Un robot enamorado...

Capítulo 2

— ¡Serena!

— ¡Muchachas!

Entrando al pequeño y humilde apartamento de Mina, las abrazó con mucho gusto porque estaba feliz de verlas. Hacía más de dos semanas que no se reunía con ellas y estaba encantada de estar ahí. Saludándolas de beso y abrazo para luego pasar a la sala, se sentó y preguntó por lo que Mina y por supuesto Lita estaban esperando.

Su porción de pastel.

—Ah no, tú te demoraste mucho Serena y a la final yo me la terminé comiendo.

— ¡Mina!— Se levantó como un resorte del gran y cómodo sofá blanco en donde se había sentado—No te atreverías, ¿o sí? Ay no Lita, no. No me digas que esta degenerada se comió mi porción de pastel porque me muero.

—Ya, ya.

Reía Lita de verla hacer caras y a Mina reírse perversamente.

—Tranquila Sere que no se la comió. Tú sabes que es más fácil bloquear a los Giants que moverme a mí. No se la comió y dime, ¿con que prefieres pasarla? ¿Con algo de vino dulce o leche?

—Con lo que tú me recomiendes mi Lita. — Sonrió como una niña pequeña—Gracias por haber cocinado para nosotras y más por proteger mi porción de pastel de la malvada esta.

— ¿Qué?

No podía Mina de la risa y al poco tiempo Lita y Serena tampoco.

—Es que es divertido ver la cara de tragedia que haces por una miserable porción de pastel Serena.

— ¡Oye!

Dijeron Lita y Serena a la vez. Aunque Lita dijo de manos cruzadas y luciendo según ella ofendida por su comentario....

— ¿Con que si eh Mina? Ah bueno, la próxima vez no te traigo nada y en cambio...

— ¡No, no, no Lita! Tranquila amiga. Lo que pasa es que divertido meterse con Serena. Eso es todo. Tranquila y no te me sulfures que la loca aquí es Serena. ¿No amiga?

— Ja, ja, ja, que risa me da Mina. Es tan gracioso....

—Ya en serio, —pidió mirándola fijamente y de repente más seria mientras Lita iba a la cocina— ¿Cómo van las terapias con la doctora? ¿Cómo van las clases? ¿Cómo has estado Serena?

— Pues será decirte que bien Mina y...

Mientras Lita traía un pequeño plato con la tan anhelada porción de pastel de fresas para Serena, un vaso de leche y se sentaba a su lado, Serena les decía que estaba bien. Que las clases en el instituto ya no eran tan tediosas gracias a Helios y fue ahí donde salió a relucir un tema del cual a Serena no le gustaba hablar.

Su vida sentimental.

— ¿Pero por qué te enojas Serena? ¿Ah? ¿Puedes creerlo Lita?

—Helios puede ser mi hermano y no me gusta que si quiera insinúes que tengo o voy a tener algo con él. ¿Estás loca? Yo no quiero tener nada con él; solo a ti se te ocurre por Dios, es que deberías de escucharte antes de hablar, y no voy a tener nada con nadie. Yo así como estoy, estoy muy bien. Muchas gracias.

— ¿Entonces Serena? ¿Le vas a seguir guardando luto al miserable de Darien toda tu vida?

—Mina...

—No Lita, —la miró con seriedad y luego miró a Serena de nuevo—las cosas no son así. ¿Entonces qué? ¿Qué porque el muerto está muerto entonces es bueno? Nada. Darien podrá haber sido todo lo brillante y buen papá que le haya dado la gana pero eso que le hizo a Serena, no tiene nombre. Eso que te hizo Serena, no fue justo y lo sabes.