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Jun no era más que un simple ninja de Sunagakure. Estaba bajo las órdenes directas del Kazekage y era un nerd total. Es de mi edad y tiene una hermana mayor. Sí, esa fue la única información que pude sacar sobre él.

Ahora ambos nos encontrábamos en una especie de laboratorio bastante equipado; lo único malo era esa horrible color arena de las paredes. ¡Pero vamos, estamos en la aldea de la arena! Supongo que se perdona.

Había una enorme mesa con un montón de papeles desparramados; Jun sacó una silla de vaya a saber dónde y se sentó mientras tomaba unos papeles. No me dijo nada, así que me acerqué y lo observe con detenimiento. Dios, es demasiado lindo para este asqueroso mundo.

—¿Y qué hacemos aquí?—pregunté mientras observaba más el lugar; su silencio me estaba matando.

Jun siguió leyendo sus papeles, sin siquiera parpadear. Creí que sus bonitos ojos marrones se iban a secar en cualquier momento.

—Hey, Jun, háblame.

—¿Te puedes callar un momento por favor? Me vas a dar jaqueca—sus palabras me golpearon tan fuerte que me prometí no volver a hablar. Jun me miró, con culpa—. Lo siento, pero es importante.

Asentí y deje que se tomará su tiempo. Luego, me dormí.

[...]

Cuando desperté tenía una manta sobre mis hombros y baba sobre toda mi cara. Lo primero que hice fue buscar a Jun. Él se encontraba detrás de unas pantallas vistiendo una ridícula bata de científico. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Por un momento olvidé el motivo por el que estaba ahí.

—Hey—llamé su atención. También vestía unas ridículas gafas, iguales que las mías—, ¿ya vas a contarme todo?

—Lo iba a hacer—se acercó—, pero te quedaste dormida.

Sentí mi cara enrojecer.

—Pues ya desperté, dime.

Me miro por una fracción de segundos y luego se sentó. Se quitó las gafas y sacudió su cabello. Tomó una carpeta que estaba justo frente a él y volvió a mirarme.

—Ya, pregunta.

Antes de dormir había formulado todas las preguntas, pero justo en ese momento mi mente estaba en blanco. Quería saber todo sobre mí por más ridículo que sonara. Hoy después de tanto tiempo tenía a una persona dispuesta a ayudarme pero las palabras no salían. Tal vez solo era el terror de lo que pudiera descubrir.

Como si la plática de Lucy dos no me hubiera asustado lo suficiente.

Traté de relajarme pero me pregunté porque Jun me miraba tanto. Recordé la baba en mi cara.

—¿Por qué huiste de mí?

Noté como su cara enrojecía—. Creo que sabes lo que paso cuando estuviste aquí hace unos años—continuó—, creí que ibas a causar algo malo en mí, por eso huí.

¿Desde cuándo soy la mal del cuento? Sí, mi presencia causo cosas malas, pero eso fue hace tiempo.

—Pues ya ves que no te paso nada—dije, ofendida—. Ahora háblame sobre esa investigación entre Konoha y Suna.

—Es sobre ti.

Me sorprendí por la rapidez en que respondió. Tomó aire y me contó, al parecer, todo.

Básicamente Konoha y Sunagakure (las únicas aldeas que sabían de mi existencia y con las que había tenido contacto) investigaban los alrededores, sobre todo cuando estaba cerca. Como anteriormente hubo cambios (pérdida de la cronología) querían saber si aún seguía ocurriendo. En los últimos meses, no hubo cambio.

—¿Entonces por qué vino Sasuke hasta acá?—aún tenía duda sobre eso. ¿Por qué tomarse la molestia del tedioso viaje? ¿Por qué Naruto me mando con él?

—Por un último reporte—Jun sudaba demasiado—. Pero hubo un error.

—¿De qué hablas?

El documento que Gaara le había entregado a Sasuke era falso. Cuando Jun entró a la oficina fue para llevar el verdadero, ese fue su error. Algo como eso no se le pudo haber pasado a Sasuke, por eso las miradas asesinas sin fin.

Traté de sonar seria y calmada, pero el temblor de mis manos no ayudaba—. ¿Qué decía la investigación?

Jun me sostuvo la mirada; parecía no querer responder, pero terminó haciéndolo—: En los últimos meses no hubo cambio, hasta ahora.

Señor Jesús.

—Hace unos días hubo eventos extraños en el desierto, algo que nunca había ocurrido.

—¿Y tiene que ver conmigo?

Él dejo de mirarme—. Comenzaron cuando llegaste aquí... puede que sí.

Todo sonaba estúpido. ¿O simplemente no quiero aceptar lo que sucede? Iba a reflexionar sobre ello hasta que Jun comenzó a hablar de nuevo.

—El Kazekage no quiere que te boten, por eso los documentos falsos—cruzó los brazos—, dijo que iba a arreglar las cosas por su cuenta.

Me tomó un momento asimilar lo que había dicho, hasta que sonreí como idiota.

—Sabía que en cualquier momento iba a caer—no sé como pude bromear y sonreír en un momento tan drástico.

—¿De qué hablas?

La puerta el laboratorio se abrió justo cuando iba a responder. Sasuke apareció por la puerta hecho una furia, con Gaara siguiéndole el paso y algunos ninjas que desconocía. De un momento a otro me tomó del brazo y me jalo sin cuidado alguno. Creí que me iba a cortar las circulación.

—Vámonos—ordenó, en un gruñido. Vi a Jun ponerse en guardia.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

—No hagas preguntas y vámonos.

Sentí arena rodear mi pie derecho. No dude en mirar a Gaara con ojos de auxilio, pero él no me devolvió la mirada.

Quería decir algo, pero desde afuera se escuchó una explosión. Todo comenzó a sacudirse pero la arena me mantuvo en pie. Sasuke me apretó el brazo con fuerza.

Los ninjas que desconocía salieron del edificio con rapidez y fue en ese momento que supe que estaba pasando algo grande.

—¡Jun, quédate con Lucy!

La voz de Gaara sonó más ronca de lo normal. Sasuke me miro, soltó mi brazo y salió junto con él mientras bufaba.

No comprendía nada de lo que estaba pasando. Jun me tomó por los hombros y me llevo a la parte trasera del edificio, donde no se podía ver nada de los alrededores. Había unas cuantas cajas llenas de papeles y algunas vacías. Los ojos marrones de Jun me miraron con lástima y me tomó de la mano.

—Creo que necesitas saber la verdad.

Fue en ese momento que me di cuenta de que en realidad no sabía nada.





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