Acero [SANGRE & ACERO #2]

Capítulo 5 - ¿Un tiempo sin Ryan?

Que acaba de pasar?

Limpié mis lágrimas rápidamente, mientras volvía al coche lentamente.

Nunca había perdido los papeles así, y nunca le había tenido miedo.

Abrí la puerta con cuidado, sentándome lentamente.

Lo miré de reojo, se encontraba echado hacia atrás con las manos en la cara.

Cerré la puerta, haciendo que reaccionase, con cuidado, como si tratara de no hacer movimientos bruscos.

Puso el coche en marcha sin decir una palabra.

Ni siquiera me giré a mirarlo, simplemente no podía. Me sentía indefensa, débil, cosa que me molestaba aún más.

- Sophie, yo ... - Habló unos 10 minutos más tarde.

- No.

Apretó el volante con más fuerza, demostrando su nerviosismo.

- Sólo déjame en casa de mi hermano, por favor.

- ¿Y después? ¿Se acabó?

- Necesito tiempo.

La voz se me volvió a quebrar al decir las últimas palabras, haciendo que las lágrimas volvieran a mis ojos.

- No hace falta que vayas a casa de Aiden, puedes quedarte en casa, me iré. - Giró la cabeza, intentando encontrándose con mi mirada, cosa que no consiguió.

Me era imposible mirarle.

- Quiero estar con mi hermano.

Suspiró, volviendo su cabeza hacia la carretera.

- Sophie no sé que me ha pasado ...

- Me has intentado violar Ryan. - La voz volvió a quebrarse en su nombre, haciéndome sentir estúpida.

- Yo nunca haría eso.

- Ese no eras tú.

El silencio volvió a apoderarse del coche.

- No sé que me pasa, hay veces que ..

- ¿Que no puedes controlarte? - Acabé la frase por él. - Necesitas hacerlo, de verdad lo necesitas, por tu bien y el de nuestra relación.

- Lo haré, eres lo más importante en mi vida, no puedo perderte.

No dije nada, sólo apoyé mi cabeza en la puerta, relajándome el resto del camino.

Un poco más tarde noté como el coche se paraba.

Levanté la cabeza, observando la casa de mi hermano.

- Hemos llegado. - Susurró Ryan.

Me giré, atreviéndome a mirarle por primera vez.

- Gracias por traerme.

Tragó saliva, su cara de desesperación era más que notable.

Se inclinó levemente hacia a mi, con cuidado.

Sin poder evitarlo el miedo volvió a mi, y me odiaba a mi misma por eso.