Sus labios eran de contextura suave y tenían un sabor dulce que movió algo dentro de mí, sin duda la conexión que la Diosa luna había creado entre ambos, incluso antes de que naciéramos, me afectaba un poco también.
No quería corresponder a su repentino asalto contra mí, pero la brutalidad con la que sus labios se movían sobre los míos me hacía imposible estar quieta o rechazar su beso.
Me sentía acalorada, de todas las cosas de las que lo había creído capas.......esta jamás se me cruzo por la mente.
No tenía idea de cuantos minutos habíamos estado de esa manera, parecieron eternos y al mismo tiempo muy cortos, Andrew despertó algo dentro de mi cuerpo que no había sentido jamás.
Deseo.
No podría lograr entender cómo se sentía el cariño hacía un mate o como era la conexión en su totalidad, pero si podía sentir levemente que algo pasaba entre los dos, nuestros futuros estaban entrelazados por una fuerza mayor.
Cuando finalmente se alejó de mí y permitió que mis pulmones tomaran todo el aire que había estado necesitando hace algunos segundos, nuestros ojos conectaron, en su mirada aún podía notar los vestigios de la rabia que anteriormente había sentido al darse cuenta de lo que había hecho.
Pero ahora también había satisfacción en aquella profunda mirada, él sabía que yo ahora podía sentir esa unión que teníamos y que eso mismo sería lo que me impediría volver a actuar en su contra.
Con toda la fuerza que soy capaz de reunir lo alejo de mí, me encontraba agitada y confundida, estos sentimientos no estaban bien, él era el enemigo y eso era algo que debía tener presente hasta el final.
Intenté atraer a mi memoria cada suceso en el cuál había visto todo el sufrimiento que ellos habían infringido en mi vida y la de los demás, pero en mi cabeza las únicas imágenes que se seguían reproduciendo eran las de él usurpando con su lengua el interior de mi boca.
-Es momento de acabar con toda esta mierda- salgo de mi ensoñación abruptamente cuando él me toma con fuerza por el brazo y me arrastra escaleras arriba, fuera de aquel lugar desierto donde minutos antes había visto el mismos infierno.
-Suéltame, ¿A donde vamos?- mi voz parecía turbada y le faltaba la misma seguridad que había tenido antes, sin embargo al verlo con los ojos completamente oscurecidos y el agarre brutal que aferraba en mi brazo, la valentía de la que era poseedora había desaparecido momentáneamente.
Él no respondió a ninguna de mis preguntas, se limitaba a caminar a grandes zancadas por corredores que para mí lucían iguales.
Cada rincón de este enorme lugar tenía el aspecto de haber salido de un castillo medieval, con sus enormes Torres y paredes de ladrillo gris que hacían parecer que eran impenetrables.
Después de haber dado media docena de vueltas y subido un par de escaleras más, llegamos a lo que parecía ser la habitación del Alpha.
Las puertas eran dobles de caoba oscura y barnizada, en el centro de cada una pendía la insignia de la manda de Andrew la cual era un sol de llamas negras.
Algo curioso considerando que su Diosa era la luna.
Sin siquiera darme tiempo a replicar me lanzo dentro de la habitación haciendo que estuviera apunto de perder el equilibrio y caer al suelo, lo miré con total indignación mientras él se mantenía recto frente a la puerta, me paré derecha ante su imponente figura y traté de poner en orden mi cabeza y sus locas emociones absurdas.
-No puedes tenerme aquí contra mi voluntad, tengo que estar con Obelix o algo malo podría pasarnos-
Ni siquiera se inmutó, su mirada me recorría de una manera tan intensa que mantener los ojos puesto en él me resultaba demasiado incómodo, parecía querer lanzarse sobre mí en ese preciso instante y la sola idea de que lo hiciera me ponía los pelos de punta.
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Ninfas De La Música (En edición).
Viễn tưởngEsta es la historia de cuando el ser humano llevo casi a la destrucción el planeta cuyo único propósito era ser un refugio. -Los humanos son seres destructivos, son una plaga que se debe mantener bajo supervisión- La inesperada aparición del mundo m...