi cabeza en una de las cajas cercanas y cerré los ojos, con la esperanza de que todo fuera una pesadilla.
—Solo quiero irme a casa—murmuré.
—¿Después de todo?—preguntó Jun. Lo miré, él hacía lo mismo—. No creí que fueras tan cobarde.
Tuve el impulso de darle un golpe.
—Solo cuéntame todo y te perdonare—continué—, y cuando digo todo me refiero a la verdad, ya estoy cansada.
Estiró su mano, en la cual tenía la bandana—. Prometí ante el kazekage no decir nada—tomé el objeto entre mis manos—, sin ella no soy un ninja más.
Sabía a lo que se refería; ahora me gustaba más.
Se sentó a mi lado y comenzó el relato—: Tal vez tu relación con Konoha estabilizo todo, por eso no hubo cambios. Ambas aldeas querían asegurarse, por lo que te enviaron aquí. El Hokage lo planeo todo, aunque creo que tu amigo no lo sabía.
Mientras decía aquello me miro de reojo, esperando alguna reacción de mi parte, pero a estas alturas ya nada me sorprendía. Lo único intrigante era porque Naruto no le había contado algo como eso a Sasuke.
—Cuando entraron al desierto comenzaron los 'eventos extraños', fue ahí cuando supo el Kazekage que era por ti y ordenó que investigáramos para encontrar una solución. El documento falso fue para ganar tiempo.
Algo se movió en mi interior—. Entonces, ¿lo de que no me boten...?
—Fue mentira—agachó la cabeza—, lo siento.
Apreté con fuerza la bandana de Jun y me levanté con rapidez. Él hizo lo mismo.
—No importa, ahora dime lo que sucede afuera.
—Las cosas se acomodan, se adaptan a tu presencia, los demás intentan controlarlo—me tomó de la mano—, todo va a estar bien.
Su mirada era sincera, pero aun así quería golpearlo a pesar de que no era su culpa. Jun había sido el único que me había contado, en partes, la verdad.
Deje que tomara mi mano, quise devolverle la bandana pero no la acepto. Luego de algunos segundos la puerta se abrió, dejando ver a Sasuke y Gaara, hechos un desastre. Toda la atmosfera de tranquilidad se había roto.
—Es hora de irnos—anunció Sasuke, y apreté con fuerza la mano de Jun.
—¿Qué ha pasado aquí?—preguntó Gaara, cruzándose de brazos. Jun desvió la mirada, avergonzado.
—¿Qué ha pasado allá?—los señalé.
—Nada que tengas que saber—respondió Sasuke. Sonreí por dentro, lo sabía todo—. Ahora vámonos de este maldito lugar.
Sasuke me tomó del brazo y me sacó del lugar, pero antes de seguirle el paso le entregué a Gaara la bandana de Jun. Él la tomó confundido; rocé su mano y sentí muy poco, casi nada.
—Al menos fue sincero—murmuré, y lo sentí estremecerse—. Adiós.
Y deje que Sasuke me guiara hasta la salida; un horrible humo nos recibió pero no le tomé importancia. Mientras salía creí ver a Matsuri, pero no quería pensar en ella, me urgía llegar a Konoha.
[...]
Los tres días de viaje se me habían hecho eternos, pero afortunadamente ya nos encontrábamos cruzando las puertas de la aldea. Sasuke había insistido en que fuera a descansar, pero yo insistí el doble para poder acompañarlo con Naruto.
Durante el viaje me había cuestionado sobre mi cambio de humor, la aldea de la arena y sobre Jun. No respondí.
Crucé con rapidez el pasillo hasta llegar a la oficina de Naruto. Cuando abrí la puerta lo encontré durmiendo sobre su escritorio. Sasuke se acercó a él y le dio un golpecito en el hombro.
—¿Sasuke? ¿Lucy-chan?—preguntó entre bostezos—. ¡Así que regresaron!
—¿Por qué hiciste esa estupidez?—cuestionó Sasuke de inmediato. Naruto se tensó, pero intento sonreír.
—¿A qué te refieres, Sasuke?
—No te hagas el idiota, idiota—intervine. Ambos me miraron; me coloqué al lado de Sasuke—. Ya lo sé todo.
Naruto me miró con tristeza, como si lamentara que me hubiera enterado de aquella manera y no por él. Luego miró a Sasuke, como disculpándose por haberle mentido, pero él rechazó sus disculpas con aquella mirada que le ponía los pelos de punta a cualquiera.
—Las cosas no tenían que ser así—habló.
—¿Acaso tenía que vivir por siempre en la ignorancia?
—¿La mandaste a Sunagakure sin saber las consecuencias?—escupió Sasuke—. ¿En qué pensabas?
Naruto se levantó—. Por eso ibas tú, y si no hubiera sido así, Gaara estaba ahí.
—Él lo que menos quería era protegerla—me señaló. Sentí que todo se desmoronaba poco a poco—. Solo quiere proteger su maldita aldea.
La tensión podía tocarse. Sasuke estaba igual de enojado que yo o tal vez peor.
—Sasuke, tú no entiendes. De haber sabido te hubieras negado.
Antes de que las cosas se pusieran peor, intervine—: ¡Basta! Dejen de hablar como si yo no estuviera presente—sentí las lágrimas recorrer mis mejillas—. Si me hubieran dicho todo desde el principio... Si hubieran confiado, aunque sea un poco en mí todo estaría mejor.
Me sorbí la nariz—. No puedo creer que una persona que no conozco me haya contado todo en vez de ustedes—la imagen de Jun llegó a mi mente; desee verlo otra vez—. Y si estaban preocupados por mí, gracias, pero empeoraron todo, adiós.
Corrí hasta la puerta y salí con rapidez del edificio. En el camino me encontré a Konohamaru y lloré como nunca, luego le pedí que me llevara a casa. No quería saber nada de ellos, al menos por un tiempo.

ESTÁS LEYENDO
Conexión. |Naruto Shippuden|
Фанфик¡Lucy está de vuelta! Ahora con una versión más madura de sí misma, ella se encuentra resolviendo todos los cabos sueltos con respecto a su situación. ¿Podrá esta vez afrontar las nuevas aventuras que le esperan? ☛ No copias ni adaptaciones. ☛ Los p...