5. Pequeñas conversaciones

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Capítulo 5: Pequeñas conversaciones

Lunes 3 de noviembre

Kurt se sobresaltó esa mañana cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Apresuradamente se sentó apoyándose en el respaldo de la cama. El mismo chico de la otra vez entró despacio, esta vez no parecía malhumorado, pero lo miraba fijamente sin ninguna expresión la cual no hizo menguar su miedo hacia él.

-Veo que al final te entró hambre- dijo Blaine cogiendo la bandeja -¿Necesitas algo más? ¿Quieres desayunar?

Kurt lo miró perplejo ¿Qué diablos quería ese chico? Solo le ofrecía comida y no le daba ninguna explicación de por qué lo mantenía en ese lugar. El miedo desapareció momentáneamente, ahora estaba furioso.

-¡Suéltame! ¿Qué coño quieres?- Dijo forcejeando con su brazo.

-No voy a soltarte- le contestó con mucha calma -Y deberías estarte quieto, vas a hacerte daño.

-¡Me da igual, joder!- dijo con rabia pero entonces miró su muñeca y vio que se había cortado, paró de moverse y sus ojos se desviaron nuevamente hasta ese chico.

-Te lo dije- respondió con un suspiro -Escúchame...te lo vuelvo a repetir, no voy a hacerte daño ¿de acuerdo? Si necesitas cualquier cosa, avísame.

Blaine salió de la habitación cerrando la puerta con suavidad y fue a la cocina, él sí tenía hambre. Se dispuso a untar una rebanada pero un grito lo detuvo.

-¡¿Hola?!

Blaine se extrañó un poco, acababa de salir de ahí... ¿Qué querría? Dejó el cuchillo en la encimera y subió las escaleras.

-¿Has llamado?- preguntó Blaine confundido.

-Sí- dijo Kurt un poco vacilante -La verdad es que sí tengo un poco de hambre.

Blaine asintió con una sonrisa casi imperceptible, se fue en silencio y apareció a los pocos minutos con un plato de tostadas untadas con mantequilla y azúcar espolvoreado y un vaso de leche.

-Gracias- dijo Kurt sin mirarle a los ojos antes de que Blaine volviera a irse sin decir una palabra.

Kurt miró el plato. Esta vez no las devoró con ansia, no parecían tan apetecibles como la noche anterior pero aun así se las comió. Llevaba años sin comer tostadas, normalmente desayunaba en restaurantes, naturalmente acompañado por sus amigos. Otras veces se presentaba sin avisar en casa de su padre pare poder disfrutar de un sinfín de dulces preparados por Gabriela, la cocinera. Comparado con aquello, unas tostadas le parecían un desayuno vulgar y aburrido.

***************

Blaine estaba ojeando una estantería repleta de libros que había debajo de la escalera, quizás encontraría algo interesante para mantenerse ocupado.

-¡¿Hola?!

Esa vocecita otra vez. ¿Qué quería ahora ese niño consentido? Con muy pocas ganas subió las esclareas.

-¿Y bien?- preguntó Blaine algo molesto.

-Tengo frío- dijo Kurt temiendo pedir demasiado.

-¡No me extraña!- Blaine se sintió verdaderamente mal al observar que ese chico llevaba dos noches tapándose únicamente con una sábana fina. Fue directo al armario deduciendo que dentro habría algo servible. Efectivamente, muy bien doblado había varios juegos de cama y al lado un par de mantas gruesas. Cogió una y la extendió a lo largo de la cama -¿Así está bien?

-Gracias- dijo secamente -siento si te he molestado.

-Te he dicho que me pegues un grito si necesitas cualquier cosa- dijo dispuesto a salir de la habitación.

Aquí, ahora, contigo (Klaine) PAUSADA POR "ADIAD"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora