El precio por la libertad

93 7 4
                                    

Sentí como algo cálido y suave acariciaba mi rostro mientras yo dormía haciendo así que mi sueño se disipara y no pudiese dormir más, abrí los ojos un poco y fijé mi vista en la de mi querida Alma quien se encontraba mirándome fijamente mientras seguía delineando la curva de mis labios con sus ágiles y largos dedos.

-Buenos días Lix- susurré para que se diera cuenta de que ya me había despertado.

-Buenos días Sky- murmuró él y se acercó a mí para depositar un cálido y tierno beso en mi frente lo cual me hizo sonreír como una tonta.

-¿Que tal estuvo tu noche?- esperaba que me dijese que las pesadillas habían parado y que todo estaba bien porque no había nada que deseara más en ese momento que el saber que Obelix estaba bien.

-Gracias a ti fue la mejor noche que he pasado en años- solté el aire que no sabía que estaba reteniendo y lo mire con una sonrisa dulce mientras me prometía a mi misma que todas las noches le iba a ayudar a dormir aunque eso me costara mi propio sueño.

-Me alegra mucho escuchar eso, Lix- pose mi mano sobre su mejilla y sentí como él recargaba el peso de su rostro en mi palma lo que me pareció un gesto muy dulce incluso viniendo de un chico que era de aspecto y carácter fuerte.

-¿No me dejarás solo verdad?- su pregunta cargada de súplica y miedo me rompió el corazón, ¿como alguien era capaz de dañar a un ser tan bueno y noble como lo era mi Lix?, No cabe duda que en el mundo se pueden encontrar muchos tipos de personas y por desgracia fueron bestias las que le tocó conocer a él.

-Jamás te dejaré sólo- susurré con mi mejor sonrisa genuina y lo vi directamente a los ojos esperando a que creyera en mi palabra, vi como trataba de regresarme la sonrisa pero le salió más una mueca lastimera. odiaba verlo de ese modo, como un niño asustado e indefenso.

-Gracias Sky- su mirada estaba también clavada en la mía y el aire se hizo un poco más pesado en ese momento, tanto que podía sentir como nuestras respiraciones que de pronto estaban aceleradas se mezclaban, eso me ponía nerviosa.

-¿Estaría mal si te beso ahora?- sentí como la sangre subió a mis mejillas cuando él hizo esa pregunta tan repentina pero antes de que pudiera siquiera abrir la boca para responder alguien más lo hizo por mí.

-Sería la peor decisión de tu vida- la voz de Andrew penetró mis oídos y no pude evitar soltar un gruñido de exasperación y poner los ojos en blanco.

-¿Qué quieres ahora, perro?- reí cuando escuche su bufido y voltee a mirarlo con mi típica expresión fría aunque por dentro tenía una sonrisa de diversión y muchas ganas de joder.

-Ven conmigo, tendrás otra habitación- me extendió su mano con seguridad pensando que la tomaría sin miramientos pero en lugar de tomarla me senté sobre el regazo de Lix y lo abrace por el cuello.

-Yo me quedo con mi Alma- vi como la cara de Andrew pasaba de exasperación a enojo en menos de un segundo por lo que me trague una carcajada y lo mire desafiante.

-La única cama que puedes compartir es la mía, ¿entendido?- me daba gracias que en su diminuto cerebro pensaba que yo haría caso, pero ya todos sabíamos cuál era la respuesta.

-No quiero- me limite a responder esas dos palabras y esperé su reacción sintiéndome orgullosa de mí misma por no dar a conocer ninguno de mis sentimientos y simplemente desafiarlo con altanería y recelo.

Él abrió la boca seguramente para soltar una sarta de estupideces pero antes de que alguna de ellas saliera de sus labios uno de sus guardias se le acercó por detrás y le susurró algo al oído, traté de enfocarme en sus palabras para saber de lo que hablaban pero me fue imposible ya que el hombre que había llegado a buscar a Andrew hablaba en voz demasiado baja.

Ninfas De La Música (En edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora