IV

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Hoy vino tu hermana a verme, bueno, más bien, vino por tus cosas. Su esposo estaba aquí, al parecer creen que le haré algo sólo porque se parece a ti. Eso es muy estúpido, demasiado si me lo preguntan.

Mientras ella tomaba toda tu ropa, no pude evitar derramar una lágrima y mirarla con tristeza, le pedí que te dijera que lo lamento, que te necesitaba otra vez conmigo, que aunque no sabía lo que era tener tu dolor, no eras la única persona que sufría.

Tu hermana me recuerda tanto a ti cuando se molesta; arruga la nariz de una manera extraña y niega con una mueca mientras evita gritarte.

Tú eres o eras luz, alegría, vida. Ella es amargura, chantaje e histeria. ¿Cómo es posible que los opuestos se toleren tanto? ¿Cómo pueden ser familia si son tan distintas? ¿Cómo puedes amar a alguien tan distinto a ti?

Recuerdo que tú y yo teníamos esas discusiones a veces, pero cómo alguna vez oí en algún lugar "así suena el sonido del perdón... primero gritos y luego silencio".

Ahora mismo me pregunto si después de todo este silencio me has perdonado.

Aún me pregunto si al tocar tu piel me seguirías diciendo que me amas y que soy lo mejor que te he pasado en la vida. Pero tu hermana me ha dicho que no te diría nada, ni que me necesitabas, que no querías verme, ¿es eso cierto? Si ese es el caso ¿por qué no eres tú quien me lo dice?

Las noches desde que partiste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora