Capítulo 35 - No me arrepiento

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¿Alguna vez habéis perdido absolutamente todo el control?

¿Alguna vez habéis experimentado tanta energía junta, que cuando la has liberado te has sentido totalmente vacía?

Pude ver con mis propios ojos cómo la bala atravesaba el corazón de Ryan, y cómo los demás disparos atravesaban su cuerpo.

No me arrepiento de lo que he echo.

Seguí con la mirada fija en la mesa, sin decir absolutamente nada.

El frío en aquella habitación era horrible, pero ni siquiera me moví.

Levanté la mirada, encontrándome con la de mi hermano. Me miraba preocupado, desesperado. Se llevó las manos a la cabeza y dirigió su mirada a Xavier, quien se encontraba en el otro extremo.

- ¿No crees que deberíamos soltarla? - Le preguntó Xav a Aiden, mirando mis esposas atadas a mi espalda.

- No. - Contestó mi hermano rotundamente. Dirigió su mirada hacia a mi. - ¿Eres consciente de lo que has echo?

Asentí.

- Has disparado a Ryan. - Hizo una pausa, remarcando todas y cada una de las palabras. - Siete veces, SIETE. ¿Y no te arrepientes?

- De lo único que me arrepiento es de haberme olvidado de utilizar balas de plata.

Se llevó las manos a la cabeza, y a Xav se le escapó una pequeña risa.

- ¿Que? No me digas que la situación no es un poco cómica.

- No. - Negamos yo y Aiden al unísono.

Xav levantó las manos, dándose por rendido.

- Sophie, ahora mismo llevan más de dos horas sacándola las balas a Ryan, sus gritos se oyen por medio edificio.

Una pequeña sonrisa se escapó de mi.

- ¿Te hace gracia?

- Me alegro de que, ya que no lo he matado al menos sufra. - Comenté quitándole hierro al asunto.

- Sophie ... es un cabrón, y créeme, cuando se recupere se llevará otro disparo de mi parte. Pero ahora están todos confusos, no entienden cómo han disparado a un vampiro en nuestro edificio, siete veces.

- Obviamente no saben que ha sido la temperamental y sabia Comandante. - Comentó Xav riéndose.

Yo y Aiden lo volvimos a fulminar con la mirada.

- Vale, ya me callo.

- Nadie sabe nada a parte de yo y Ryan.

- ¿Y ella? - Preguntó lentamente.

Bufé colocando la cabeza en la mesa.

- Hablad con ella, no quiero verla, no quiero saber quien es.

Aiden rodeó la mesa, desatándome las esposas. Froté mis muñecas debido al dolor acumulado.

- ¿Y Ryan?

Buena pregunta ... ¿Y Ryan?

- Llevadlo al salón del trono.

Asintieron, saliéndo de la sala, dejándome sola.

Me dejé caer sobre la mesa.

Dicen que, cuando pasa la tormenta, cuando llega la calma, es el momento más pertubador de todos. És el momento en el que te das cuenta de todo lo que ha ocurrido durante la tormenta, de lo que has perdido.

Lo había echado todo por la borda, él es la tormenta, y yo, una simple chica, aislada entre la tormenta, sin defensas, sin ayuda.

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Acero [SANGRE & ACERO #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora