La oscuridad de la noche era tan espesa que mitigaba incluso la luz desprendida por los faroles en la calle. La madrugada había avanzado y Justin sentía el cosquilleo de la ansiedad recorrer su cuerpo. Apoyó la espalda contra la camioneta mientras observaba a Claire despedirse de un hombre en la vereda frente a él.
Cuando encontró la furgoneta vacía horas antes, sin rastros de la chica, tuvo la sensación de que cada parte de su cuerpo se paralizaba, incluido su corazón. No pudo negar el miedo que tomó posesión de él, delatando que se preocupaba por ella. Lo había hecho desde el principio, esa era la razón por la que él estaba en esa misión, pero también por ese mismo motivo la estaba retrasando. Tenía que poner en práctica su determinación pues había mucho mas en juego que sus propios dilemas.
Claire compartió un abrazo con el vagabundo e intercambio unos murmullos antes de cruzar el pavimento. Miró a Justin mientras se acercaba, guardando la cautela en sus ojos. No confiaba en él, pero era necesario huir de ese lugar para seguir con vida, y el joven resultaba ser la única vía de escape. Aceptó la propuesta de marcharse juntos, yendo preparada en esa ocasión. Con imperceptible disimulo, el hombre que acababa de despedir le había entregado aerosol de pimienta y una pequeña navaja. Él tampoco parecía fiarse por completo de Justin, y le había sugerido que utilizara esos objetos en el caso de requerirlo.
Finalmente estuvo de pie a escasos centímetros muchacho. Ambos mantuvieron el contacto visual firme y ella una expresión neutra en su rostro. Justin sonrió y, sin mover la mirada, abrió la puerta que se encontraba a su izquierda, revelando el asiento de acompañante. Antes de que Claire pudiera ingresar al vehículo, el brazo de Justin se interpuso como una barrera. Arrastró sus ojos por la figura de la muchacha con mera atención. Frunció el ceño en cuanto terminó de escudriñarla.
—¿Qué le pasó a tu ropa?— Inquirió, referido a las pocas rasgaduras de su camiseta.
—Nada... yo... unos sádicos pervertidos— Ella titubeó sin poder evitarlo.
Justin se pasó las manos repetidas veces su cabello, desordenando varios mechones. Murmuró un par de insultos antes de mascullar:
—Dime que no te han hecho daño.
El atisbo de súplica pasó desapercibido para Claire. Ella hizo un gesto negativo con la cabeza y montó la camioneta. Abrochó su cinturón de seguridad mientras Justin se acomodaba detrás del volante. La chica recorrió el interior de la furgoneta con un vistazo.
—¿Dónde está Tyler?— Interrogó.
—Él está bien— Respondió Justin, impertérrito, poniendo el motor en marcha. Avanzaron pocos metros hasta que él habló de nuevo: —A ver, linda, muero de curiosidad... ¿en qué rayos estabas pensando cuando te fuiste?
Claire inspeccionó la postura de su compañero por el rabillo del ojo. La tensión en sus músculos había desaparecido y su cara había recuperado la mueca burlona habitual, mas su voz denotaba gravedad.
—Sé que tienes algo en mente, tú, anarquista. No sé que es, pero sé que me involucra y que no es bueno para mí— Expuso sus conjeturas. —Sólo te pido que si vas a matarme, sea rápido— Desafió.
El conductor pisó los frenos de repente. A pesar del cinturón de seguridad, Claire tuvo que hacer un esfuerzo para no inclinarse hacia adelante cuando la furgoneta se detuvo. Justin desvió su cuerpo a un lado, acercando su torso a la muchacha. Tomó el mentón de ésta bruscamente y la obligó a mirarlo fijo .
—No dejaré que te suceda ni una maldita cosa, Claire. Estás a salvo conmigo— Aseguró con tal convicción que las sospechas de ella tambalearon.
Condujo el siguiente tramo sin emitir sonido. Claire también se unió al silencio, concentrada en la vista que ofrecía la ventana. El paisaje se estaba volviendo conocido para ella y eso encendió la esperanza que no había sentido desde el comienzo La Purga. Identificó las cercanías de su barrio. Estaba próxima a su hogar.
La sangre corrió con rapidez por sus venas, impulsada por la emoción, cuando las ruedas del vehículo estuvieron sobre el puente por encima del lago artificial que delimitaba la entrada a Bridge Way. Una vez ingresado al mismo, Justin tomó la dirección equivocada, girando el volante a la izquierda, a lo que ella corrigió:
—Mi casa queda hacia el éste.
—Lo sé. Tomaremos otro camino— Determinó él.
—¿Bordearas el barrio? Eso tomará el doble de tiempo— Advirtió.
La confusión de Claire aumentaba a medida que Justin doblaba por calles que no tenía sentido transcurrir para alcanzar el destino que pretendían. Entonces divisaron un auto envuelto en llamas y varias personas alrededor del mismo unas cuadras mas adelante. Algunas bestias estaban cometiendo un atroz acto asesino. De inmediato Justin desvió la camioneta a un callejón sin salida y apagó tanto el motor como las luces.
—¿Crees que nos han visto?— Inquirió Claire, preocupada.
—No lo creo, pero vamos al montacargas por si acaso— Sugirió él.
Ambos se adentraron a la parte trasera de la furgoneta, y esa vez quedaron sumidos en la oscuridad total. Estando allí sentada, la negrura se cernía sobre Claire como si se encontrara en la nada misma, inquietándola. Sintió el cuerpo de Justin acercarse a ella y luego los brazos del chico rodeándola. Extrañamente se dejó consolar por ellos de nuevo.
Pasados unos momentos, la mejilla que Claire apoyaba sobre el pecho del muchacho percibió la vibración mientras él hablaba:
—La primera vez que te vi rondabas por los barrios bajos...— Empezó a relatar, sorprendiendo a la chica con su declaración. —...Estabas preciosa. Anhelé hablarte, pero cuando estás metido en conspiraciones anárquicas y ves una persona de zapatos caros ingresar a tu territorio, tienes que desconfiar— Se burló, más su voz se tornó tensa en sus siguientes palabras: —Sin embargo me acerqué a ti. Muchas veces. Me crucé de forma casual a tu lado o incluso frente a tus ojos... y no me prestaste atención. Entonces, como el completo idiota que soy, me paseé por los lugares residenciales al tiempo que tú lo hacías o aparecí en el edificio de tu instituto al concluir el horario de clases... y seguiste ignorándome. Jamás me miraste, Claire. No me miraste ni una sola vez.
El grado de resentimiento en el tono de Justin y la fuerza que había intensificado en el abrazo no alarmaron a la muchacha. Ella estaba interesada en la historia y la asaltaban sensaciones de confianza hacia ese hombre por primera vez, por abrirse contando esos detalles.
—Si lo que dices es cierto, no estaba enterada de nada— Admitió.
Él dejó que una risa silenciosa escapara de sus labios, descargando la rigidez y recobrando su actitud distendida.
—Lo sé. Fue por eso que estaba tan enfadado. Después de todo ese tiempo acosándote ni siquiera te diste por aludida. Te lo juro, bonita, me hiciste sentir pésimo. Creí que yo no era suficiente, que no tenía suficiente para que al menos notaras mi existencia. Me llené de enojo hacia ti...— Inhaló prolongadamente y luego exhaló de igual manera. La joven se meció con aquel movimiento y se apegó aún más cerca. —Lo siento. Sólo quería que me vieras.
Una explosión produjo un ruido demasiado alto, lo que delató que había ocurrido cerca del vehículo. De inmediato, un resplandor naranja se coló por las ventanas blindadas, iluminando débilmente el montacargas. Claire no le prestó mayor atención a aquello. Aprovechó la tenue luz para separarse de Justin y mirar su rostro, analizando lo que había revelado.
—¿Estás diciendo que me secuestraste en plena Purga sólo para que te viera?— Interpretó, asombrada.
Justin apretó sus labios y realizó un lento movimiento negativo con su cabeza, rechazando esa idea, pero en sus ojos turbados se traslucía una verdad peor. Se tomó un instante antes de confesar:
—Pedí este puesto para estar contigo, pero era una misión premeditada por alguien más. Durante ésta noche descubrí que no estás al tanto de nada y no creo que entiendas, pero Claire... estás en el medio de la lucha rebelde. Tú eres un elemento fundamental para los anarquistas.
-TatianaRomina
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The Purge: 12 horas para sobrevivir
Short Story'Al sonar la sirena, todos los crímenes, incluido el asesinato, serán legales por doce horas. Los servicios de emergencias no estarán disponibles hasta que se acabe la Purga. Que Dios los acompañe'. "Las calles se teñirán de rojo cuando la gente sue...