Después de discutir mucho con las Sabia por su apresurada decisión sobre la fecha del ritual, al final perdí la discusión y tuve que conformarme con el hecho de que me dejaran ser la única guardiana del portal, claro siempre y cuando obtuviese el poder de Asenet.
Me habían dado un escaso momento para que mis amigos mas cercanos me desearan suerte por lo que Megan, Tara, Sia, Angela y Obelix me habían hecho una mini fiesta de buena surte que acabo mas rápido de lo que deseaba y de un segundo a otro tuve que irme.
Me encontraba en el centro del prado que había sido decorado con hermosas flores de todos los tipos a excepción de que todas eran de color blanco, había dejado que las chicas peinaran y decoraran mi cabello con unas pequeñas perlas que se incrustaban en la parte interior de mi trenza de cola de sirena, a decir verdad me veía totalmente hermosa con aquellas pequeñas y relucientes esferas.
Me sentía algo nerviosa, ¿que pasaría si yo en realidad obtenía el poder de la Ninfa más poderosa que había existido?, no estaba segura de ser merecedora de tanto poder y mucho menos estaba segura de ser capaz de cumplir con tal responsabilidad.
Tan solo tenia 400 años, !aun era una niña¡, de acuerdo tal vez exagero un poco pero es demasiado a lo que me estoy comprometiendo, me alaga que todas tengan tantas expectativas en mi persona pero eso solo incrementa mi nerviosismo e inseguridad.
Comencé a caminar de un lado a otro como una loca esquizofrénica pensando en una manera de anular todo esto, mi subconsciente me repetía cada vez más constante y alto que no era capaz de lograr algo tan importante y valiente como esto.
En mi mente solo pensaba "soy una Ninfa insignificante comparada con Asenet, ¿por que habría de ser precisamente yo su sucesora?, eso es imposible"
Escuche como las Sabias me llamaban al escenario que habían improvisado para la ceremonia y seguido a eso los estruendosos aplausos de mis compañeras que me animaban a subir y demostrar mi grandeza y capacidad.
De una manera muy lenta y desanimada me aproxime al altar de piedra donde se encontraba la rosa congelada.
Era totalmente magnifica a pesar de estar petrificada por el hielo, su color era de un rojo vivo y penetrante ademas de que no poseía ni una sola espina, simplemente hermosa y digna de cargar ese poder.
Por unos segundos me quede admirando la belleza de aquella flor hasta que un leve resplandor me hizo fruncir el entrecejo levemente, los pétalos de la rosa tenían un color dorado en las puntas y parecía como si este se estuviese derramando en la piedra.
Me quede maravillada por tal espectáculo y mis manos de manera inconsciente se acercaron a la rosa que poco a poco se derretía sin que yo la hubiese tocado aún.
Cuando al fin tuve la flor entre mis dedos la acerque a mi nariz y aspire fuerte su exquisito perfume, su olor no era como el de cualquier otra rosa, olía a calor y a amor, a una mezcla perfecta del dolor y la felicidad, olía a la dulzura de la vida y a la amargura de la muerte, olía a poder.
La rosa poco a poco se fue funcionando con mi cuerpo hasta que de una manera poco común me eleve y resplandeci con una vitalidad extraordinaria que incluso yo me sentí sorprendida por ello.
Si, podía sentirlo, sentía como el poder y la energía fluían por mis venas y cada parte de mi cuerpo haciendo así que me sintiese invencible, me sentía un ser indestructible y despiadado, me sentía como la mismísima Asenet.
-¡No dejes que te domine Sky!- escuche a lo lejos el preocupado grito de Eva el cual me hizo reaccionar enseguida.
¿Pero que demonios pensaba?, yo no era ni por asomo un ser indestructible y mucho menos era una mujer despiadada, mi cuerpo descendía de la altura de manera lenta y conforme tocaba el suelo el brillo también disminuía.
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Ninfas De La Música (En edición).
FantasyEsta es la historia de cuando el ser humano llevo casi a la destrucción el planeta cuyo único propósito era ser un refugio. -Los humanos son seres destructivos, son una plaga que se debe mantener bajo supervisión- La inesperada aparición del mundo m...