Capítulo XXI

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Realmente disfrutaba de la compañía de Alice, ella era quien me sustentaba emocionalmente, quien me daba a diario muchos ánimos. Y lo que más me gustaba de todo esto, era que poco a poco podía ir conociéndola mejor. Aparte de eso, mi salud estaba mejorando considerablemente. La herida que tenía estaba sana casi que por completo, tanto como por dentro, como lo que tenía que ver con la cicatrización.

- Dom -dijo Alice entrando corriendo al cuarto- mira, es papá. Quiere hablar contigo.

Tomé el teléfono un poco confundido y lentamente lo llevé hasta mi oído. "Hola" -dije despacio-

- ¿Cómo estás Domenico? -preguntó el padre de Alice-

- Bien, ¿qué tal usted? -pregunté un poco más entonado-

- Bueno, bien gracias. ¿Ya sabes cuándo te darán de salida?
- Dentro de un rato viene el médico a darme valoración. Ya veremos que dice.

- Esperemos que salga todo bien.

- Claro, que así sea. Me gustaría preguntarle algo señor -dije haciendo señas para que Alice saliera de la habitación- ¿Cómo reaccionó cuando supo que Alice había atravesado medio mundo en una noche? -pregunté después que Alice huno salido-
- Créeme, me puse como loco. Por poco y me voy atrás a buscarla y a traerla de los cabellos -soltó una carcajada- no mentiras, exagero -dijo teniendo un tono más serio- tanto su madre como yo no entendíamos nada y en primera instancia no hicimos más que molestarnos y regañarle, discutimos mucho la primera vez que hablamos, pero lo que nos hizo bajar la guardia fue el hecho de que nos dijera lo mucho que te quería y nos preguntamos: ¿cómo puede querer de tal manera a alguien que está tan lejos? Pero nuestra duda no demoró en ser aclarada.

- ¿Qué les dijo? -pregunté intrigado-

- Tú debes saberlo mejor que nosotros. Pero... nos dijo todo lo que has hecho para que ella se enamoré de ti. De hecho nos preguntamos: ¿cómo es eso posible? Pero ella poco a poco nos contó las cosas que "vivían juntos" los momentos que de manera escrita visionaron a miles de kilómetros de distancia. Allí entendí porqué Alice se cambiaba pero no salía a ningún lado, dentro de su mente y alma estaba contigo. Nos conmovió el corazón a mi esposa y a mí ver la dulzura con la que hablaba de ti y decidimos apoyarla, apoyarlos Dom.

- Cuanto se los agradezco. No saben cuanto me ayuda saber eso.

- Sólo hay algo que me preocupa a decir verdad.

- Dígame, ¿qué es?

- Si Alice volverá o no.

- Sí volverá señor.

- ¿De verdad? ¿Ya lo estuvieron hablando?

- No, pero yo entiendo que no ha culminado sus estudios y sé que aún es una chica de casa y que es difícil tanto para ella como para ustedes estar separados de esta manera. Así que le diré que vuelva, no sé qué dirá y lo más probable es que no esté de acuerdo, pero la convenceré. Ya después podremos arreglar lo que será nuestra relación.

- Sé que será difícil también para ustedes separarse ahora.

- Claro que sí, pero deberá volver y yo iré a visitarlos una vez esté del todo mejorado.

- ¿Tienes facilidades para venir? De lo contrario podría ayudarte con algo.

- Sí señor Germán, puedo hacerlo fácilmente, no se preocupe.

- Muchas gracias hijo, se lo agradezco.

- Soy yo quién tiene que agradecer. No se preocupe.

Justo en el momento en que colgué la llamada entro Alice y me preguntó:

- ¿Qué te dijo?

- Hablamos un par de cosas, pero en esencia, deberás volver a Colombia.

- ¡¿Qué?!

Distante Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora