Brenda distribuyó las provisiones entre los hambrientos Habitantes y fue a sentarse junto a Thomas. El brillo tenue que provenía de la habitación iluminaba las hebras oscuras de su flequillo. Colocó a su lado un par de mochilas llenas de latas.
–Una es para ti –le dijo.
–Gracias –respondió Thomas, quien, sin haberse detenido un segundo, ya estaba llegando al final de la lata.
–¿Está rico? –le preguntó Brenda, mientras atacaba su propia ración.
–Ni hablar. Empujaría a mi propia madre por las escaleras con tal de comer esto. Si es que todavía la tengo.
No podía evitar recordar su sueño y la visión fugaz de su mamá, pero se esforzó por apartar la imagen de su cabeza. Era demasiado deprimente.
–Te hartas pronto de esta comida –comentó Brenda, sacando a Thomas de sus reflexiones–. Solo tenemos cuatro o cincos opciones.
Thomas se concentró en aclarar la mente y volver sus pensamientos al presente.
–¿De dónde la sacaron? ¿Cuánta les queda?
–Antes de que las llamaradas solares quemaran esta zona, la ciudad tenía varias plantas de producción de alimentos, además de muchos depósitos donde almacenarlos. A veces pienso que esa es la razón por la cual CRUEL envió Cranks a este lugar. Al menos pueden decir que no nos moriremos de hambre mientras enloquecemos y nos matamos unos a otros.
Thomas juntó el resto de salsa del fondo de la lata y lamió la cuchara.
–Si hay tanta comida, ¿por qué solo tienen unas pocas opciones? –quiso saber.
Brenda apuntó al techo con el pulgar.
–Nosotros solo registramos los depósitos más cercanos. Era una compañía que no tenía una gran variedad de productos. Yo mataría a tu madre por un alimento fresco de una huerta. Una buena ensalada.
–Creo que mi mamá no tendría muchas posibilidades de sobrevivir si alguna vez se ubicara entre nosotros y una tienda de comestibles.
–Me parece que no.
Ella sonrió y Thomas descubrió que esa chica le agradaba. A pesar de haber lastimado a su mejor amigo, le agradaba.
–¿El mundo todavía tiene tiendas de comestibles? –preguntó–. Quiero decir, ¿cómo quedó todo después de la Llamarada? ¿Muy caliente, con un montón de locos dando vueltas?
–No. Bueno, no lo sé. Las llamaradas solares mataron a muchas personas antes de que pudieran escapar hacia el sur o hacia el norte. Mi familia vivía al norte de Canadá. Mis padres fueron de los primeros en llegar a los campos creados por la coalición de gobiernos. La gente que más tarde terminó formando CRUEL.
Thomas se quedó observándola con la boca abierta. En unas pocas frases, ella acababa de revelarle más datos sobre el estado del mundo que nada de lo que había escuchado desde que le borraran la memoria.
–Espera... un segundo –le dijo–. Tienes que contarme todo. ¿Puedes comenzar desde el principio?
Brenda se alzó de hombros.
–No hay mucho que decir, ocurrió hace mucho tiempo. Las llamaradas fueron totalmente inesperadas e imprevisibles. Cuando los científicos intentaron advertir a la gente, ya era demasiado tarde. Arrasaron medio planeta y mataron todo lo que existía en las zonas cercanas al ecuador, cambiando el clima del resto de la Tierra. Los sobrevivientes se agruparon, algunos gobiernos unieron sus fuerzas. Poco tiempo después, descubrieron que un virus terrible se había escapado de un centro de control de enfermedades. Desde ese momento se lo conoció como la Llamarada.
–Dios mío –balbuceó Thomas. Miró hacia donde se encontraban los otros Habitantes para ver si habían oído algo, pero todos estaban muy concentrados en la comida–. ¿Cuándo...?
Brenda levantó la mano para hacerlo callar.
–Un momento –dijo–. Algo anda mal. Creo que tenemos visitas.
Él no había percibido nada y el resto del grupo tampoco, pero Brenda se puso de pie de inmediato y se acercó a Jorge para decirle algo al oído. Newt aprovechó para sentarse con él mientras la chica hablaba con el otro hombre.
–Siento como si no hubiéramos hablado casi nada desde que dejamos la maldita residencia.
–Es cierto –repuso Thomas.
Newt frunció el ceño y bajó la mirada.
–Y hay algo que me gustaría decirte...
–¿Qué cosa? –preguntó con cierta indiferencia.
Le inquietaba lo que le había dicho Brenda recién sobre las visitas, y estaba por comentárselo a Newt cuando llegó el ruido de una explosión al fondo del pasadizo, que provenía de las escaleras que habían utilizado para llegar hasta el depósito. Fue un sonido horrendo y atronador: el crujido de la estructura al desmoronarse, el cemento que se partía y el metal que se rasgaba. Una nube de polvo llegó hasta ellos por el pasillo, ahogando la luz mortecina de la habitación.
–¡Todos, corran! –gritó Brenda, que estaba unos metros más lejos, al lado de Jorge.
Paralizado por el miedo, Thomas permaneció sentado observando. Alcanzó a ver a Minho, a Sartén y a todos los demás, que retrocedían hacia las escaleras derruidas y luego doblaban por un corredor que él no había notado antes. Newt lo sujetó de la camisa para que se pusiera de pie.
–¡Corre! –le gritó, y comenzó a arrastrarlo lejos de la destrucción, hacia las profundidades subterráneas. De golpe, Thomas salió de su estupor y trató de jalar a Newt hacia el lado opuesto, pero él era más fuerte.
–¡No! Newt, creo que esa no es la sali... –antes de terminar la frase, una porción enorme del techo se desplomó justo delante de él.
–¡Tommy, no hay tiempo!
Los bloques de cemento cayeron unos sobre otros con gran estruendo, cerrándole el paso hacia donde habían huido los demás. Escuchó más rocas que se resquebrajaban arriba de donde se encontraban y comprendió que ya no les quedaba opción.
Se volvió hacia Newt. Con la mano de él aferrada a su camisa, salieron disparados en la oscuridad.
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Submundo-Newtmas
Fanfiction«Pase lo que pase, aun si tenemos que ir solos, llegaremos hasta el final» ¿Y si hubiese sido Newt quien acompañase y guiase a Thomas a través del Submundo, y no Brenda...? Desde hace tiempo que tenía rondando esta idea por la cabeza, y el otro día...