Capítulo XIX

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Me desperté temprano, y allí estaba ella a mí lado, no era un sueño, de veras era una realidad y Alice estaba amaneciendo junto a mí. Sonreí ante el hecho. Cariñosamente acaricié su mejilla y posé mi mirada en ella, lucía tan tierna, eche a un lado el cabello que estaba sobre su frente y colocando mis labios sobre esta última la besé. Ella medio abrió los ojos para mirarme y sonrió, volvió a cerrarlos. "Que todo el cariño que siento recorra tu ser, acariciando cada rincón de tu alma y que suavemente te besen el corazón mis mimos, te quiero muchísimo Alice" -dije estando también con los ojos cerrados-
Ella levantó su torso inclinando su rostro hacia mí sin darme cuenta y sin decir nada me besó muy despacio, acariciando sus labios con los míos, "también te quiero mucho Dom" -dijo después- yo abrí mis ojos y me encontré con los de ellas justo en frente de los míos.
- ¿Cuántas mañanas llevas despertando a mi lado?
- Cinco mi amor -dijo volviéndose a la postura que estaba, la cabeza sobre mi pecho-
- Y apenas hoy puedo sentirte tan cerca de mí desde el amanecer -intenté juntar más su cuerpo al mio haciendo fuerza con mi brazo-
- Llevo besándote, abrazándote y hablándote todos estos días amor, pero apenas entre ayer y hoy, he podido mirarte a los ojos y escucharte hablarme.
- Has podido violarme aquí y más sin embargo no saberlo -reí-
- No te violaría amor, no dormido -sonrió sin abrir sus ojos- pero dejame dormir por favor. Estoy muy cansada. Te he cuidado como a un bebé todos estos días.
- Claro preciosa, duerme -dije acariciando suavemente su abdomen-

Sí, llevaba días cuidándome como a un bebé. Estando yo inconsciente, en un crítico estado, a miles de kilómetros de su hogar cuidando de alguien a quien sólo le había hablado por teléfono. ¿Qué más podía pedir yo de ella?
Ahí estaba, a mi lado en la cama de una habitación de un hospital de Northampton, Cywka. Arriesgando a venir a un país con problemas sociables y políticos, exponiéndose y estando lejos de todo lo que podría significar su mundo, éramos dos almas encontradas en medio de miles de millones en el mundo, dos seres conectados en un universo tan inmenso. Debía tener mucha fortuna por tenerla.

Aún no comprendía qué había terminado de pasar aquella noche, si en realidad las cosas habían mejorado en la ciudad, si seguían iguales o peor. Pero ahora no me importaba más, que disfrutar de mis momentos con Alice.

Distante Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora