Thomas soltó un alarido y comenzó a pegarle a la mano llena de cicatrices y moretones. Aún trataba de adaptarse al resplandor de la linterna de Newt y entrecerró los ojos para ver cómo lo tenían sujeto. Con un tirón, el Crank golpeó el cuerpo de Thomas contra la pared. Su rostro chocó contra el duro concreto y una explosión de dolor se extendió alrededor de su nariz. Sintió que la sangre corría por su piel.
El hombre lo empujó unos centímetros hacia atrás y luego volvió a jalarlo hacia adelante. Repitió el movimiento una y otra vez, hacia adelante y enseguida hacia atrás. Y la cara de Thomas siempre iba a dar contra la pared. No podía creer la fuerza que tenía su contrincante, algo que, basándose en su aspecto, hubiera considerado imposible.
Newt también trataba de luchar contra el Crank, lanzándole golpes al brazo para que soltara la camisa de Thomas, quien tomó la muñeca del lunático y la sacudió de un lado a otro en un intento de liberarse de esa mano de hierro. Nada daba resultado y el tipo seguía empujando y jalando mientras el cuerpo de Thomas golpeaba contra la pared.
Con un grito, Newt se lanzó al ataque. Se arrastró sobre Thomas y mordió el brazo del Crank. Este emitió un gemido demoníaco y soltó la camisa. Su mano desapareció cuando atravesó la entrada, dejando un rastro de sangre en el piso. Los aullidos de dolor continuaron resonando con fuerza.
–¡Salgamos rápido! –gritó Newt–. ¡No podemos dejar que huya!
En medio del sufrimiento, Thomas supo que él tenía razón y, de inmediato, comenzó a moverse para ponerse en posición de ataque. Si el hombre alcanzaba a los otros Cranks, regresarían todos juntos. Era posible que hubieran escuchado el alboroto y ya estuvieran dando la vuelta.
Finalmente, una vez que Thomas logró pasar la cabeza y los brazos a través de la abertura, lo demás resultó más sencillo. Haciendo palanca en la pared, se impulsó hacia afuera, con los ojos fijos en su adversario, a la espera de un nuevo ataque. El Crank se hallaba a unos pocos pasos, con el brazo lastimado apretado contra el pecho. Cuando sus ojos se encontraron, puso una expresión de animal herido.
Al intentar incorporarse, la cabeza de Thomas golpeó contra la parte de abajo de la mesa.
–¡Shuck! –gritó, mientras salía de abajo de la vieja tabla de madera.
Newt ya se encontraba de pie y pronto estuvieron ambos encima del Crank, quien yacía en el suelo en posición fetal, gimiendo. La sangre que brotaba de la herida ya había formado un pequeño charco en el piso.
Newt sostuvo la linterna con una mano, apuntando directamente hacia el Crank, y se limpió la sangre de la boca con la otra que tenía libre.
–Viejo, deberías haber ido con tus amigos dementes. Tendrías que haberlo pensado dos veces antes de meterte con nosotros.
En vez de responder, el zombi giró sobre el hombro repentinamente y alzó la pierna sana con una velocidad y una fuerza inusitadas. De una patada estrelló a Newt contra Thomas y ambos se desplomaron en el piso. Thomas escuchó el ruido de la linterna repiqueteando contra el concreto. Las sombras bailaban en las paredes.
El Crank se levantó con dificultad, con los ojos fijos en algo que estaba al lado de la puerta que daba al pasillo. Thomas siguió su mirada sin pensarlo. Un gran fragmento de vidrio de una vieja luz yacía en el piso. El Crank corrió hacia el objeto, pero Thomas fue más rápido. Se incorporó de un salto, se lanzó hacia adelante y sujetó las rodillas del hombre desde atrás, arrojándolo al suelo. El lunático se dio vuelta balanceando el codo, que golpeó la mandíbula de Thomas. Mientras caía, sintió otra explosión de dolor y se llevó la mano instintivamente al rostro.
De pronto apareció Newt, se arrojó sobre el Crank por sorpresa y lo golpeó dos veces en la cara. Aprovechando la situación, consiguió hacerlo girar otra vez para que quedara extendido en el piso sobre el estómago. Le sujetó los brazos y los colocó en la espalda, levantándolos de una manera que parecía ser muy dolorosa. El Crank se retorcía y forcejeaba, pero Newt lo tenía inmovilizado también con las piernas. En ese momento, comenzó a emitir un gemido desgarrador y terrorífico.
–¡Tommy, tenemos que matarlo, o no nos va a dejar marchar en paz! –gritó por encima del horroroso lamento.
Thomas se había puesto de rodillas y observaba todo en medio de un estupor paralizante.
–¿Qué? –preguntó, anestesiado por el agotamiento, demasiado aturdido para procesar sus palabras.
–¡Toma ese trozo de vidrio! ¡Hay que matarlo!
El Crank seguía profiriendo ese aullido inhumano, que producía en Thomas el deseo de salir huyendo lo más lejos posible.
–¡Tommy! –exclamó Newt con voz ronca.
Se arrastró hacia el fragmento de vidrio, lo recogió y contempló la punta afilada. Entonces se volvió hacia su amigo.
–¡Date prisa! –gritó él, con los ojos encendidos por la furia.
¿Pero acaso él podría hacer eso? ¿O Newt? ¿Matar a un hombre? ¿Aunque se tratara de un loco desquiciado que quería verlos muertos? ¿Que quería nada menos que sus malditas narices?
Thomas se acercó a Newt sosteniendo el pedazo de vidrio en la mano como si estuviera envenenado. Como si el solo hecho de sujetarlo pudiese contagiarle cientos de enfermedades y causarle una muerte lenta y penosa.
Mientras tanto, el Crank continuaba aullando con los brazos en la espalda e inmovilizado contra el suelo.
Newt captó la mirada de Thomas y le habló con determinación.
–Cuando yo lo dé vuelta, ¡le clavarás eso en el corazón! ¿Entiendes, Tommy?
Thomas empezó a sacudir la cabeza y después se detuvo. No le quedaba opción. Tenía que hacerlo. Por lo tanto, asintió.
Newt soltó un grito por el esfuerzo que estaba realizando y cayó sobre el lado derecho de su enemigo, usando su cuerpo y la fuerza de sus brazos para hacerlo girar. Sorprendentemente, los alaridos aumentaban cada vez más. El pecho del Crank estaba listo, arqueado y apuntando hacia arriba a pocos centímetros de Thomas.
–¡Ahora! –rugió Newt.
El hombre seguía desgañitándose.
El sudor caía por la cara de Thomas.
Su corazón latía con fuerza y a gran velocidad.
Las gotas de transpiración en sus ojos. El dolor en el cuerpo. Los gritos terribles e inhumanos.
–¡Tommy, ahora!
Thomas juntó todas sus fuerzas y hundió el enorme trozo de vidrio en el pecho del Crank.
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Submundo-Newtmas
Fanfiction«Pase lo que pase, aun si tenemos que ir solos, llegaremos hasta el final» ¿Y si hubiese sido Newt quien acompañase y guiase a Thomas a través del Submundo, y no Brenda...? Desde hace tiempo que tenía rondando esta idea por la cabeza, y el otro día...