En las calles: desesperación y una casa de favores

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Hacía un frío tenaz, eran de esas épocas del año en donde no place salir, solo acostarse con una manta a beber algo caliente, el cielo era oscuro como presagiando lo que ocurriría aquella tarde y el viento golpeaba con fuerza a lo que sea que hubiese a su paso. Ese sería el día.

Sentada en las escaleras del escuela, una niña de ojos azules y trenza esperaba impaciente a que su madre llegara a recogerla, tenía hambre, ya era muy tarde y no se explicaba el motivo por el que aún no había ido a verla a la escuela, con sus pequeños bracitos se abrazaba para darse calor y agradecía realmente que su mejor amigo le haya prestado su amigo sino seguramente estaría congelada. Pronto Alexa empezó a cansarse y la idea de caminar sola hasta casa le pareció buena, recordaba que debía ir derecho y buscar una florería pero luego eliminó esos pensamientos porque no estaba muy segura si eran dos cuadras a la izquierda o la derecha.

Sus dudas y miedos se esfumaron cuando esa figura tan conocida llegó hasta ella y la abrazó.

-mami-le dijo la pequeña con una sonrisa-tardaste

-lo lamento, florecita-se disculpó la mujer castaña, de quién ella había heredado el color-pero ya debemos irnos

Y aunque la niña no lo notó su mamá estaba al borde de un colapso, el miedo la estaba devorando y su cerebro trabajaba a una capacidad exorbitante, necesitaba hacer algo porque de lo contrario iba a perder su vida y la de su hija.

Poco antes de ir a recoger a Alexa, ella se encontraba preparando el almuerzo cuando su esposo irrumpió en la casa con dos hombres más, ella los siguió, sabía que irían al despacho.

-Scott...-le llamó ella-

El hombre giró sobre sus tobillos y la miró con desagrado.

-¿qué?-articuló con voz ronca-

-¿tienes que traer siempre trabajo a casa?-ella arqueó una ceja, pero entre líneas lo que quería decir <tus tratos sucios en otro lado>-

Él ni se inmutó e ignorando aquello se metió en el despacho.

Kate suspiró frustrada y caminó por un estrecho pasillo cerca de aquel cuarto, ella conocía una pequeña sección hueca que le permitía escuchar los múltiples negocios que manejaba el padre de su hija.

-me tiene cansado-escuchaba como se quejaba de ella-la verdad me importa muy poco

-no confío en ella-le respondió aquel que era como su mano derecha-te va a vender, tenlo por seguro

-no lo hará-afirmó Scott con voz neutra-prefiero cortarle la respiración antes

La castaña tragó saliva y se quedó estática ante esas palabras.

-pues hazlo ya-sentenció quién lo acompañaba-no tenemos tiempo para esto, hay dinero en juego y no hay que permitir retrasos

Hubo un silencio sepulcral hasta que habló de nuevo.

-ordénale a Jason que la borre del mapa, sus quejas me sacan-hablaba decidido y casi cruel-en poco irá a recoger a la niña

-¿y qué hace con la mocosa?-preguntó su socio-

-que también la acabe-dijo como si no fuese la gran cosa-es linda pero tengo un hijo creo que dos o tres años mayor, él si tiene potencial

El cuerpo de Kate se estremeció y aturdida intentó correr sin tropezarse, necesitaba ir por su hija, ir por ella y huir lejos de aquel hombre que quería hacerles daño. Ella sabía que era cruel, jamás que inhumano.

Detrás del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora