Capítulo 10

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Dos meses habían pasado en un abrir y cerrar de ojos. Serena siguió viéndose con Diamante y al mes de estar saliendo con él, decidió darle una oportunidad (y dársela a ella también) al aceptar la veintésima invitación que él le había hecho para dormir en su casa. Al principio con dudas pero luego despejándolas al ver lo caballeroso que Diamante era, estaba encantada porque aquel atractivo, inteligente y adinero hombre, había resultado toda una maravilla en la cama. Llevándola al cielo desde aquella primera vez en su sala, se quedaba casi todos los días con él.

Serena estaba viviendo (se podría decir) la mejor época de su vida al ser una mujer adulta joven y adinerada que hacia lo que le venía en gana pero gracias a lo feliz que se sentía al poder hacer todas las cosas que no pudo hacer por haberse casado tan joven y haber tenido una hija, tenía descuidada a su "niña"

Rini ya llevaba dos meses de clandestina relación con Helios y aunque al inicio tuvo sus dudas, las despejó. Estaba completamente enamorada de él pero como aún era inexperta, confundía a Helios con sus palabras y sus actitudes. Tal cual y como lo hizo ese día por ejemplo.

— Espera Rini. ¿Qué es exactamente lo que me quieres decir con eso? No te entiendo.

— ¿Estás enojado conmigo?

— Pues no, enojado no, yo diría que confundido. ¿Entonces querías que otros te vieran como te veo yo? Vaya, perdóname Rini. Nunca ha sido mi intención ser un obstáculo para ti.

— No, no Helios. Lo que quise decir fue que...

Aquella mañana en donde estaban abrazados en la cama de Rini aprovechando que Serena estaba con Diamante en una de sus casas en la playa, Rini y Helios terminaron.

Helios se disgustó mucho por lo que Rini le dijo y levantándose de la cama, recogiendo sus zapatos y mirándola con frialdad, le dijo que no podía soportar eso. Que si ella tenía dudas sobre la relación que tenían y que sí quería a alguien más, entonces le dejaba el camino libre para que lo hiciera. Diciéndole que había disfrutado mucho ese tiempo junto a ella y que le deseaba lo mejor, salió de la habitación y se fue sin darle ninguna otra explicación.

Helios se fue apretando un puño de la ira porque los celos se lo estaban comiendo vivo pero Rini, ella se arregló a la media hora de que él se hubiera ido y fue a donde sabía podría encontrar alivio y consejo.

Fue con su amiga de toda la vida.

— Ya, ya Rini. No llores más que ese idiota no se lo merece.

— Pero es que Hotaru, — Sonrió mientras Hotaru le hacía un rosado mechón de cabello a un lado— Yo lo amo. Estoy enamorada de Helios y me duele mucho que me haya terminado de esa manera. No me parece que haya sido para tanto.

— Rini, amiga, ¿si te has visto al espejo últimamente? Estás hermosa. Todos esos imbéciles en la escuela están chorreando la baba por ti desde que te cambiaste de look. Ese cabello rosa se te ve divino y lo que deberías hacer es dejar de pensar tanto en lo que él siente o piensa, y pensar más en ti. ¿Acaso te parece justo lo que te hace?

— ¿A qué te refieres con eso?

— ¿Cómo a qué? — La miró con reproche— A eso de tener una relación contigo a escondidas de tú mamá Rini. A eso me refiero. Si te quisiera tanto como dice, ya era hora de lo que lo hubiera hablado con ella. Tú lo que deberías hacer es mandarlo al demonio y hacerle caso a John. Uy sí, ese tipo esta como para...

— No Hotaru.

Empezó a llorar de nuevo.

— No puedo hacerlo porque yo a John solo lo veo como un amigo, como nada más. Y además de eso, yo estoy es enamorada de Helios y no quiero a nadie más que no sea él. Lo amo amiga y me duele mucho que me haya hecho esto. No sabes cómo me duele que haya terminado de esa manera conmigo.

Un robot enamorado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora