Llego al almacén y fue directamente a abrazar al rubio. Niall al verlo suspiro mientras envolvía sus brazos en Zayn. Después de esa tarde en el café -y las que le siguieron- el ojiazul había comenzado a acostumbrarse a esa muestra de afecto.
Eso hacía a Zayn sonreír más que de costumbre.
—Buenos días, Ni.
—¿Qué asegura que lo sean? —Su pesimismo persistía, pero Zayn podía con ello.
—Nadie ni nada, sólo tienes que pensar que lo serán.
Niall suspiró y asintió con la cabeza, comenzando a clasificar algunas cosas y dando por terminada la conversación.
(...)
Comenzó a llorar. Sin motivo, ni razones. Sólo lo hizo en silencio. Mordía su puño para poder callar los sollozos; a pesar de que nadie podría encontrarlo en ese pequeño cuarto del almacén.
En cuanto vio que era el final de la jornada... salió corriendo.
Corrió y corrió hasta su hogar, sin mirar atrás o a los lados, a ninguna parte. Sólo quería llegar a casa.
Zayn fue tras él. Tenía el corazón como loco; debido a su poca condición física y el susto de casi ser arrollado. Llego a una casa vieja en la que el rubio había entrado. Niall, en su repentino ataque de tristeza dejo la puerta abierta, por lo que no le resulto difícil entrar. Encontró al irlandés hecho un ovillo y su corazón se rompió al ver como lloraba sin consuelo.
—Niall..
El mencionado lo miro asustado. Con esos ojos normalmente llenos de frialdad ahora mostrando nada más que tristeza.
—¿Q-qué haces aquí?¡Vete! No deberías verme así...—comenzó a hipar.
Se sentó a su lado y comenzó a acariciar su cabello en un intento de calmarlo. Cosa que de alguna manera funciono.
—¿Por qué haces esto? —susurro sin alejar al moreno.
—No quiero que estés triste.
Entonces Niall rio, una acción que no encajaba con las circunstancias del momento. Estaba completamente fuera de lugar; pero siguió haciéndolo de una forma tan preciosa que Zayn no pudo evitar besarlo.
