Capitulo 31: "Siempre será él"

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Entre por la puerta de Dracula, había pasado más de una semana desde aquella plática desagradable con Hailey y la de Henry, no había pasado nada interesante para mí gusto desde entonces.

Todo lo que había pasado era un par de ideas para atacar la mansión de Marcus, pero nada que ninguno de los líderes comandaría hasta no saber que es lo que podrían tener de armas a parte de los Hellhounds y los vampiros, en resumen, no harán nada hasta saber a lo que se enfrentan.

Camine hacia la puerta de Hailey, tenía que hablar con ella de un tema muy en especial, no es que me agrade acercarme a ella pero tengo que decírselo ahora o algo saldrá mal.

Llegue a la puerta y dude en tocar, no estaba seguro de lo que iba a decirle o de como iba a decírselo, estaba nervioso y no entendía porque ¿Qué estaba pasando me?

Vamos Joseph, sólo toca la puerta y ya, no puedes tener miedo de Hailey, es tu deber decírselo ahora, no puedes estar ocultándole la verdad, no es tu derecho, además de que te enviaron a ti a decírselo.

-Hailey abre la puerta -Hailey abrió la puerta después de dos segundos de gritarle que lo hiciera.

-Ahora qué quieres? ¿Destruirme una vez más? -dijo agotada y cómo no, después de el entrenamiento que la hice tener, yo también lo estaría, pero no me siento mal, no es mi culpa que este fuera de práctica.

-Tengo que decirte algo -dije un poco nervioso no sabría cómo reaccionaria ante lo que estoy a punto de decirle.

-Lo sabía -dijo ella feliz, yo estaba realmente confundido- sabía que aún me amabas, no podía creerme tus mentiras, no después de todo lo que pasó entre nosotros Joseph -esta idiota otra vez.

Aparté a un lado a Hailey que estaba recargada en la puerta evitándome el paso a su cuarto, una vez que la quite, entré, abriendo me pasó a su cuarto negro con algunos recuadros de pinturas de grandes artistas.

Interesante.

Hailey sonrió y cerró la puerta detrás de mí, nos dejaba solos a ella y a mi, encerrados en su cuarto, sólo esperaba que no se hiciera ningún chisme porque sé que las paredes tienen oídos.

-Muy bien, Hailey, no te amo, y nunca te amé, creí que eso estaba claro -dije soltando una risilla con mucha malicia y rencor- vine a decirte algo muy importante -ahora estaba nervioso, Hailey reaccionaría muy mal ante esto.

-Di lo -dijo enojada, supongo...por lo que le dije, la cruel y dura verdad o realidad como ella lo quiera ver.

-Dracula ha decidido sacarte de la misión para rescatar a Katherine desde lo que hiciste la semana pasada -dije aún compadeciéndola, a mi no me gustaría que me tratasen así, como basura, reciclando lo que no sirve, sólo por un error, bueno en realidad fue un gran error, pero aún así.

-Qué? -dijo más enojada y confundida.

-Lo que escuchaste -sí la compadecía, pero eso no quería decir que me caía bien, sigue siendo la misma persona venenosa y miserable de siempre para mi.

-No, no puede ser, fue un sólo error, uno sólo -dijo estresada.

-Un error puede costarte muchas cosas Hailey, eso tú como nadie ya debería saberlo -dije dando le la espalda y caminando hacia su puerta- lo siento Hailey, tal vez es lo mejor -no pude evitar sonreír una vez que daba vuelta a la manilla de la puerta y salía como todo un campeón, esto pasó de ser algo muy importante para mí a ser algo muy divertido.

Me dirigí hacia el patio de afuera en donde me relajaba y me ponía a reflexionar cuando escuché gritos que provenían de la sala baja, corrí lo mas rápido que pude y note como había una lucha de vampiros contra Hellhounds y más vampiros, varios habían sido mordidos, Liah estaba allí curando a varios así como los demás druidas.

La Hija de DraculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora