Capítulo IX

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Ahora era su turno, debía describirme lo que quería que viviéramos ese día. Y yo estaba ansioso por saber que era.

"Transversal 23A #5a-35 Barrio Central Park. No fue tan fácil encontrar esa dirección, pero aquí estoy, vine a buscarte -me escribió- Por cierto, Cywka es un país muy lindo" Sonreí y asentí. Estoy listo -fue mi respuesta-

Yo me he alistado como si todo contigo hoy vaya a suceder personalmente. Me he cambiado (tenía mucho que no me arreglaba para alguien por cierto) y me he echado mi mejor perfume. No te rías de mi cabello, a veces lo traigo un poco desordenado. Pero el es así.
Un suéter blanco cubría la delgadez de su cintura y un amplio pantalón beige de botas anchas que combinaban con sus sandalias.
Sus cejas perfectamente delineadas y para nada me parecía que traía su cabello desordenado, de todo ello me di cuenta en la foto que me envió.
Mi suéter era negro, llevaba conmigo un Jean sencillo azul claro y mis zapatos eran negros también.
Ella comenzó la descripción:
El día es cálido, algo húmedo. El sol no termina de salir en su esplendor aunque el cielo está despejado por completo, el azul del cielo luce hermoso y las aves vuelan al compás de sus compañeras.
El día se presta para caminar, así que iremos caminando.

- Youseth Coffe no está nada cerca, eh -le dije-
- Ok, entonces caminaremos un trayecto y luego tomaremos un taxi, no hay problema.
- Asentí- de acuerdo.

Te tomo por la mano -continuó- tu haces un gesto de impresión placentera y sonríes sin mostrar tus dientes. Bueno, es mi turno de cuidarte -agregó- así que camina a mi lado y no te distraigas.
Pasamos por el Building Homeland, la edificación más alta de Northampton, sus luces led's blancas aún seguían encendidas. Algo raro, pero por la luz opacada del sol aún se distinguían y se veía genial. Me detengo y halo tu mano para que lo contemplemos.
- Saca tu móvil -me dijo-
- Hice gesto de intriga- Y eso, ¿cómo para qué? -deje de mirar el edificio y posé mi mirada en ella-
- Nos tomaremos una selfie con el edificio de fondo, bueno si quieres -dirigió su mirada de nuevo al Homeland después de haberme mirado-
- Me parece perfecto -se me iluminaron mis ojos- y... ¿por qué el mío y no el tuyo?
- El tuyo es mejor -Dijo mostrándome su SJ1, sonrió- en cambio es tuyo es un MG3. Tiene una mejor cámara. Saqué el teléfono y abrí la cámara.
- Ven, acercate -estiré mi mano-
Juntó su cuerpo junto al mío, pasó su mano sobre mi hombro derecho. Ella estaba en la izquierda, acercó su cabeza a la mía y sonrió. Hice lo mismo y en esa imagen quedó gravado nuestro momento.
- Tomemos el taxi, ¿vale? -me dijo-
- Claro que si.

Saqué mi mano para detener uno, le abrí la puerta y la invite a subir, le seguí.

Te sientas despegado de mi -me escribió- así que me acerco un poco y pongo mi mano el tu muslo, cerca de tu rodilla. Me miras y colocas tu mano encima de la mía. Sonrío.
- ¿Qué es lo que más te gusta de mi? -me preguntó-
- Guardé silencio por unos segundos- que saques tiempo para pasar conmigo -la miro a los ojos- eso lo agradezco y lo valoro muchísimo -Ella sonrió- y a ti, ¿Qué te gusta de mí?
- Coloco la mano en mi barbilla, dándote a entender que estoy pensando -prosiguió- me gusta que tengas la delicadeza de esforzarte por hacerme sentir cosas lindas -acarició mi mano- en serio.
- Lo hago con el mayor de los gustos, creeme.

