Su mirada estaba perdida en el techo, su mente divagaba en cualquier cosa que se le ocurriera. Eran cosas muy triviales y aburridas: aquel perro que vio fuera de la casa, esa planta que nunca regó...
Así estuvo unos minutos, hasta que sus pensamientos comenzaron a tornarse más oscuros; llenos de tristezas y arrepentimientos. Tantos errores que cometió, cosas que pudo haber hecho, palabras que nunca dijo.
Frunció el ceño y abrazo sus piernas. Ya no podía -ni hacía el esfuerzo de- ahuyentar las deprimentes cosas que lo carcomían por dentro. Su respiración se hacía más inestable y las lágrimas ya surcaban por su rostro.
Paro en seco al escuchar su celular. Era un número desconocido, pero por lo que decía el mensaje estaba más que seguro de quien era.
"Hey, Ni. ¿Te encuentras bien? No llegaste a trabajar." 9:02 a.m.
Suspiro, limpiando sus lágrimas con la manga de su camisa. Negó con la cabeza y siguió mirando al techo.
(...)
Zayn se preocupó al ver que el rubio no le había contestado. Aunque tal vez sólo se había quedado dormido, lo cual le alegro pues Niall habitualmente tenía unas grandes ojeras que el moreno atribuía a la falta de sueño.
Sonrío, porque el ojiazul merecía descansar.
—¡Zayn! ¡Deja ese teléfono y ponte a trabajar! —Gritó John. — ¿Dónde está Niall?
El moreno dudo en qué decirle a su jefe.
—E-el no vino... ¡pero yo haré sus deberes! —respondió antes de que John dijera otra cosa.
Este lo miro despectivamente.
—Pues apresúrate, porque no saldrás de aquí hasta que hayas terminado.
(...)
Zayn salió unas horas más tarde que de costumbre. Después de terminar con el trabajo de Niall y el propio, se dispuso a ayudar a sus otros compañeros. Estaba cansado, pero feliz. Prefería pasar la tarde entera en ese almacén que estar en su apartamento; un lugar solitario -además de pequeño- que sólo lo deprimía.
No podía permitirse eso, porque si él estaba deprimido... ¿Quién trataría de animar a Niall?
