Niall no se sintió con el derecho de permanecer en el lugar donde no era bienvenido, abandonó el lugar en cuanto vio al moreno perderse entre las calles. El frío de la ciudad recibiéndolo, ignorando qué hacer ahora que realmente está solo y su alma se congelaba rápidamente al darse cuenta de las consecuencias de sus actos.
Rio con tristeza, sintiendo todo como una pesadilla, producto de sus pensamientos pesimistas, y al mismo tiempo todo era una realidad evidente.
¿Qué esperaba? Se había acostado con alguien más, le había sido infiel a la única persona buena en su vida, le había mentido. No entendía cómo podía ser capaz de eso.
Se volvió a encerrar en su apartamento, evitando cualquier contacto con el alcohol o tabaco, sólo pensamientos dañinos. Le importaba poco si tenía que ir al almacén a trabajar, qué más daba si los despedían, lo habrían hecho tarde o temprano.
Niall sólo salía para ir al apartamento del moreno de vez en cuando, observando desde abajo cuando Zayn se asomaba por la ventana para fumar, cada día más cigarros que el anterior.
Ignoraba si el morocho había notado su presencia alguna vez. Preguntándose qué horribles cosas pensará sobre él, el odio era un sentimiento que creía más sensato. Estaba siendo demasiado cobarde como para ir y disculparse, para intentar que las cosas no fueran tan malas entre ambos.
Un día el humo ceso su salida de aquellos labios -que beso insuficientes veces- al igual que su dueño dejo de asomarse a la ventana. Supuso que esa era una buena señal, quizá Zayn estaba mejor. No lo extremadamente feliz como para fumar, pero tampoco tan triste como para tener la necesidad de hacerlo.
Esperaba que su filosofía tuviera algo de sentido.