-Le sale un gesto tierno en el rostro- estamos cerca -me dijo- ya casi llegamos.
Yo por mi parte dirigí mi mirada hacia el vidrio delantero del taxi comprobando que así era. Y fue precisamente así. Estábamos más cerca de lo que pensé.
El auto se detiene pronto y me bajo con rapidez para abrir la puerta del otro lado para que salga Alice. "Gracias Dom, muy amable" -fueron sus palabras-
Tomamos una mesa para dos, tu halas mi silla para darme lugar -escribe Alice- y luego de haberme sentado, colocas las manos en mis hombros haciendo una caricia y procedes a sentarte tú. La mesa tiene un mantel de cuadros con colores cálidos y bajos, las sillas son de una madera blanca y están pintadas con pintura mate.
Desde en medio de la mesa se eleva un parasol enorme, el cual pedidos que sea retirado, interrumpe nuestra vista y además, no hay sol del cual protegernos en esta mañana.
El mesero llegó a anotar el pedido:
- ¿Qué desean?
- Café Colombiano por favor. El mejor del mundo -se me adelantó Alice- si tiene Café Juan Valdés, ¿verdad?
- Por supuesto.
- Así que El Café Colombiano es el mejor del mundo. No lo sabía -le dije-
- Bueno, ya era hora de que lo supieras. Tiene tantas cosas mi hermoso país -Dijo entusiasmada-
- ¿Sí, como cuales?
- Bueno, aparte de tener el mejor café del mundo, tiene las esmeraldas las lindas de la tierra, es el segundo país que más exporta flores, pero además de eso también se exporta carbón, petróleo, banano y muchas otras cosas. Sin contar de qué en Santa Marta, tenemos la bahía mas linda de América. Tenemos diferentes razas de indígenas, gran parte del Amazonas está en nuestro país, de hecho el río pasa por allí, hay gran diversidad de fauna, flora, platos, costumbres, acentos, música. En fin, somos uno de los países más alegres del mundo, el segundo creo. Somos la casa de Shakira, Carlos Vives, Juanes, García Márquez, entre otros... y pues no terminaría hoy si sigo.
- Me sorprendo- deberé visitar Colombia un día de estos.
- Sí, espero que sí -Dijo sonriendo Alice-

Inminente a esto, trajeron nuestro café. Ese color tan oscuro distintivo del café colombiano, su sabor puro del campo y la revitalización que produce en el cuerpo.
- Es Delicioso -Dijo ella-
- Sí, si que lo es -dije saboreando mis labios- gracias por dármelo a conocer y probar.
- No es nada, quiero darte lo mejor.

Yo recosté mi cabeza junto a la suya, e inclinando mis labios hacia su hombro, lo besé, sentí como el aroma de su perfume excitaba mi piel, hacía que estuviera erizada, mientras ella sonría al dar un sorbo al café.
     - Gracias cariño -dije después de eso-
     - Sé que no es nada fácil esto de tener una relación a distancia, pero me siento bien intentándolo contigo, creeme. Es más, siento ganas de seguir adelante con esto, de verdad. Quiero que juntos hagamos todo lo posible porque las cosas marchen bien.
     - No sabes cuánto me alegra escuchar eso, estoy dispuesto a lo mismo y quiero que estés segura que siempre pondré lo mejor de mí parte para esto se dé, de la mejor manera.

La plática se hizo amena, el café mas delicioso, el momento más agradable y el tiempo pasó sin que nos diéramos cuenta.
Acerqué mis labios a los suyos, Alice me miró a los ojos. Tomé sus mejillas en mis manos, escuchaba su respiración agitada, ella miró mis labios. Me acerqué un poco más. Ella me detuvo.
     - No -Dijo implacable-
No entendía la situación, pero no dije ni una sola palabra al respecto. Me retiré y bajé mi mirada.
     - Lo siento
De pronto se acercó ella rápidamente y besó mis labios y con la misma agilidad y sutileza, se echó atrás

Distante Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora